"Marea verde", un documental que sigue el proceso y la legalización del aborto
La película cuenta con testimonios de Mabel Belluci, Eliana Riaño Vivas, Celeste Macdougall, Lola Cufré y Stella Manzano, entre otras. La cámara de Hoyos recorre las adyacencias del Congreso mientras miles de manifestantes reunidas por impulso de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito que se agolpan para esperar la votación, primero Diputados y luego en Senadores.
"Marea verde" es un documental dirigido por el colombiano Ángel Giovanni Hoyo en el que se mete de lleno en las manifestaciones a favor de la legalización del aborto, siguiendo de cerca la sanción de la ley en 2020, y que se estrena este jueves en salas del país.
"La película no fue un proyecto planeado, como suele ser tradicionalmente que te sentás y armás un guion. Recién cuando empecé a filmar me di cuenta que podía ser una película, pero fue algo más intuitivo. A mí como inmigrante me llamaba mucho la atención que tan abiertamente en el espacio público se reclamara la legalización del aborto", dijo el director.
"Lo que más me movilizó fue ver a estas mujeres en las calles reclamando por su derecho, de hecho si me preguntás cuál es el tema de la película para mí no es el aborto sino la lucha. Después, todo empezó a crecer y donde había cien personas empezó a haber trescientas y fue otra masividad. Fueron seis años y casi cuarenta horas de material crudo que se filmó, pero nunca hubo un plan, hubo una inquietud", añadió.
A las jornadas del 2020, Hoyos le suma no solo su propio material, sino fotografías y testimonios de militantes feministas de las últimas décadas, poniendo en pantalla que se trataba del reclamo de una parte de la sociedad que estaba presente desde hacía décadas.
- ¿Por qué creés que en muchos barrios populares, como sostenía Juan Grabois y muchos dirigentes sociales, donde se supone que hay más víctimas por abortos clandestinos, también se encuentran muchas mujeres que no estaban de acuerdo con la ley?
- Ángel Giovanni Hoyo: Difícil de responder. Porque los dogmas religiosos y conservadores están presentes en estos barrios como solución a un vacío de Estado y ese vacío se reduce en falta de educación, salud, techo y oportunidades. Entonces la iglesia se vuelve en el lugar de cobijo y el espacio ideológico y político.
- ¿Cómo te interpeló como hombre el debate?
- AGH: Yo nunca me lo pregunté porque, como te digo, tampoco estaba seguro de estar haciendo una película. Fue una vez terminada en el intercambio con las actrices sociales y con el público de los festivales que empezó la pregunta por mí mismo. Creo que la película debe ser juzgada por su punto de vista y por lo que es como obra. Si yo me hubiera puesto a hacer la película desde esa premisa, hubiera sido otra... la película de un varón hablando de aborto e, insisto, a mí siempre me movilizó la lucha por conquistar un derecho. Siempre estuve rodeado de un equipo compuesto por mujeres: la productora, la editora, la colorista y la directora de sonido son mujeres. Una película no es solo el director, es un hecho colectivo y en este hecho colectivo no hay un sesgo de cómo deben ser las cosas, sino que soy un mero observador de los hechos que se van relatando.
- ¿Qué es lo que más te impactó?
- AGH: Como creció exponencialmente esa marea, como pasaron de 200 a millones en menos de un año.