Noni Ceruti sobre el 2001 y "la maldita costumbre de matar"
El historiador especialista en movimiento obrero analiza la crisis que llevó a la mayor desocupación e inestabilidad del país. De Rosario rescata “una conciencia social que llevó a los barrios a reunirse en asambleas y debatir”.
Leónicas "Noni" Ceruti, historiador del movimiento obrero, reflexionó sobre la crisis de 2001: “Se vivió como una tragedia, pero considero que se reafirmó una idea que tengo que la clase política argentina resuelve históricamente los conflictos sociales y económicos con violencia, que yo he titulado ‘esta maldita costumbre de matar’. Tenemos una negra historia de obreros asesinados en Rosario desde el 1900, y el primer obrero asesinado fue aquí, aunque también es la primera ciudad que celebró el día del trabajador”.
En diálogo con RosarioPlus.com, y en torno a los inestables días del diciembre negro de 2001 destacó “la brutal represión y del corralito pero a las clases medias y obreras que salieron en masa a la calle”.
Además recordó que “los piquetes comenzaron en una huelga general en 1907, no con el menemismo en los ‘90 como todos piensan. Y en el 2001 el pueblo sale a disputar el espacio público, los empleados desocupados, los asalariados, la juventud, las amas de casa y los chicos”.
De esta forma, aseguró que “lo qué proliferó fueron las asambleas en los barrios de la ciudad, que duró tres o cuatro meses. Había en casi todas las plazas, y la gente concurría masivamente. La gente se sentía partícipe de la historia, es una de las grandes gestas del pueblo argentino”.
Es que lo que se masificó fue “una bronca contra la política institucional, una crisis de representatividad, y la gente salió a la calle a reclamar sus derechos a trabajar y a comer”.
Recordó como capítulo a destacar que “los que ordenaron las represiones no fueron juzgados, y el ex gobernador Carlos Reutemann murió sin ser investigado”, y la policía “dirigía la represión a militantes en determinadas zonas, como el Pocho Lepratti y Graciela Acosta en Villa Gobernador Gálvez”.
De esta forma, desde su punto de vista, “el aparato represivo no fue desmantelado tras la última dictadura, se fue perfeccionando”.
Para el historiador, lo que ocurrió 20 años atrás fue “una crisis de representación, una ineptitud de muchos gobernantes que llevó a una crisis económica y luego a una brutal represión y la seguidilla de cinco presidentes. Es una historia muy triste con esta cantidad de fallecidos que hubo en Rosario y el país”.
Aquellos días en Rosario
Este medio quiso recapitular las movidas sociales en la ciudad, y Noni Ceruti puntualizó: “Los reclamos fueron en los barrios más populares de la zona sur, la zona oeste, la zona norte, Villa Gobernador Gálvez, y se desató la represión, aunque en el centro también hubo manifestaciones grandes cuando De La Rúa decretó el Estado de Sitio: la gente bajaba de los edificios y salía a reclamar en marea al Monumento, y desde los barrios vinieron manifestaciones frente a la Municipalidad, la Sede de Gobierno provincial, el Concejo Deliberante”.
Cada barrio tuvo un auge de asambleas en sus plazas, que “luego se desinflaron porque no hubo unidad y por sectarismos, disputas entre varios sectores políticos. Los vecinos aprendieron a dialogar ante cualquier conflicto, fue una enseñanza eso para las clases medias y bajas”, analizó.