Rap rosarino y un mundo por venir
El sábado pasado fue la final nacional de Red Bull Batalla, un evento de freestyle donde 16 representantes de los principales puntos del país buscaban un lugar a en la Final Internacional. Rosario, las plazas y un montón de pibes estuvieron ahí, representados por dos. Una tarde inolvidable para todo un movimiento.
RAP significa rhythm and poetry - ritmo y poesía - y, para algunos investigadores, es una herencia de los Griots, una especie de juglares o narradores del África Occidental que van de pueblo en pueblo llevando consigo la tradición oral, las épicas e historias de sus ancestros, improvisando sobre acontecimientos actuales, hechos casuales y todo lo que es noticiable.
Chuck D del grupo Public Enemy dijo una vez que el rap es “el CNN de los negros”, reconociendo toda esa tradición de contar lo que pasa en las ciudades y en los barrios. Narración cruda “sin pelos en la lengua”, sin tecnicismos ni adornos, que se escucha hace años en cada plaza y en cada esquina de Rosario. El sábado pasado, 19 de octubre, dos de esos tantos jóvenes que rapean en las cada vez más numerosas competencias de freestyle de la ciudad, nos representaron en la Nacional de Red Bull, realizada en el Estadio de Obras de Buenos Aires.
Cinco porteños, un paranaense, dos salteños e igual cantidad de rosarinos, cordobeses, santafesinos y mendocinos - entre los cuales solo había una chica - se dieron cita en la calurosa tarde primaveral con un objetivo claro: representar a la Argentina en la Final Internacional en España, el próximo 30 de noviembre.
Lejos estaban las plazas, los jueves de Chakal-era, las Rompete Ese Free o incluso la Elite Free, solo algunas de las más de doce competencias de freestyle que, semana tras semana, sacian la sed de rapear de los pibes en Rosario. El movimiento se nutre y se fortalece de esas “compes” donde pibes y pibas despuntan el vicio y a la vez perfeccionan la pluma. La “no pluma” en realidad porque en el freestyle no se escribe, se improvisa. Y en Rosario se improvisa con un estilo bien propio. Visceral, crudo, hambriento e impredecible. Eso es lo que vimos en la final de Red Bull.
Un Luis Farias hambriento de hacer historia dejando afuera al campeón defensor en primera ronda y un Nasir Catriel con el temple y el carácter para desafiar al que – en ese momento no lo sabíamos – sería el campeón de la jornada. Rosario pisando firme.
Lo más llamativo de todo es que no hubo medios locales cubriendo el evento - salvo Código Divino, un programa de radio dedicado a la cultura Hip hop que sale por Radio Si 98.9 los lunes de 21 a 23hs -. Ni siquiera hubo una noticia que ponga en boca del “gran público” este logro que, si bien se personifica en algunos nombres, es vivido por los pibes y pibas como una hazaña colectiva.
Algunos pocos pudieron viajar para acompañarlos y alentarlos, mientras que la gran mayoría los vio por YouTube desde su casa o pararon “las compes” que sucedieron ese día, para poder ver a Nasir y a Luis competir. Si bien no ganaron la final nacional, pusieron a Rosario en lo más alto del podio del rap argentino. Hay un mundo por venir, lo hemos visto nacer, crecer y ahora llegar a la cima. La juventud de la ciudad merece ser nota por algo más que crímenes y violencia.