Mujeres: pasado, presente y futuro de la programación
La programación está en boca de todos. Es uno de los trabajos con mayor demanda y entre los mejor remunerados del presente. Pero lo que pocos saben es que las mujeres fueron pioneras en este área, en Argentina y en el mundo.
Últimamente solemos escuchar que el trabajo del futuro es la programación, pero ¿cuál es la situación en cuanto a paridad de género en dicho sector? En diálogo con Rosarioplus.com, Nazarena Galantini, integrante del equipo de REDJAR, una cooperativa de desarrollo de software de nuestra ciudad, comentó: “Se piensa que programar es una tarea de varones y es cierto que actualmente son mayoría en comparación con las mujeres. Pero lo que pocos saben es que no siempre fue así”.
“En Argentina –reveló Galantini– en la década de los 70 las mujeres llegamos a ser el 75% de las estudiantes de la carrera de informática y eso parece un número muy alejado si lo comparamos con el escaso 11% que representamos hoy en día”. Es por esta situación de inequidad que REDJAR abrió un curso orientado a mujeres y disidencias para corregirla y emparejar la brecha de género en esta actividad laboral, el desarrollo de sistemas.
Un poco de historia
En el pasado fueron las mujeres las pioneras en el desarrollo informático. Tres ejemplos clave que Nazarena acercó: “La inglesa Ada Lovelace en el siglo XIX fue la primera en inventar lo que hoy conocemos como algoritmo. Destinado a ser procesado por una máquina por lo cual se la reconoce como la primera programadora de la historia. Luego en Estados Unidos Grace Hooper entre las décadas del 50 y 60 fue la primera en inventar un lenguaje de programación que sirvió como plataforma para la creación de COBOL que es un lenguaje de alto nivel que en la actualidad lo utilizan los bancos a nivel mundial”.
En nuestro país tenemos también varios ejemplos, pero nos quedaremos con Cecilia Berdichevsky, polaca-argentina “que fue la primera programadora del gran computador que tuvo nuestro país, Clementina, un proyecto de supercomputadora creado en 1961 en el que trabajaron además un grupo de 5 mujeres que también fueron pioneras en la docencia, la investigación y la programación en la facultad de ciencias exactas de la UBA”.
Pero cómo fue que a pesar de esta rica historia, hoy las mujeres solo ocupan una porción menor en el desarrollo tecnológico. Para ello, esta voz autorizada en asuntos de género enumeró dos razones primordiales: ”En primer lugar, la llegada del dinero: cuando una profesión cobra mayor estatus social hay más dinero y los hombres, que son considerados una mano de obra más valiosa, empujan a las mujeres hacia afuera”. “En segundo lugar –prosiguió– la aparición de jerarquías. Recordemos que en los 60 /70 estábamos en un contexto de guerra fría en el que la industria armamentística y la del espionaje eran negocios muy rentables y para ello era fundamental el cálculo y la programación. Cuando el software empieza a desplazar el hardware como la estrella de la tecnología las empresas empiezan a nombrar directivos dentro de este rubro. Una cosa era tener programadoras para que teclearan, y otra muy distinta era hacerlas gerentas y directivas”.
En el presente
Para cambiar esta realidad y tener una programación más igualitaria, es necesario dar herramientas concretas, proponer soluciones reales para disminuir la brecha de género y ser fiel a la historia de esta disciplina. Según Galantini, “Una cosa es hablar de inclusión, y otra muy distinta es tener políticas concretas que orienten a la participación de las mujeres. Por eso desde REDJAR abrimos la inscripción para un Bootcamp gratuito orientado solamente hacia mujeres y disidencias para poder contrarrestar esta situación actual y para que las mujeres volvamos a recuperar nuestro lugar en el mundo del desarrollo de sistemas”.