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La Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) elaboró un informe llamado “Relevamiento y análisis de las condiciones de salud y seguridad en obras de pequeña y mediana escala en el área de Rosario”, con el fin de crear una herramienta para el diagnóstico y el diseño de modelos de gestión en la prevención. Se estudiaron obras en Alvear, Pérez, Granadero Baigorria, Villa Gobernador Gálvez, Pueblo Esther, Soldini, Zavalla y Roldán. Ayudados por estudiantes y divididos en quince grupos enviados a cada localidad, salieron a tomar los datos de las condiciones de higiene y seguridad en las construcciones. El resultado no fue el mejor. La mayoría no cumplía con las condiciones de seguridad mínimas para evitar accidentes de trabajo.

Sólo el 4 por ciento cumplía con los requisitos para evitar caídas, uno de los accidentes laborales más frecuentes. “A esto hay que sumarle las obras que no son declaradas”, apuntaron desde la página oficial de la UNR. Otro problema detectado fue la poca cantidad de trabajadores que tenían la ropa de trabajo adecuada (casco, botines, guantes, etc). Siempre según comunicaron desde la UNR, sólo el 7 por ciento usaba casco. “El casco tiene que ser un hábito, como cuando se maneja una motocicleta. No implementar las precauciones necesarias dentro de una obra es como jugar a la ruleta rusa”, comentó uno de los docentes Rubén Benedetti a cargo del análisis.

El proyecto nació como una iniciativa de los investigadores que estudiaron la situación de casi 300 obras en la vecina localidad de Funes. El panorama fue similar al que encontraron en otras localidades linderas a Rosario: menos del cinco por ciento estaba “en regla”. La experiencia les permitió refinar el modelo de análisis, que sumó fotografías y luego un apartado sobre la relación con el espacio público. Es que, siempre según contaron los investigadores, la mayoría de las obras no tienen muro medianero o los constructores dejan los materiales en la calle y sin cercar. “El trabajo de obra no debería molestar a los vecinos ni ocupar espacios públicos sin las medidas de protección indicadas. Lo importante es poner al mismo nivel una casa en un barrio humilde y una construcción en un barrio privado. Las medidas de seguridad tienen que ser para todos iguales”, planteó Javier Povzenic, uno de los investigadores.

Para los autores del relevamiento, la necesidad de salir a diagnosticar surgió de la cantidad de accidentes laborales. Según ellos, en Argentina muere una persona por día en este tipo de siniestros. “Es importante que las personas de la construcción se formen, aprendan de los que están desde antes en la profesión y se interesen por tener un seguro o una obra social. Tenemos muchas empresas constructoras que lo respetan, pero así también hay muchas que no”, indicaron los docentes.

Según contaron, esta realidad del sector se da por tres causas: falta de capacitación, informalidad de la industria, ausencia de controles y de formación, concluyeron los autores del informe, Rubén Benedetti, Javier Povzenic, Ana Espinosa, Natalia Jacinto, Flavio Luciani, Mariela Borromeo, Hernán Angiolini y Marcelo Ibañez.