Otra vez en el medio justo
El gobernador Omar Perotti lo volvió a hacer. Volvió a encontrar una posición intermedia entre la vuelta a la presencialidad escolar y la educación virtual. Cuando el debate parecía tensionado al máximo con Santa Fe copiando al pie de la letra la falsa discusión porteña alrededor del regreso a las aulas sí o no; el mandatario santafesino decretó que los alumnos volverán a estar sentados en sus bancos pero sólo en el ciclo inicial y primario. Para equilibrar, cerró gimnasios, actividad en los clubes y hasta las ceremonias religiosas. Perotti tiene un único credo: La equidistancia. Para algunos una virtud, para otros una exasperante forma de decidir. En todo caso no es sólo una especulación política -que siempre está presente- se trata más que nada de un rasgo profundo del pensamiento.
Ya lo había hecho la semana anterior cuando desde nación se calificó a los departamentos Rosario y San Lorenzo como zonas de Alarma Sanitaria. El gobernador adhirió al decreto nacional y suspendió la presencialidad escolar en esas zonas pero sólo hasta el día 7 pasado y no hasta el 21 como mandaba el decreto del presidente Alberto Fernández. Esos días fueron aprovechados por Perotti para medir la reacción de los intendentes de los territorios afectados y el estruendo de los padres que dicen dejarlo todo por la educación de sus hijos, como si los que piensan en la presencialidad escolar como un peligro fueran malos padres que soslayan lo que su hijo pueda aprender o no en pandemia.
Esos días de tensión y sus febriles gestiones ante funcionarios nacionales lo llevaron a cometer algunos errores, como el de proponer “recuperar días de clase los sábados, feriados o vacaciones”. Amsafé lo cruzó fuerte para recordarle que “ninguna clase se perdió” porque los maestros “nunca dejamos de trabajar, seguimos adelante con las clases virtuales” le dijeron al gobernador los dirigentes sindicales del sector. Y ahí hay otro punto oculto que no termina de aparecer en las discusiones: La mayoría de los docentes -públicos y privados- quiere volver a la presencialidad. Pero no porque hayan perdido la noción del peligro o porque adhieran de un día para el otro a las posiciones de Juntos por el Cambio. Simplemente porque están vacunados y el trabajo virtual con alumnos es mucho más engorroso y desgastante de lo que los preocupados padres y funcionarios piensan. Por supuesto, hay también muchos maestros que tienen un claro posicionamiento a favor de seguir al pie de la letra con las restricciones en el marco de lo que dicta la política sanitaria nacional.
Con todo, el gobernador de Santa Fe convenció al Jefe de Gabinete Santiago Cafiero y al ministro de Educación Nicolás Trotta de que no era justa la categoría de Alarma Sanitaria para Rosario y San Lorenzo porque hasta ahí llegan pacientes de otros lugares de la provincia buscando camas de terapia intensiva. Es cierto, pero nadie sabe si ese argumento alcanza para revertir la gravedad con la que la pandemia está golpeando en la zona. Como sea, Perotti consiguió el cambio de categoría a Alerta Epidemiológica y logró habilitar parcialmente la presencialidad escolar.
Pero mientras se negociaba, dos pacientes de Covid que requerían internación compleja murieron sin recibirla. Una mujer de 36 años de Coronda y un hombre de 68 de Gálvez. Se aclaró que no fue porque no quedaban camas sino porque fallecieron en el traslado hacia ellas. Pero el límite es muy finito y hasta un funcionario del Tercer Nivel de Atención en Salud de la provincia reconoció que “en cada traslado se está encomendando a dios”.
Los docentes se sienten protegidos por las vacunas y los alumnos no son la población vulnerable para el virus. Pero sí pueden contagiar a sus padres cuando vuelven a casa. Y como se sabe, no se trata sólo del tiempo que pasen en la escuela, sino todo lo que se mueve alrededor de ellas. O como dijo la secretaria general de Amsafe provincial Sonia Alesso “quieren presencialidad escolar y afuera hacen veinte actividades, no cuidan la propia burbuja de sus hijos”, en una fuerte crítica a los padres empecinados con tener a sus chicos en las escuelas.
Hay sólo un par de cifras positivas respecto de la pandemia en Santa Fe: Ya se vacunó a la mitad de la población objetivo y el índice de reproducción de contagios está en 1,03%. Todo lo demás es alarmante: Con la mitad de contagios de la primera ola, el nivel de camas críticas ocupadas es del 97% mientras que en el inicio de la pandemia era del 75%. Con estos números igual se impuso el criterio de la presencialidad escolar. Aunque morigerada, una posición se ha tomado y el riesgo es persistente.