Quince años de cárcel por abusar sexualmente de sus tres hijas
Un hombre de 45 años reconoció que abusó sexualmente de sus tres hijas en establecimientos rurales de la localidad de Pozo Borrado, y fue condenado a 15 años de prisión.
Este martes fue condenado a 15 años de prisión un hombre que admitió que abusó sexualmente de sus tres hijas en establecimientos rurales de la localidad de Pozo Borrado, un pueblo del departamento Nueve de Julio que se encuentra a 400 kilómetros de Santa Fe.
El hombre tiene 45 años y sus iniciales son J.A.R. La sentencia fue dispuesta por un tribunal compuesto por los jueces Juan Gabriel Peralta, Javier Bottero y Cristina Fortunato en un juicio en el que se abreviaron los procedimientos que tuvo lugar en los tribunales de Tostado. La fiscal Shirli Tomasso estuvo a cargo de la investigación.
Tomasso manifestó que “el condenado vulneró la integridad sexual de dos de sus hijas desde que ellas transitaban el jardín de infantes hasta sus primeros años de la escuela secundaria”. En tal sentido, remarcó que “la gran frecuencia con la que el hombre llevó a cabo su accionar delictivo provocó que las víctimas naturalizaran las agresiones”.
Además sostuvo que “por lo menos en una oportunidad, el hombre abusó sexualmente de otra de sus hijas”. Según destacó, “todos los ilícitos fueron perpetrados en diferentes viviendas rurales en las que residió el grupo familiar”.
La funcionaria del MPA señaló que “el condenado solía atacar a las niñas en ocasiones en las que se quedaba a solas con ellas”, y enfatizó que “dadas sus características, los abusos tuvieron entidad suficiente para interferir en el normal y progresivo desarrollo sexual de las víctimas”.
Los delitos fueron cometidos en un contexto de violencia familiar, y esto se evidenció cuando en junio de 2019, dos hijas del condenado fueron a una comisaría para anoticiar a las autoridades sobre una situación de maltrato físico y psicológico que había ocurrido en su hogar y voluntariamente relataron los abusos a los que eran sometidas desde pequeñas.
Una de las víctimas es su hija biológica y comparten el apellido, y las otras dos son hijas biológicas de la pareja del condenado, pero aunque tienen otro apellido, él las reconoció legalmente como hijas suyas.