Limitar el internet a los chicos puede hacerles más débiles
Nuevos estudios aseguran que la prohibición no es el mejor método con menores
¿Cómo proteger a los niños de todos los males que supuestamente causan las redes sociales? Aunque parecía que lo mejor era limitar su acceso a los medios 2.0., los últimos estudios al respecto dicen que esta no es la solución.
En un estudio reciente del Instituto de Política de la Educación (IPE) británico se afirma que la restricción del uso de estas plataformas puede impedir que los chicos obtengan habilidades digitales necesarias en el mundo de hoy. La prohibición incluso puede dificultar que adquieran la resistencia emocional que les mantendría seguros en un entorno como el virtual, agregan los expertos.
El informe se basa en el análisis del comportamiento de los adolescentes del Reino Unido, que, además de contar con una de las tasas de consumo de internet más elevadas de los países ricos, tienen unos niveles de bienestar más bajos.
Por esta razón, las instituciones han decidido afrontar este problema con rigor, recopilando datos y llegando a conclusiones según información fidedigna. Partiendo de esta base, la directora de Salud Mental del IPE, Emily Frith, que ha sido la responsable de la redacción de este documento, sostiene que es bueno que los muchachos encuentren en las redes impedimentos y conflictos que, tarde o temprano, tendrán que saber cómo superar.
Así, preservarlos hasta el extremo de las amenazas de páginas como Facebook, Snapchat, Instagram, Youtube, Twitter y demás, no les salvaguarda y les blinda, más bien les hace más vulnerables en el futuro.
Sin embargo, Frith añade que han detectado abusos en sentido contrario que hay que corregir. Por ejemplo, más de un tercio de los adolescentes de 15 años de estados como Gran Bretaña deben ser clasificados como “usuarios extremos” de internet, según se desprende de otra investigación llevada a cabo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Estos internautas son los que pasan noches enteras online, o los que, durante un fin de semana, están seis horas seguidas ante la pantalla de la compu, el smartphone o la tablet. Las actividades más comunes de estos navegantes son el visionado de series y películas, los juegos y, evidentemente, las redes sociales.
Un informe de la Oficina de Estadísticas Nacionales inglesa señala que más de la mitad de los chicos de 10 a 15 años, en concreto, el 56%, está tres horas o más en los medios 2.0 en un día escolar normal. Aun así, la percepción de los hijos es que la dependencia de los celulares por parte de sus padres perjudica la vida familiar.
Los técnicos del IPE citan otra investigación de la Oficina de Comunicaciones británica (Ofcom) en la que se indica que siete de cada diez menores y universitarios han perdido horas de sueño por sus hábitos digitales.
Además, el 60% ha dejado de hacer sus deberes por este motivo. La misma proporción admite que está demasiado tiempo pendiente de internet. Sea como fuere, para Emily Frith, las normas deben fijarlas “los padres”. “Lo que sí tenemos que hacer, en cambio, es garantizar que los jóvenes posean las aptitudes imprescindibles para ahuyentar a quienes les ponen en peligro”, sentencia.