El hijo de uno de los contadores de las empresas legales del narco Esteban Alvarado trabajó desde 2017 y hasta el mes pasado en el juzgado federal Nº 4 de Rosario, a cargo de Marcelo Bailaque. La situación suena vidriosa justo en momentos en que el magistrado está bajo sospecha de haber generado una obstrucción en una investigación al narcotraficante.

Incluso trascendió que el contador le llevaba las cuentas personales al magistrado. Quizás la situación no sea ilegal, pero alimenta suspicacias justo cuando el juez federal afronta sospechas y un trámite disciplinario en el Consejo de la Magistratura por –supuestamente– haber favorecido a Alvarado.

En rigor, se lo está investigando por rechazar en 2013 el pedido de intervenciones telefónicas hacia el grupo de Alvarado, solicitadas por fiscales federales. Bailaque refutó ante el Consejo de la Magistratura que haya tenido incidencia la aparente impunidad con la que Alvarado se movió por esos tiempos. 

El que firmaba los estados contables de la empresa de camiones Logística Santino SRL, propiedad de Alvarado, era el contador público nacional Gabriel Mizzau. El hijo de este contador se llama Sebastián Mizzau y es empleado de la Justicia Federal de Rosario. Ingresó en 2017 como empleado del juzgado federal a cargo de Marcelo Bailaque sin rendir concurso. Trabajó en ese juzgado hasta el mes pasado, momento en que fue ascendido como integrante de la dotación del Tribunal Federal Oral 3 de Rosario.