Precarizados, afuera: las claves del primer dato de empleo en la era Milei
La suba del desempleo que se verificó en el último informe del Indec, correspondiente al primer trimestre de este año, es apenas una parte del efecto colateral que causaron las primeras medidas del gobierno de Javier Milei.
Al hacer zoom sobre el dato de desocupación, se puede identificar al sector informal y al autónomo como los más castigados. Además, el contexto de pérdida de poder adquisitivo generó un fuerte incremento de gente que, incluso teniendo trabajo, presiona en el mercado laboral por obtener otro.
El porcentaje de desempleo que dio a conocer el Indec escaló del 6,9% el primer trimestre de 2023 al 7,7% en el mismo período de este año. Cabe destacar que el dato previo (cuarto trimestre de 2023) fue 5,7%. Este aumento de 2 puntos porcentuales (p.p.) indica que hay 407.415 desocupados más. A esto hay que sumarle que se dio una caída en el nivel de actividad, que oculta la verdadera desocupación.
Pero lo más preocupante de estos datos, es que esa destrucción afectó en mayor medida a los sectores más precarizados, especialmente a la caída de formas no asalariadas de empleo (mayoritariamente explicada por la menor cantidad de trabajos por cuenta propia) y por la destrucción de puestos de trabajo asalariados no registrados.
Concretamente de los 0,7 p.p. de caída de la tasa de empleo, -0,5 p.p. correspondió a la menor cantidad de relaciones de dependencias no registradas y - 0,2 p,p a cuentapropistas.
Este fenómeno se explica en buena medida por la contención de personal que tuvieron al menos hasta ese momento las empresas. En la mayoría de los casos, incluso relevados por la Encuesta de Índices Laborales que elabora el Ministerio de Trabajo, los empleadores prefieren sostener el recurso humano ya capacitado.
Respecto a este panorama, la directora de la Usina de Datos de la UNR, Paula Durán, explicó: “Esto se conoce como efecto retención. Ante una crisis, el empleador no se deshace de su fuerza de trabajo sino que aguanta la situación, aunque eso también depende de la extensión y la profundidad de la crisis. Si esto perdura, puede resultar difícil sostener al personal y eso repercutiría en el empleo formal”.
Según un informe del Instituto de Estudios y Formación (IET) la CTA Autónoma, se verifica que el empleo por cuenta propia -que en la Argentina es mayoritariamente poco calificado y de subsistencia- explica el 45,4% del total de la pérdida de puestos de trabajo. Si se considera también las relaciones asalariadas clandestinas se concluye que 6 de cada 10 puestos de trabajo perdidos en los últimos tres meses formaban parte del heterogéneo campo de la informalidad laboral.
Por otra parte, los datos oficiales del primer trimestre evidencian el impacto de la pérdida de poder adquisitivo, con un crecimiento en el porcentaje de gente que ya tiene trabajo y busca otro (ocupados demandantes) y anticipan un fuerte crecimiento del desempleo para el segundo trimestre.
El desempleo puede permanecer transitoriamente oculto en la inactividad, pero también, paradójicamente, en el campo de la ocupación a través de formas de empleo de muy baja calidad para población que al mismo tiempo busca un empleo mejor. Este fenómeno creció sensiblemente en el trimestre analizado y representa el 16% de la Población Económicamente Activa (PEA). Es decir, que si se suma la desocupación abierta (7,7%), la presión sobre el mercado laboral trepa al 23,7%.