La insólita fuga de un detenido por drogas en plena Nochebuena
Lo habían pescado en un control de rutina con estupefacientes. Quedó preso en la sede policial de San Luis al 3200, pero en la madrugada de Navidad se escapó. Cuando llegó Fiscalía, encontró que las cámaras de video apuntaban para abajo. Sospechan alguna relación con el tiroteo a una camioneta policial.
La historia es insólita y parece una ficción de Hollywood, pero pasó en Rosario, en plena Nochebuena. A la misma hora en que las familias rosarinas levantaban sus copas para brindar, alguien que había sido apresado con drogas el día anterior se escapaba de la dependencia policial en la que estaba alojado, la vieja comisaría 6ta de San Luis al 3200, donde hoy funcionan oficinas del Departamento Antinarcóticos la Agencia de Investigación Criminal (AIC). Además, un rato después hubo una tremenda balacera en la que dos jóvenes con ametralladoras cosieron a balas una camioneta del 911 en cercanías del Casino City Center. Y según una hipótesis de trabajo de Fiscalía, ambas causas podrían estar conectadas.
Entre los elementos que permitirían vincular la fuga del detenido con el inédito ataque en la zona sur al móvil policial, está el nombre del abogado que defiende a los imputados por el ataque con ametralladora y al evadido: se trata del mismo especialista en Derecho Penal.
Parte de esta información se empezó a conocer en la mañana de este miércoles 29, durante la audiencia que llevó adelante el fiscal José Luis Caterina en el Centro de Justicia Penal. Su imputación recayó en el único agente que durante Nochebuena había quedado a cargo de controlar que no se escapara el detenido.
Un control de rutina con final sorpresivo
El inicio de la historia es también insólito. El 23 de diciembre, en un control de rutina de tránsito, se le pidieron papeles a un joven que manejaba un auto en la calle. El conductor dio un nombre falso, pero alguna actitud sospechosa de su parte derivó en una revisión del vehículo y un pedido de más documentación: así se comprobó que la identidad era falsa y que el hombre en cuestión era Maximiliano Fabian Pioli, quien además tenía drogas consigo. Por ese motivo se lo detuvo y se lo alojó provisoriamente en el edificio policial de San Luis al 3200, donde funciona la División Antinarcóticos de la AIC.
Por tratarse de un delito federal, vinculado al tráfico de estupefacientes, el caso recayó en la Justicia federal. Así, el 27 de diciembre estaba previsto que Pioli declare ante el juez Marcelo Bailaque. Pero la fecha pasó y el detenido no fue a los Tribunales: es poco antes había hecho la "Gran Houdini".
El gran escape
La imputativa que se presentó este miércoles es contundente: incluye testimonios de agentes de la fuerza, el registro del calabozo y hasta capturas del libro de actas de la repartición policial. Lo que se verifica allí es que Pioli había ingresado el 23 de diciembre a la sede policial y que se escapó entre las 20 y las 2.40 de la madrugada navideña. También consta que ante los policías que lo habían cuidado antes de fugarse, insistía con que su apellido era "Vallejos". Lo único que no consta en el acta es si alcanzó a comer pan dulce con quien debía custodiarlo, antes de profugarse. De todos modos, será difícil verificarlo, porque cuando Fiscalía revisó el edificio de la División Antinarcóticos, advirtió que que las cámaras de seguridad apuntaban al piso. "Es que hace tiempo que no funcionan", fue la explicación de los uniformados a cargo.
El oficial Hugo Rivero, imputado por el fiscal Caterina, es quien había quedado a cargo de custodiar a Pioli durante la Nochebuena, ya que ingresó a su turno a las 20. Y unos minutos antes de las tres de la mañana, cuando llegaron una subinspectora y un suboficial, el detenido ya no estaba. En el lugar, había un candado forzado.
En la audiencia, Caterina le planteó al oficial Rivero: "Usted como oficial de cuarto y guardia no observó los deberes de cuidado propios de su función en relación al control de un único detenido alojado en el lugar, quien además ya había evidenciado su peligrosidad procesal al declarar una identidad falsa al momento de su aprehensión, por lo que debió haber redoblado dichos deberes". Por ello, el agente fue imputado por "favorecimiento doloso de la evasión en concurso ideal con el delito de abuso de autoridad, por no ejecutar las leyes a su cargo".
Otra causa, la misma noche
En la madrugada del 25 de diciembre, cuando nadie más que el agente Rivero y un par de compañeras suyas sabían del escape de Pioli, otros uniformados vivieron una situación muy particular. En las cercanías del Casino City Center, una camioneta de la policía es recibida por balas de ametralladora, cuando patrullaba en la zona.
Luego de conocido el atentado, desde la Policía se explicó que el móvil del 911 que había recibido más de 60 disparos "estaba buscando a un evadido por robo". Unos días más tarde se conoció que esa información no era tal. A quien estaba rastreando la fuerza era a Pioli, que tenía domicilio fijado en barrio Las Flores. "Lo de la ametralladora fue en la zona del Casino. Y muy cerca de ahí vive Cele, la madre de 'Guille' Cantero". Este último dato, lo vamos trabajar en próximas pesquisas", relató una fuente de la investigación que pidió a RosarioPlus reserva de su nombre.
Poco después, aunque sin que trascendiera públicamente, se consiguió dar con los presuntos autores del ataque a la camioneta policial. Son dos jóvenes, que serán imputados por el fiscal David Carizza, por tentativa de homicidio calificado.
Nombres que se repiten
El abogado que defiende al joven que había sido detenido portando drogas y manejando un auto con identidad falsa, al que el Comando detuvo y dejó escapar la AIC, es el doctor Chiesa. El mismo letrado se presentó luego como abogado defensor de los pibes que dispararon con una ametralladora al móvil policial.
En la audiencia imputativa, el fiscal Caterina puso el foco en el dato antes mencionado: la cámara de video que estaba dada vuelta. Dice el acta: "A continuación se observa un cámara de filmación ubicada en la pared externa de la dependencia y la misma se encuentra enfocando hacia el suelo, por lo que se pregunta la Crio. Farías si ese artefacto funcionaba y el mismo manifiesta que no, ya que la misma se encuentra desactivada desde mucho tiempo atrás, destacando que es la única cámara de video vigilancia de la dependencia".
"Tenemos que ver si andaban las cámaras de la sede policial. Si no andaban y no lo habían denunciado antes, sería un escándalo. Y si las dieron vuelta esa noche, quedaría incluso más grave", aseguró la misma fuente en el MPA que habló con este medio. Que señaló sobre la coincidencia de abogado para los dos temas: "En estos temas hay que acumular pruebas y recolectar evidencias. Pero en la vida cotidiana suele decirse que cuando ladra, tiene cola y cuatro patas, es porque es un perro".