Misterio por la aparición de un auto incendiado cerca del Autódromo
Un Toyota Corolla calcinado que la AIC encontró en una calle de tierra cerca del autódromo había sido robado el 23 de julio. Se evaluó como la primera pista para dar con los autores del asesinato de un niño de 13 años en una balacera en barrio Emaús, pero ya lo descartaron.
Mientras este mediodía la familia de Lucas Vega sigue velando a su hijo en una sala de barrio Belgrano, la Agencia de Investigación Criminal confirmó el hallazgo de un auto que podría haber servido como pista para dar con los asesinos del pibe de 13 años que fue ultimado a balazos el último lunes por la noche, en la puerta de su casa en Emaús. Se trata de un Toyota Corolla que apareció calcinado en la zona noroeste en un camino de tierra, que podría haber sido utilizado por los sicarios que dispararon al nene y a los otros adolescentes que estaban parados en la esquina de Génova y González del Solar. Finalmente, desde fiscalía descartaron que el automóvil esté vinculado con el hecho.
Según las primeras versiones, el vehículo que pasó y disparó veinte veces parecía ser un Renault Fluence, pero la cercanía con los hechos del auto que apareció incendiado hoy habilita a pensar que podría haberse tratado en realidad de un Corolla. "Vamos a esperar las pericias, porque son dos autos con carrocerías muy similares y era de noche", señalaron en off los investigadores a RosarioPlus.
El vehículo había sido denunciado como robado el 23 de julio. Y en la madrugada de este martes, pasada la una de la mañana, se reportó un incendio del auto. En la zona donde se había dado la balacera que terminó con la vida de Lucas e hirió a otros tres menores de edad no hay cámaras, pero será clave el aporte que puedan hacer los testigos a la justicia. La Fiscalía, sin embargo, aseguró que el auto calcinado no tiene que ver con el asesinato de Lucas y continúa investigando.
Poco después del crimen, la madre de Lucas Vega dio a RosarioPlus un testimonio conmovedor: contó que su hijo soñaba con llegar a jugar en primera división, para comprarle una casa en otro barrio en el que no haya inseguridad. El chiquito había alcanzado a jugar en las inferiores de AFA para Rosario Central y tenía un futuro muy promisorio. Pero luego de la pandemia, no había podido volver a tener ritmo de competición.
Sus entrenadores de categorías menores y padres de pibes que jugaron con Lucas, recordaron en las últimas horas haber compartido viajes con Lucas y su familia. "Era un pibe simpre muy humilde y sin maldad, me acuerdo que ni botines tenía", le confió a RosarioPlus la madre de un compañero suyo en Central.