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Las inscripciones para el ciclo lectivo 2017 volvieron a desnudar la concentración de la demanda en un selecto grupo de establecimientos educativos ubicados en el macrocentro de la ciudad. Escuelas como los Normales 1 y 2, la Gurruchaga o la Arzeno encabezan la preferencia de la mayoría de los padres que, por razones económicas o ideológicas, siguen apostando por la enseñanza pública. 

El fenómeno, a juicio del docente de la UNR  y especialista en el ámbito educativo Pablo Urbaitel, tiene su raíz en la "profunda fragmentación" que sufrió el sistema educativo argentino producto de la desigualdad social que se enquistó tras el menemismo. Este proceso acabó con la idea de "la escuela homogénea en la cual convivía el hijo del médico con el hijo del mecánico".

Al no existir más esa escuela, la mayoría de los sectores medios se alejaron de la enseñanza pública para virar hacia la educación privada. Sin embargo, persiste un grupo de padres que sigue confiando en los establecimientos públicos. "En estos casos no se busca cualquier escuela, hay una selección y una estrategia. No es más como antes en donde los padres mandaban al nene a la escuela de la vuelta de la casa", explica Urbaitel.

Entonces, producto de esta "profunda desigualdad social", el padre que de chico fue a una escuela que le quedaba a tres cuadras, ahora reniega de esa misma escuela si cree que su hijo no va a recibir un capital cultural adecuado. "No es que faltan escuelas, son pocas las escuelas a las que la clase media quiere mandar a sus hijos. En Rosario, toda la demanda de sectores medios con padres profesionales y de un capital culturalmente elevado gira en torno a cuatro o cinco instituciones", reflexiona este académico. 

En su opinión, esta "selección" obedece al deseo natural de todo padre para que a su hijo le vaya de la mejor manera posible en la vida. "Los sectores medios son los únicos que encuentran en la escuela un poco de movilidad social. Apuestan como sea a lo mejor. Los sectores excluidos no tiene ninguna movilidad social, quedan condenados. Y las clases altas no la necesitan", afirma.

La búsqueda de una "excelencia educativa" asoma como la razón más palpable y evidente de la alta demanda que tienen determinados establecimientos. Pero Urbaitel pone sobre la mesa otro factor: el temor de la clase media de convivir dentro del sistema educativo con los sectores populares. 

"Me parece que esta alta demanda no habla solamente de la excelencia educativa, sino también de la profunda desigualdad de la que ya hablamos y de cómo no queremos convivir con otros que no sean iguales. Por lo general se buscan ambientes de sociabilización con iguales", analiza.

El panorama --concluye Urbaitel-- puede "agudizarse" en los próximos ciclos lectivos de consolidarse el ajuste económico que propone el actual modelo. "Algunas familias de clase media que hasta ahora podían mandar a sus hijos a una escuela privada de 1.200 pesos, a lo mejor no lo van a poder seguir haciendo, por lo que se van a sumar a esta demanda".