Un mezcal compartido de alegría latina con La Delio Valdez y Lila Downs
Un recital que cumplió la fiesta que prometía con dos tanques latinos, y que sonaron por primera vez juntos. En la ciudad cuna de Fito, la fuega mexicana Lila Downs abrió un Anfiteatro rebalsado de gente, con un documento inalterable, yo vengo a ofrecer mi corazón. Apertura de una noche mágica entre diablitos norteños, cumbiambas y mezcales rancheros, transformaron el predio en un gran bailongo latinoamericano, ya que como referenció Pablo Broide (saxo en La Delio), “en Rosario pasan cosas únicas”.
Hay en la noche un grito y se escucha lejano, continuó Lila, porque una mujer defendió su derecho, con “Dignificada”. La dama de la lucha indígena y trabajadora que lleva el mensaje trovador por estas y tantas tierras, alegró entre sus cantos de folklore azteca, y agradeció al público generoso por este nuevo encuentro, luego de años pospandémicos de no hacer pie en estas costas del río marrón argentino.
La trasgresora de Oaxaca no dejó bandera sin flamear, entre reivindicaciones de mujeres, de indígenas y trabajadores, y ya entrada en calor la gente, Lila sentó su mejicanidad insurgente con su Zapata se queda, en la que sueña con la revolución mexicana y su comandante del Ejército Libertador, “por la sombra de la selva se escucha un disparo”, “serás tú Zapata el que escucho aquí con tu luz perpetua”.
Uno de los temas más esperados, entre timbales y trompetas como una marcha, fue Cariñito, como un hit pegadizo en el que el publico ya comenzó a bailar en parejas. Y entre trompetas con melodía arabesca brindó cantando “gotita de mezcal” en la canción Mezcalito.
Si Lila es la reina de las flores americanas, que canta “a los que caen y se levantan”, la orquesta autogestiva La Delio Valdéz es la caravana de engranajes perfectos entre cumbiamberos, de reggae y salsa tropical, con su rey, su diablo y su sirena, la diva indiscutible Ivonne Guzmán, en un despliegue escenográfico y teatral impecable.
En Negra, ron y velas fue el arranque despacito calentando motores entre los vientos y ritmos. Con Una cancioncita el baile volvió a sentirse en el entusiasmo del público, y fue en seguida que entró al escenario Ivonne para romper la pista cantando De un Tiempo a esta Parte, hit del último disco pandémico El tiempo y la serenata.
Fue entonces que el escenario se volvió una mesa de pulpería, y volvió Lila Downs para compartir un mezcal con la orquesta y sincronizarse en un dúo perfecto junto a Ivonne en la balada Naila, y el Anfiteatro estalló de amor.
Siguiendo la vibra romántica vino la cumbia Pedazo de Papel y Cumbia de los dos, aunque luego volvió el baile fuerte con Amnesia total. Y el plato fuerte de la noche llegó con la bomba tropical donde Ivonne acusa en el tono contra el supuesto Inocente. Qué forma de aniquilar una cucaracha. Chapeau.
Sobre el final en medio de la euforia, Pablo Broide, saxo en La Delio se tomó el rato para expresar: "Fue acá que sonamos con Los Palmeras por primera vez en una velada muy especial, y ahora también por primera vez sonamos con Lila, quien nos representa por Latinoamérica y nos conmueve. Hace tantos años que venimos a la vera del río en Rosario, donde siempre pasan cosas hermosas en esta ciudad tan cumbiambera”.
Y luego emocionado agregó: “Estamos viajando mucho, viviendo un momento muy intenso, por cumplir 14 años de cooperativismo en un camino que es incierto, y los melones van acomodando el carro al andar. Siempre hay que seguir a la gente que te va mostrando por dónde ir. Buscamos qué les mueve las caderas y les saca sonrisas, haciendo música popular. Gracias por enseñarnos el camino”.
La fiesta tuvo su cierre con las trompetas y saxos bien sentidos entre el ritmo cachengue de Hasta el último round.