Sietecase: "Carlos Masciaro es el Hannibal Lecter del subdesarrollo"
El periodista y autor del libro que narra la historia que llega esta semana a los cines de la ciudad contó los pormenores del macabro crimen ocurrido en 1980, donde el empresario Jorge Sauan fue sumergido en en ácido sulfúrico.
El periodista rosarino que reside en Buenos Aires hace 30 años llegó contento a su ciudad. En la noche del jueves pasado Reynaldo Sietecase se encontró con muchos de sus allegados a cuento del avant premiere del film Un crimen argentino, basado en la novela del mismo nombre que él mismo escribió e investigó durante varios años entre 1998 y 2002.
“Soy respetuoso con la familia Sauan porque entiendo que lo que vivieron es doloroso, pero esta historia local no puede dejar de contarse”, precisó Sietecase al recordar cómo comenzó la historia. “Yo trabajaba en Rosario12 y en la radio LT8. Me hicieron ir a cubrir un motín en Coronda, y cuando se calmó el asunto, yo sabía que Juan Carlos Masciaro estaba ahí y pregunté por él. Lo entrevisté y me deslumbró. Quedé fascinado porque me citó a Foucault y a Nietzsche, y entonces empecé a juntar información sobre el caso, quería escribir más sobre él”.
En 1998, Reynaldo Sietecase participaba de un taller de periodismo narrativo con Tomás Eloy Martínez. En ese marco, escribió un artículo sobre el asesinato del comerciante Sauan. "Cuando nos corrige me dijo ‘usted tiene ahí una novela, no sé si la puede escribir, pero es una historia del carajo’. Salí del taller entusiasmado. Hice 43 entrevistas, y trabajé con la idea de una historia de no ficción. Y cuando volví con algo me respondió ‘te dije una novela, soltá el archivo, soltate a escribirla’, y ahí pude jugar con la ficción que con el oficio del periodismo cuesta. Martínez fue un gran maestro para mí en el periodismo y fue quien me empujó a la narrativa, porque yo escribía periodismo y poesía. Me fui a vivir a Buenos Aires a los pocos meses de este taller. Lanata me convocó a trabajar en la revista Veintiuno y ya me quedé en Buenos Aires”.
Aun estando ya asentado en la ciudad de la furia, el periodista rosarino continuó con su investigación de largo aliento para crear la novela. “Al salir en libertad, Masciaro me llamó, y tuve seis encuentros con él. Pero me di cuenta que me mentía todo el tiempo. Porque me decía algo, yo lo chequeaba y era fruta. Mentiras sobre su infancia, yo quería saber para hacer su perfil y me inventó algo de una hermana. Entonces me cansé y me inventé yo parte de su infancia para la novela", recordó.
Lo sorprendente de este personaje enigmático es que negó el crimen hasta su último día, algo que el propio Sietecase recordó: “Masciaro me dijo a mí también que no lo mató, y que Sauan estaba viviendo en Siria, que no hubo un crimen. Y lo dejabas hablar media hora y te convencía, es un Hannibal Lecter del subdesarrollo. Un tipo culto, leído, muy seductor, era impactante. No me olvido mi primer encuentro con él: la Unidad 3 era un caos con el motín que se había armado, y él me atendió en la biblioteca con una chalina blanca, impecable”.
El juego que construyó del personaje fue una historia ficcional de su adolescencia que vive una desaparición y muerte de un ser muy querido. “Es que entendí que la hipótesis era que las sociedades también se definen por su modo de matar, la desaparición en Argentina es una marca muy potente”, explicó.
Entre las decenas de entrevistas que hizo el autor, tuvo el privilegio en esos primeros años del 2000 de dialogar con los secretarios del juzgado que investigaron, cuyos roles son los protagónicos en el film (y secundarios en su novela). Se trata de Carlos Triglia y Alberto González Rímini. “Ellos ayudaron mucho, y era lindo ver que los dos llegaron a jueces después del caso. Cuando salió el libro, Rimini ya había fallecido, pero Triglia vino a la presentación y me dijo que leyó la novela en una sola noche, y estaba muy conmovido”.
El juez Juárez a cargo de la causa también murió hace tiempo, y el criminal Juan Carlos Masciaro murió en 2018 en Coronda. Sobre esto, Sietecase precisó: “Lamento que todos los protagonistas hayan fallecido, pienso que les hubiera gustado ver ahora la película. Entiendo que esto incomoda a las familias (tuve en una ocasión una amenaza de juicio) y yo por eso cambié los nombres en la ficcionalización".
En torno al estreno del film, sobre el cual Sietecase colaboró asesorando un poco, relató: “Es un sueño, la novela tiene exactamente 20 años, se publicó en julio de 2002. Y la película estuvo por filmarse tres veces, y finalmente se concretó con la productora argentina Pampa Films que es importante, con Warner y HBO”.
Para él es “una alegría enorme”, porque apreció las “grandes actuaciones de Grandinetti y de Ajaka”, y “la composición de la ciudad de hace 40 años es increíble, hasta se pintó de gris el Palacio de Los Leones”.
También sumó a su alegría filmar en su ciudad: “El 80 por ciento de los técnicos y todos los papeles secundarios y extras fueron rosarinos. Ojalá esto ayude a que la ciudad se transforme en un gran set de filmaciones”.
Finalmente apreció que “es un gesto muy lindo que se haga en Rosario el avant premiere, es un gesto lindo del productor Juan Pablo Buscarini y la Warner”.