Después de tres años, un ritual de fuego y colores volvió a encender al Saladillo
La pandemia había obligado a suspender la celebración presencial de San Pedro y San Pablo, con su tradicional quema de muñecos. Con participación de la Escuela Municipal de Artes Plásticas "Manuel Musto", murgas y otras instituciones, la zona sur recuperó una de sus tradiciones más queridas.
El Saladillo tiene una tradición histórica, que es la de hacer cada 29 de junio la fogata de San Pedro y San Pablo, en recuerdo del martirio al que sometió el emperador Nerón, a dos de los que anunciaron el Evangelio en Roma. Un ritual pagano que somete al fuego a muñecos creados especialmente para la ocasión y que en los últimos dos años no se pudo hacer en forma presencial, por la pandemia. Pero esta vez, el fuego volvió al barrio. Y la Sí98.9 fue primero hasta el Centro Municipal de Distrito, donde su director explicó la importancia del evento para la zona sur y luego hasta la escuela Musto para charlar con su director, Daniel Andrino, encargado de coordinar la confección de los muñecos y vinculado afectivamente al evento, desde hace años.
"En mi familia participamos siempre de la tradición. Mi viejo se llamaba Daniel Pedro y cuando yo era chico lo que hacíamos era recorrer el barrio, limpiar las terrazas de los vecinos y con palos de escoba o lo que teníamos a mano, armar muñecos. Eran austeros, pero eran un símbolos. Ya después, en el año 91, nos invitó Norberto Campos a formar parte de una fogata en el Parque España. Nos gustó y desde ahí se empezó a hacer acá en la Musto. Son más de treinta años que la hacemos", dijo al móvil de la Sí el director de la querida escuela Musto.
Así, el de este miércoles fue el vigesimonoveno encuentro oficial, de un ritual que lleva más tiempo pero antes se organizaba sin apoyo del Estado ni las instituciones. Una de las columnas partió desde las piletas del Polideportivo del Saladillo, la otra desde la Musto. Acompañados de murgas, los vecinos llegaron al caer el sol hasta el lugar donde ya se habían preparado maderas para encender el inmenso fogón. Andrino dijo: "Y no es solamente una fogata. Esta celebración tiene que ver con el encuentro, con el lenguaje visual del fuego y con la construcción del ,muñeco que tiene participación de la comunidad. El día anterior a la fogata, abrimos la escuela y los familiares de los alumnos vienen a trabajar acá con cartones, con telas, con materiales que se pueden encontrar en cualquier casas".
La celebración nace con el martirio de San Pedro y San Pablo, que la Iglesia tomó luego como una efeméride. "Hicieron como institución lo mismo con el Carnaval, creo que como una forma de comunicarse con lo popular. Pero más allá de eso, nosotros yo siempre lo que digo es que pensamos en el fuego no como destrucción, sino como purificación. Lo que me gusta de esto es cómo se construye el muñeco para algo superior".
Cuando los niños juegan, una caja puede ser un robot, un avión, un auto o una nave espacial. De adultos, esa magia se pierde. Porque de grandes, vemos solamente las cosas como son, sin pensar en lo que podrían ser. Y con este tradicional festejo, los adultos que participan junto los chicos recuperan esa esencia. "Acá han hecho muñecos de Maradona, por ejemplo. Y de personajes notables. Porque lo que se hace con la fogata de San Pedro y San Pablo no se quema para destruir, sino como un modo de idolatrar, de ponerlo en un estadío superior. Han aparecido perros alados y animales de ocho patas. Acá estoy viendo una que es una especie de pájaro con patitas de papel de diario y eso es fabuloso. El poder creativo que se desarrolla con este ritual", reflexiona Andrino.
Los tiempos de la pandemia habían obligado a suspender la presencialidad, pero no el festejo. Es que de algún modo se las ingenió el Saladillo para seguir teniendo su recuerdo del 29 de junio: "En la pandemia, cuando llegó el momento de la fogata, la decidimos hacer al plato. Cada muñequito no podía superar el tamaño de una mano y la quemaba cada familia en su casa, clavado en un palito de brochete. Desde el patio o el balcón y a través de un zoom, se prendieron las llamas. Y esa misma emoción que teníamos cada año en la fiesta presencial, que vuelve este año", contó el director de la Musto. Que finalizó: "Cuando vos ves a un padre con un hijo en sus hombros. Y que al lado está el abuelo o la abuela. Y en los ojos de esa familia ves el brillo del fuego, ya te das cuenta que esa tradición va a seguir. El fuego desde la prehistoria es motivo de reunión, tiene una magia que nos lleva a otro plano. Lo sabemos cuando nos reunimos alrededor de un fogón".