Los trolls y la falta de resultados
Unos 20 puntos de caída en la construcción, más de 8 puntos para atrás en la actividad industrial, 40 por ciento de inflación anual y un ritmo de destrucción de puestos de trabajo que ni el propio gobierno puede ya ocultar. Es claro que la gestión del presidente Mauricio Macri no está ni siquiera empatando el partido. Es en ese marco en el que hay que entender su recorrida por los medios de comunicación de unos días atrás y hasta la reunión cumbre con Marcelo Tinelli. Un encuentro que no le trajo demasiados beneficios políticos pero sí una tregua en la andanada de golpes que el animador le propinaba a través de su imitador que, como toda caricatura lo que hace es exagerar los principales rasgos del imitado: En este caso, un hombre demasiado cheto y con poco contacto con la realidad.
Pero hay que decirlo, Macri conserva bastante de la cuota de expectativa de cambio que depositó en él la sociedad. Pero una parte importante de ese capital se está consumiendo en el esfuerzo de explicar la ausencia de resultados positivos de una gestión que no encuentra el rumbo, más allá de la concepción ideológica de las medidas macroeconómicas.
Esta semana hasta la consultora más friendly con el gobierno –Fiel- comentó que el adverso escenario internacional, la recesión profunda en la que se encuentra sumida Brasil y –también- las políticas internas de Cambiemos, forman un cóctel potente para el freno de la actividad industrial.
Días en los que también la comunicación política a través de las últimas tecnologías, a la que es tan afecto el gobierno, mostró un costado negro. Los trolls denunciados por Tinelli que lo atacaban mediante tuits envenenados, la aparición de un troll “arrepentido” y el debate por los datos cruzados de la Anses. El gobierno recurrió en este caso a la comparación con la gestión anterior y por eso reveló que el kirchnerismo había utilizado el entrecruzamiento de datos en al menos 40 casos. Y que la propia ex presidenta Cristina Kirchner recurrió a esa información cuando escrachó al “abuelito amarrete” que no podía darle un sobrecito con dólares a su nieto por el cepo vigente en ese entonces.
Demás está decir que lo que un gobierno hizo mal no justifica que otra gestión pueda hacerlo peor.