La tentación del drama rosarino
La violencia que azota a la ciudad derivada de la disputa por el narcotráfico es utilizada por algunos dirigentes para posicionarse. El caso Carrió y la visita de Macri este lunes en la Fundación Libertad.
El que crea que Elisa Carrió en serio hace un planteo ético para no participar del frente de frentes porque ahí “hay gente comprometida con el narcotráfico”, es porque realmente entiende muy poco de política. Lo que quiere Carrió es muy simple: Un lugar en la lista de diputados para Lucila Lehmann, su dirigente en Santa Fe. El problema es que ni siquiera la llaman para las reuniones, no la necesitan y hay demasiados candidatos para muy pocos lugares. Y hay prioridades.
Carrió ya no es aquella dirigente que una vez ganó las presidenciales en la provincia. Eso está claro. Pero es un aviso de lo que puede pasar con algunos “heridos” que no tengan lugar bajo la sombrilla de la coalición que enfrentará al peronismo en las elecciones.
Lo que parece una denuncia grave es, una vez más, una peligrosa banalización de un problema dramático por el que en Rosario está muriendo gente. Pero Carrió no es la única. Hoy llega a Rosario el expresidente Mauricio Macri para cumplir una agenda que -seguramente- incluirá alguna escenografía barrial controlada para mostrarse comprometido con el problema. Pero para aquellos distraídos del frente de frentes Macri ya adelantó que “el narcotráfico y el crimen organizado son alentados por el populismo”. Es decir, se trata de un problema ideológico y sobre todo es generado por el peronismo.
De lo que no habla Macri es de las SAS (el régimen de Sociedades Anónimas Simplificadas) que el senador Oscar Parrilli denunció en Radio Si 98.9 como a un instrumento que permitió “a Los Monos crear unas 40 sociedades para blanquear el dinero negro del crimen” y que han sido “como las off shore” para evadir dinero y llevarlo al exterior. Claro que hay emprendedores que la utilizan de buena fe y por eso en el Senado plantean una regulación más rigurosa para las mismas y no la eliminación total del régimen en cuestión.
Pero la llegada de Macri a la ciudad probará hasta donde se estira la tensión interna del frente de frentes. Será, por ejemplo, una prueba de fuego para los dirigentes del socialismo que ya decidieron integrar la alianza: si bien no se mostrarán con Macri en alguna recorrida sí asistirán a la presentación del libro Para qué que el ex mandatario presentará en los salones de Metropolitano organizado por la Fundación Libertad. Una fundación a cuyos eventos siempre se negaron a ir Hermes Binner y Antonio Bonfatti. Pero a los que sí concurría Miguel Lifschitz.
Como se ve, la banalización y utilización del complejo problema que tiene Rosario, lejos está de no ser utilizado por la política para su provecho electoral. No se puede generalizar, pero sí ver que la tentación es demasiado grande.