El estado de las escuelas en Las Flores pone en duda las clases presenciales
El regreso a la presencialidad en las aulas, tal como quiere el gobierno a partir del 15 de marzo, es una posibilidad dudosa desde la postal elocuente que en el llano exhiben algunos establecimientos educativos. Tal es el caso de las dos escuelas del barrio Las Flores, que en el último año han sufrido la consecuencia de la inactividad. Sus trabajadoras atribuyen el abandono de las instalaciones y el vandalismo del que han sido blanco a la retirada del Estado. La consecuencia que advierten es el agravamiento de la marginación social que implica la ausencia de la escuela en el medio.
Docentes mostraron al móvil de Sí 98.9 condiciones deplorables en la escuela José Serrano Nº 756, en Caña de ámbar 1635, donde en diciembre de 2001 la policía asesinó a Pocho Lepratti, a cargo del comedor infantil. Un lago de aguas servidas que corre frente a su puerta, con el consecuente olor nauseabuendo que impregna la zona, y las malezas que avanzan sobre el establecimiento.
Esta postal en el populoso barrio del sur rosarino confronta con la intención oficial de reabrir las escuelas este mes, y de comenzar el ciclo lectivo con presencialidad parcial y protocolizada desde el 15 de marzo. Para eso este lunes se reúnen el gobernador Omar Perotti con el ministro nacional de Educación, Nicolás Trotta, en Santa Fe.
"Hoy, en esta condiciones, es imposible volver a la presencialidad por el estado en el que se encuentra la escuela, por las aguas servidas que corren, las veredas, no tenemos baños, no hay higiene. No podemos ni hablar de protocolo acá. Hay yuyos altos, no hay agua...", dijo Silvina Ubaldo, una de las delegadas docentes con desolación.
Con todo, estas trabajadoras de la educación señalaron que desde que se declaró la pandemia ellas trataron de sostener la función social de la escuela. "Nunca dejamos de venir acá a entregar los bolsones (de alimentos) para tener contacto con los padres. Acá no hay internet, algunos ni celulares tienen, por lo que es fundamental no perder el vínculo personal", afirmó.
Alrededor, los baños acusan la ausencia de sanitarios y grifería, secuela de actos vandálicos que ha sufrido en los últimos meses, con el cese de actividades por la crisis sanitaria. Recién cuando las autoridades del establecimiento denunciaron, la reacción ministerial concluyó en cerrar el predio con una cadena y un candado.
"Mi sensación es de mucha tristeza. Hace 22 años que trabajo acá, tratando de dar todo lo posible para que la gente se inserte en la sociedad, y cada ve es más difícil", asumió Ubaldo.
Marisa Aybar es delegada en la otra escuela del barrio, la Crucero ARA Gral Belgrano Nº1257, en Clavel al 7200. "Nuestra escuela fue vandalizada nueve veces. Hoy no podemos hacer clases presenciales porque ni siquiera tenemos agua corriente en el edificio", reveló la docente.
El problema que describen es común a muchos establecimientos educativos, blanco de intrusiones, robos y destrozos desde el verano de 2020 y a lo largo de los meses de aislamiento social obligatorio. "Ya en mayo nos reunimos las instituciones del barrio que trabajamos en red y elevamos esta situación al Ministerio de Educación, pero no hubo respuesta. Entonces, a 15 días de empezar, es una falacia decir que se puede volver a dar clases acá, con esta cloaca a cielo abierto", enfatizó Aybar.
La delegada gremial aseguró que hubo jornadas en las que los educadores encontraron personas durmiendo en el interior de la escuela. Expuso el abandono reinante en las instalaciones, con agua estancada y altas malezas alrededor del natatorio y dependencias de lo que era la colonia de verano infantil, hoy inactiva. "Como el Estado se corrió, hubo vandalización, y la respuesta por ahora ha sido poner un candado y nada más".
Por último. la delegada docente puntualizó: "Siempre es mejor con los chicos en la escuela, pero en estas condiciones es imposible. No hay manera de habitarla".