La historia de los que tienen que irse del bulevar Seguí
"Desde el Mundial 78 nadie más se acordó de esta zona", dicen en el caserío precario que Provincia y Municipalidad deberán relocalizar para urbanizar ese rincón de barrio Tablada, tal como se licitó. Otra postal de la pobreza extrema y sus consecuencias, que en Rosario convive con proyectos de una ciudad que quiere ser mejor.
Esta semana, la provincia y el municipio abrieron sobres para licitar las obras por más de 300 millones de pesos, destinados a la ampliación de Seguí. Conectar la traza de este bulevar, entre las calles Ayacucho y Grandoli, es un viejo anhelo de la zona sur y por eso en Tablada la decisión política mereció celebración. "Vamos a recibir la inversión más importante acá en la zona en mucho tiempo. Desde el Mundial 78 que no se hizo ningún trabajo de infraestructura importante acá en el barrio, cuando se hizo la avenida Grandoli", dice Germán Gago, referente de la vecinal de Villa Manuelita. No obstante, el anuncio oficial tiene un "lado B", porque la obra no podrá concluirse si antes no se relocaliza a la gente que vive justo donde deben pasar las máquinas y el pavimento.
Nadie tiene el dato preciso de cuántos son, porque resta hacer un censo, como paso previo a la mudanza. Pero sí se sabe que se instalaron acá hace varias décadas y que fueron ampliando sus hogares, entre pasillos que suman varios grupos familiares en una misma vivienda. A pocas cuadras de dónde viven, hay dos instituciones educativas y dos Centros de Salud, de mucha importancia para el barrio. "Mi hijo de 13 va a la escuela acá enfrente, el de 8 a la otra, en Grandoli y Ayolas. Uno de ellos es epiléptico y a él lo atendemos acá en el dispensario. Mi marido trabaja en el Hospital Español, que está más o menos cerca. Hay muchos vecinos que changuean en la zona. Por eso estamos esperando ver adónde podemos mudarnos, que no perdamos todo eso. No tendría que ser muy lejos", dice Noelia, una de las vecinas.
Las promesas del intendente y las voces del barrio
Consultado por RosarioPlus, el intendente Pablo Javkin señaló: "A la obra pensamos adjudicarla e iniciarla por los extremos. Lo que estamos hablando con el gobernador y probablemente también lo veamos con Nación, a través de un programa nacional, como es el Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP). La idea de poder relocalizarlos en el mismo barrio. Que en todo caso la elección de irse sea una decisión individual. Estamos viendo desde el municipio la posibilidad de aportar terrenos y que la provincia aporte la gestión de viviendas. Cuando tengamos novedades, podremos anunciarlas".
La información que había trascendido en el barrio era que se iba a avanzar con un censo, previo a la relocalización. "Hasta donde sabemos -amplía Noelia- ese trabajo no se hizo por el tema del Covid. Cuando vinieron por primera vez acá, el día del anuncio en el verano, nos habían dicho que la idea era que después nos fuéramos a un barrio en Salvat y Circunvalación. Pero esas viviendas son para dos personas, como una pareja de abuelos por ejemplo. Y con los grupos familiares que somos más, que acá casi todos están compuestos así con varios hijos, nos iban a comprar otra casa".
María Rosa Ibarra es otra de las vecinas que vive en Tablada, en este conjunto de viviendas precarias que se fue estableciendo durante las últimas décadas. Ella hace más de cuarenta años está en este lugar. Y habla con RosarioPlus junto a sus hijos y nietos. "De esto nos enteramos en febrero, cuando vino el gobernador y el intendente, que hicieron el anuncio. Y de ahí en más, no vino nadie a hablarnos ni nos dijeron cómo vamos a hacer. Esa vez nos había llegado algo de que en 15 días nos sacaban, pero hasta hoy que volvieron las cámaras de los canales y las autoridades, no supimos más nada. La obra ahora dicen que va a arrancar tirando abajo un depósito acá enfrente y va a llegar justo adonde están las casas, mientras deciden cómo solucionar nuestra vivienda. Problemas tenemos un montón acá. No tenemos cloacas, ni gas. Cuando llueve el pasillo parece un río, porque se nos viene toda el agua del lado de Ayacucho, que es más alto. Mi hijo trabaja en una fábrica de Espinoza y Felipe Moré, se va en bicicleta. Si nos mandan a Zona Cero, como se había dicho en un momento, nos quedaría todo lejos".
Una historia de resistencia
A pocas cuadras de estas familias, sobre la avenida Grandoli, está el famoso tanque de Villa Manuelita. Un rincón del sur rosarino lleno de historia, que supo ser bastión de la resistencia peronista. De aquellos tiempos queda en la memoria una pintada sobre un portón de chapa poco después del Golpe del 55, con una leyenda que decía: "Los yanquis, los rusos y las potencias reconocen a la Libertadora, Villa Manuelita no". Unos cuantos años después, cuando se anuncia una obra que modernizará al barrio y le dará conectividad, un grupo de vecinos que ya echó raíces en el lugar, pide ser escuchado y poder ser parte de ese futuro mejor que se promete.