El dolor en la escuela adonde concurre el nene de 9 años baleado por sicarios
Francisco va a tercer grado y está peleando por su vida en el Hospital de Niños Zona Norte. Recibió varios disparos cuando volvía del kiosco con su mamá. Uno de los adultos que estaba en la misma esquina y murió es el hijo de una portera de la Escuela Nº 825, cuya comunidad mañana se moviliza junto al barrio para decir #BastadeMuertes
Marisa, la directora de la Escuela nº 825 del barrio Parque Casas, tiene la voz quebrada. Es mediodía de una jornada de paro y sin clases, pero el motivo de su bronca no es ese, ni los problemas estructurales contra los que vienen luchando hace tiempo en el barrio: es que anoche hubo una balacera con ametralladoras a pocas cuadras de la institución, que dejó un saldo trágico y cercano: un alumno de 3er grado está gravemente herido y uno de los dos muertos es hijo de una portera.
"Estamos consternados, no lo podemos creer. Nahuel tenía una criatura que ahora quedó sin padre. Había terminado de trabajar, estaba en la esquina de su casa. Era el hijo de una portera de acá. Estaba con otros amigos como a las nueve de la noche, había un montón de gente y según nos contaron, había muchos nenitos jugando. Hasta que pasaron con ametralladoras y les dispararon a todos. Él falleció ahí mismo, como otro de los muchachos. Y entre los heridos está Francisco, un alumnito de tercero de la tarde. Es terrible", contó la docente. Nahuel Segovia, de 32 años, fue uno de los dos hombres que murieron este miércoles por la noche, acribillados por la criminal balacera en Cavia y Cabassa.
Durante la madrugada y la mañana los grupos de WhatsApp de maestros y padres estuvieron intercambiando preguntas sobre el estado de salud de Francisco y mensajes abrazando a la portera que perdió a su hijo.
El barrio atacado, a pocas cuadras de la escuela
El ataque fue en Cavia al 1300 bis, en una de las esquinas de una calle angosta en la que se distingue un kiosco por las luces de afuera. El dueño de ese único negocio del barrio, que funciona en una casa hecha de material, fue quien llevó a Francisco y a su mamá al Hospital de Niños Zona Norte. Enfrente hay una larga fila de casillas de chapa con pisos de tierra que en el fondo tienen a la vía del tren y un poco más allá al arroyo Ludueña que pasa por debajo del puente de Sorrento.
La distancia con el glamoroso centro de Rosario es enorme, en todo sentido. Al lugar le dicen "Puente Negro" y según fuentes policiales está atravesado hace un tiempo por la dinámica del enfrentamiento entre bandas narco, con Burgos y Muñoz como los dos apellidos que resuenan a cada lado de la disputa por el territorio.
También el nombre de Ema "Pimpi" Sandoval aparece en el radar de los investigadores: su madre es de este barrio. Además, un hermano del narco que disparó en 2013 a la casa de Antonio Bonfatti mató en 2017 a dos clientes suyos de un bunker, en el mismo lugar que anoche fueron los tiros. "Pero lo que nos tiene desorientados es que hacía bastante tiempo que la cuadra venía tranquila", reseña un sabueso que suele estar informado.
En el medio de esta disputa por la droga, hay gente trabajadora que apenas sobrevive con changas, algún otro con empleo formal. Como la portera de la 825, que todos los día camina nueve cuadras hasta la avenida Casiano Casas para llegar a la escuela. Que ayer volvía de comprar algo en el kiosco con su hijo cuando fue sorprendida por los disparos. Y que ahora acompaña a Francisco en una sala de terapia intensiva.
En el invierno pasado, la misma escuela había sido noticia cuando su comunidad se había movilizado por el robo de los cables eléctricos del barrio que los había dejado sin luz. Y eso agravaba el cuadro de la institución, que además venía hacer meses sin tener gas. Aquella vez, la misma directora le había contado a RosarioPlus que en los días de frío los alumnos faltaban a clase porque en sus familias no tenían para comprar abrigo.
Ahora, cuando todavía resuenan con los ecos de la impactante balacera de anoche, la preocupación es qué hacer para que estos hechos no se repitan más. "Hace tiempo venimos con situaciones violentas acá por la zona. Pero en algún momento tenemos que decir basta y las autoridades tienen que reaccionar. ¿Cuál es el límite? Hoy nuestra escuela está de duelo y el barrio también. ¿La ciudad va a mirar para otro lado?", descarga Marisa.
Un rato más tarde, avisa que pudieron organizar una convocatoria para este viernes a las 12,30 junto a la comunidad del barrio Parque Casas. Será un abrazo a la Escuela 825 con la consigna #BastaDeMuertes.