Del debate por las clases presenciales al colapso "a las finas hierbas"
Aunque sea contrafáctico, vale la pena preguntarse qué habría pasado si se acataban en abril las medidas dispuestas por el gobierno nacional, en lugar de perder tiempo en la disputa por las clases presenciales. Análisis y repaso de una de las semanas más difíciles de la pandemia.
"Hasta hoy a esta hora, no ha quedado ningún paciente sin atender", dijo Sonia Martorano este jueves en el predio de la Ex Rural. Después de una semana sin apariciones públicas, la funcionaria volvía a dar una conferencia de prensa en el más grande de los vacunatorios que montó la provincia para hacer frente al Covid. Y allí, ante un enjambre de micrófonos, amplió: “Los casos pueden seguir subiendo y si las restricciones se cumplen, recién en 14 días podría verse un impacto. Podemos seguir teniendo más necesidad de camas y de internación, pero ese no es el punto de la ecuación, porque ampliamos camas y se ocupan. Tenemos que bajar contagios. ¿Se acuerdan que yo les hablé como madre y les había dicho acá mismo que no quería que ninguna madre se quede sin cama para su hijo cuando lo quisiera internar? Esas imágenes no las queremos, pero en este contexto de suba de contagios a nivel nacional, es algo que va a ocurrir”.
La actual ministra, cabe recordar, era la segunda de la cartera cuando se inició la pandemia. Y asumió el cargo tras la renuncia de su antecesor, Carlos Parola, que duró muy pocos meses en la gestión. Y sin venir de la política tradicional, le tocó estar al frente de la cartera sanitaria en la mayor emergencia de salud que tiene la provincia en su historia. Tal vez, por eso, el aplomo con el que enfrentó a la prensa, en la semana más difícil desde la llegada del coronavirus al país. Planteó las dificultades para el escenario que se viene, habló de cuidarse mucho, condenó la falta de empatía de un sector de la sociedad e informó la la llegada de un lote de vacunas Astra Zeneca.
El lunes de esta misma semana, entrevistado por Ariel Bulsicco en la radio Sí 98.9, el vocero de Salud había sido el director del Tercer Nivel del Ministerio, el doctor Rodrigo Mediavilla. Con más de un año de pandemia, ya está curtido a la hora de dar notas, pero en su testimonio ese día habló más como médico, que como funcionario. “Se llegó a lo que queríamos evitar, estamos ante un colapso sanitario. Estamos poniendo en funcionamiento una Guía Bioética que permite determinar a quién atender cuando hay más pacientes que camas. Es muy difícil tomar la decisión entre una vida y otra. Los médicos estamos preparados para salvar vidas, no para dejarlas ir”, dijo.
Mientras tanto, la Municipalidad autorizaba el regreso de los gimnasios y las canchas de fútbol 5, se había extendido desde el fin de semana el horario de los bares hasta las 23 hs y se había conseguido torcer el brazo a Nación por la presencialidad escolar. “Nosotros no contagiamos”, había sido la bandera de cada sector al pedir reapertura. Los epidemiólogos y expertos del CONICET, no obstante, se cansan de explicar que cuando hay un nivel tan alto de circulación comunitaria del virus, ningún ámbito está exento de ser una fuente de contagio.
El martes 18, el propio Mediavilla repetía la palabra “colapso sanitario” ante un enjambre de periodistas en las puertas del Hospital Centenario, acompañado de la directora del nosocomio, la doctora Claudia Perouch. En Rosario ya se habían instalado móviles de los canales de televisión porteños. Uno de ellos, llevaría sus cámaras dentro de la mismísima terapia intensiva del Sanatorio Parque para mostrar “el colapso por dentro”.
Al otro día, Pablo Javkin salió a explicar el sentido de las restricciones que había dispuesto el gobierno provincial. En ese contexto, aunque preocupado por la ocupación de camas y la edad de los pacientes graves, el intendente rosarino se encargó de remarcar que no estamos ante un “colapso”, porque eso pasa cuando la gente no logra ser atendida.
Desde la Asamblea de Trabajadores por la Salud Colectiva, se planteó: “La política es mostrar que la gente no se muere sin atención, pero esto no evita que se den las muertes. Lo que no quieren es lo escandaloso, que la gente no se muera en las calles”. Este grupo, del que participan médicos de Centros de Salud y hospitales públicos, tuvo mucha visibilidad durante la primera ola. Y en estas semanas, volvió a reunirse, para pedir el famoso “botón rojo”.
Volvamos al inicio: Martorano fue muy cuidadosa en las formas, pero evitó hablar de colapso. Anticipó que los casos van a seguir subiendo, porque cualquier medida de restricción tarda varios días en impactar. Está claro que la situación sanitaria es peor que la que había al comienzo de esta semana y que todo indica que así estará hasta fin de mes. Será, en todo caso, como un "colapso a las finas hierbas", que no será narrado por médicos en primera persona, sino por funcionarios que tengan más cintura para explicar lo que pasa dentro de los hospitales santafesinos. Aunque sea contrafáctico, vale la pena preguntarse qué habría pasado si se acataban en abril las medidas dispuestas por el gobierno nacional, en lugar de perder tiempo en la disputa por las clases presenciales. A contramano de lo que sus propios responsables en Salud recomendaban, Perotti y Javkin dilataron las medidas todo lo que pudieron. Buscaron hacer equilibrio entre la situación sanitaria y los reclamos de sectores que reclamaban normalidad sin restricciones. Con el diario del lunes, la sensación es que lo que pasa hoy, se podría haber evitado.