La Renga en Ushuaia: el Rock and Roll no morirá jamás
La banda de rock más popular de Argentina brindó su banquete a orillas de Canal Beagle, en el Fin del Mundo, ante 25 mil personas que llenaron el hangar de la Base Aeronaval de la ciudad de Ushuaia, en Tierra del Fuego.
“Recuerda que un guerrero toma todo como un desafío”, dice una oración de “Cuando vendrán” canción de La Renga incluida en ‘Despedazado por mil partes’ el disco que se publicó en 1996 y lo proyectó a una masividad que, a juzgar por lo vivido el sábado 25 de noviembre, parece no tener límites.
Los retos a superar llevaron a la banda de mataderos a organizar un concierto en el extremo austral de Sudamérica, conocido como el "Fin del Mundo". Allí, la ciudad de Ushuaia, que supera las 80 mil personas residentes y en un gran porcentaje se nutre del turismo internacional, recibió a los fanáticos y fanáticas que de repente causaron un asombro mayúsculo en la bahía.
Los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque estuvieron atestados de personas que viajaban al show. El incremento de pasajeros fue del 15% con respecto al tráfico habitual de la ruta. En promedio, en una semana regular, se transportan 25 mil pasajeros y la semana previa al concierto fue de 28.500. El día de más tráfico fue el mismo 25 de noviembre, con 5.100 pasajeros. Incluso se voló mucho hacia Rio Grande. De a miles llegaron allí para luego trasladarse otras dos horas por ruta hasta Ushuaia. Con la capacidad de todo tipo de alojamientos colmada, las calles de la ciudad día a día fueron invadidas por la gente que también llegaba en motos, colectivos, autos y hasta a dedo desde cualquier lugar a lo largo y ancho del país.
Cuando aterriza el vuelo de Aerolíneas Argentinas, el aplauso al buen desempeño del piloto, se funde en el canto "Vamos La Renga, con huevo vaya al frente". ¿Por qué se le pide poner huevo? Es llamativo que a una banda de música se le pida lo mismo que a un equipo de fútbol. Pero hay algo que está asegurado: esa gente que alienta y acompaña a donde sea, no sabe de malos resultados. Siempre se van satisfechos con lo brindado por sus admirados músicos.
Por eso también arriesgan mucho viajando por todos lados, en este caso hasta un extremo austral del mundo. Así, se transforman también en protagonistas de la historia. No solamente por el colorido permanente de las banderas y los cánticos, sino porque la estadía masiva activa aún más cualquier tipo de economía cotidiana e incluso altera la escenografía diaria.
En convivencia, los turistas extranjeros no tienen idea de lo que es La Renga, y mucho menos del fenómeno social que representa. Fueron a Ushuaia desde Japón, Francia, España o Inglaterra y se sorprenden de descubrir semejante movimiento genuino por una banda de rock en el siglo XXI, en un espacio tan lejos de sus casas. El ornamento urbano que impone La Renga y su gente, en esos días fue un plus para conocer más del mapa argentino que parece indicar que el rock no morirá jamás.
"Somos una comunidad nómade"
“Comunidad nómade”, así definió Chizzo Napóli -voz, guitarra y principal compositor de La Renga- durante el show a su público, asombrado por la gente que había viajado hasta Ushuaia a verlos.
Y no era el único sorprendido. ¿Ustedes también vienen a ver a La Renga? Fue la pregunta recurrente de mozos, guías, recepcionistas, taxistas, etcétera. La respuesta era siempre sí. El día antes del concierto, el catamarán Canoero está repleto de personas que lejos del ritual propio de una previa de show, se calzaron el equipo de mate y bien temprano se dispusieron a navegar por un recorrido que comprende tres islas: isla Casco, Faro del Fin del Mundo y Puerto Carelo con descenso en isla Bridges.
La ciudad entera se siente impactada. Eso mismo que ocurre en este tour, pasa en el Presidio, los cerros, las lagunas cercanas y el Parque Nacional de Tierra del Fuego. Ushuaia toda se siente invadida por personas que habitualmente no transitan la ciudad en masa. El monumento a los soldados Caídos en Malvinas, es el centro neurálgico donde se juntan a pasar el tiempo. El día previo al banquete, comienzan a verse las banderas sobre la costa. Hay una que dice "Estar feliz no es pecado". Básicamente de trata de eso, gente feliz disfrutando sin límites, sin lujuria y sin represión en todo sentido.
“No soy tu solución, pero sí un mejor disfraz”
La oración incluida en la canción ‘Somos los mismos de siempre’, si bien nunca lo perdió, se refuerza de sentido en estos días donde la gente busca un refugio en la banda. La letra, escrita cuando se daba inicio a la década del '90, dice en clara alusión al público:
La soledad, como un disfraz te vende entre la gente.
Y hay un cartel, te invita a entrar,
adentro suena un rock caliente.
No sé muy bien lo que te pueda pasar,
pero, ya estás en ambiente, ya estás bien caliente.
La banda suena, te veo brillar,
no soy tu solución, pero sí un mejor disfraz.
Esa última oración resulta una síntesis extraordinaria de lo que se sentía en esos días de la década del '90, ante un panorama desolador inmiscuido en un neoliberalismo salvaje, donde el uno a uno vendía espejitos de colores, y la juventud encontraba en el rock, la contención social que el estado no le daba. Y ahí –entre otros exponentes- estaba La Renga, de la misma manera que también lo está hoy.
Como no venía ocurriendo con frecuencia últimamente, en Ushuaia se sintió y percibió que otra vez los shows o la unidad de muchas personas en ellos, es un espacio de resistencia, un refugio. Las circunstancias actuales de la política nacional posiblemente sean la causa actual. El canto ‘el que no salta votó a Milei’ se mezclaba con ‘el que no salta es un inglés’, cobrando similar sentido. Entre la gente también se hablaba de política, fue recurrente el comentario ¿cómo puede ser que ahora nadie lo votó? No es un tema que no se tocó en el día a día y que solamente todo pasó por la música y la comunión entre fans, sino más bien estas dos cosas combinaron un alivio. Claramente, como cantaron en los '90, la banda no es la solución, pero posiblemente sí el mejor disfraz. En las malas, el arte contiene.
En ese sentido, el ‘Ojo Milei’ de Chizzo en ‘Panic Show’ no fue la única advertencia. El mismo fin de semana en otros lugares ocurrieron destacados recitales donde también los artistas se manifestaron, detectando un clima de época. En un show de Don Osvaldo, Pato Fontanet cantó ‘Pueden los nazis ser tu gobierno’. Dillom cantó ‘Nos siguen pegando abajo’ de Charly en el Primavera Sound, y en el mismo festival Milo J hizo lo propio con ‘Los Dinosaurios’. Y Damon Albarn al frente de Blur en Chile también se manifestó diciendo “en la última semana, dos países importantes eligieron a líderes de extrema derecha, no está bien”.
Tres horas de un entretenimiento demoledor
El show fue en una base militar, por ende, todo lo que tiene que ver con producción, ingresar o sacar cosas, se ve restringido por seguridad. A la vez, por la distancia y ubicación de la ciudad en el mapa, el traslado de todo resulta más complejo. No es lo mismo trasladar una monstruosidad de sonido y luces a Entre Ríos que a Ushuaia. Además, existe el factor clima. Por ejemplo, no se puede calcular que va a hacer el viento –de por sí, violento en la zona-, para donde va a soplar, lo cual complica un poco más el planteo del sistema de sonido.
Pero resultó bien. Más allá de algo de caos en el ingreso, adentro todo se escuchó bárbaro, la lista fue implacable y el clima del público arrollador. Sin duda en cuanto a lo musical, estamos ante uno de los períodos más auspiciosos de La Renga. Hubo picos del show en canciones como ‘La bicicleta’ o ‘Elefantes pogueando’, donde el rock and roll roza al hardcore punk. Y otros más clásicos que ponen al frente todas las virtudes juntas, con ‘El rey de la triste felicidad’, ‘Bien Alto’, ‘A la carga mi rocanrol’ y ‘El final es en donde partí’.
Otro punto en donde la banda presenta un gran momento es en el plano escenográfico. Todo lo que tiene que ver con lo visual funciona de maravillas y en cuanto a las imágenes, también tuvieron algunas complicaciones que atravesaron definiciones inmediatas. A saber, el hangar donde se armó el escenario, por tratarse de una base militar, por supuesto estaba pintado de verde. Al ser una zona de vientos fuertes, no había manera de sostener telones o pantallas, por lo tanto, se usaron las paredes del hangar para las proyecciones. Entonces tuvieron que pintar todo de blanco para el show, y al otro día volverlo a pintar otra vez de verde. Todo eso para que resulte como resultó, un espectáculo visual extraordinario, con un impresionante mapping que acompaña cada canción.
“Después de recorrer tantas y provincias y tantos lugares por fin llegamos acá, al fin del mundo. La gente de por acá se ve que se preguntaba, muchachos, a ver, ¿Cuándo vendrán?”; "Cuantos que vinieron, es impresionante"; "Gracias también a Peter (en referencia a San Pedro) porque estaba pronosticado lluvia, nieve, de todo"; fueron algunas de las oraciones que dijo Chizzo durante el show, inquietado, al igual que sus compañeros de banda. También mencionó que se estaba rememorando el día del genocidio Selkman/Ona, que es feriado provincial, recordando la fecha del 25 de noviembre de 1886, cuando en las costas de Tierra del Fuego el capitán Ramón Lista bajo su orden de fuego asesinó a 28 hombres, mujeres y niños que no pudo tomar de prisioneros, lo que se considera la primera matanza documentada, porque quedó registrada en la bitácora de viaje.
La lluvia finalmente llegó, bajó mucho la temperatura, y se vivió algo similar al verdadero clima local, que los días anteriores se había “lucido” con temperaturas impropias de la época y el lugar, rondado entre 15 y 18 grados en algunos períodos del día.
Esos fueron los momentos donde todas las condiciones soñadas no corresponden a sueños. Hacia el final se sentía mucho frío mucho, caía agua nieve y lluvia, el agua no solo mojaba, también congelaba. Pero todo se soportaba entre 25 mil personas emocionadas viviendo un momento único e histórico. En frente los responsables de ese sentido, La Renga.
A medida que iba concluyendo el banquete, se notaba aún más en los músicos la emoción y el alivio de que todo estaba saliendo bien. Chizzo lo seguía manifestando en oraciones como "Llegar hasta acá no es nada fácil"; "Noche inolvidable, impresionante. Este es el pueblo argentino. Lo están viendo en todo Latinoamérica" en alusión a la transmisión en vivo por Star+, que sumaba quien sabe la inmensa cifra real de cuántas personas más viendo el show en sus casas.
Para concluir la jornada, las imágenes proyectadas en ‘Hablando de la libertad’ era fotos de la gente durante su estadía en Ushuaia. En la calle, en las montañas, en los lagos. En el fin del mundo.
El día después
"Se escuchaba perfecto por toda la ciudad”, dice Fabiana, mientras atiende un kiosco de la calle San Martín.
“Para mí se escuchó desde Puerto William, en frente del Canal Beagle, en Chile", Gabriel, taxista que traslada gente al Parque Nacional.
"Lo vi con binoculares desde mi casa”, Roberto, guardia parque en la entrada al Parque Nacional.
“Cuando se largó a llover, se empezó a escuchar mejor porque la humedad transmite mejor el sonido”, Patricia, empleada del hostel de la calle Magallanes al 700.
“Parecía que estaban tocando en mi ventana. Hasta el griterío de la gente se escuchaba", Gastón, administrador de alquileres temporales.
En uno de los vuelos de vuelta, el comisario de abordo indica que todo va a estar bien, que es una noche ideal para volar. Y que espera que hayamos disfrutado de la estadía en Ushuaia y del recital de La Renga. El avión estalla en aplausos y gritos de aliento entre el placer de haber sido testigos de un evento único en su especie