Marcelo Sain prendió el ventilador en el juicio a Alvarado
El ex ministro de Seguridad declaró como testigo en el juicio oral. Describió mecanismos de protección política, judicial y policial al crimen organizado, e involucró a diversas figuras del oficialismo y de la oposición.
El ex ministro de Seguridad Marcelo Sain declaró este viernes como testigo en el juicio oral contra Esteban Alvarado y parte de su organización criminal. Y en ese marco, lanzó fuertes consideraciones sobre la hipótesis de la protección política, judicial y policial al crimen organizado.
En su extensa comparencia, con cuarto intermedio incluido, Sain aludió a un allanamiento realizado en diciembre de 2018, en una vivienda situada en la isla frente a Rosario, en el marco de la investigación del crimen del prestamista Lucio Maldonado, atribuido a Alvarado como instigador.
"Cuando tomamos el procedimiento en la isla, la entonces diputada nacional Alejandra Rodenas aparece en la isla con el abogado histórico de Alvarado, que era Paul Krupnik. Ella es subordinada política del senador Armando Traferri. Eso nos llevaba a tener que investigar si no había una protección político y judicial, porque la doctora Rodenas había sido jueza con estas causas a cargo suyo. Además, estaban los audios de Alvarado en los que decía: 'Hay que hablar con Rodenas para que nos de una mano'", dijo Sain, que mientras fue ministro sostuvo un evidente distanciamiento de la vicegobernadora.
El fiscal Matías Edery, explicó el contexto, en diálogo con la prensa al finalizar la jornada: "En ese momento, Alvarado estaba prófugo. Había sido después del allanamiento en Los Muchachos. El testigo reservado entonces, del que ahora se puede decir su nombre, era Rodrigo Ortigala. Él nos marcan un montón de lugares en los que había estado con Alvarado. Yo fui con Ortigala en una lancha y es él quien me dice 'En esa casa yo estuve con él tomando una cerveza'. En base a esos datos, Prefectura hace el informe y ver las coordenadas. Se pide el allanamiento, que fueron dos casas en simultáneo en la isla. A esa casa la estaba alquilando la vicegobernadora, desde 2015, tal como dijo Jorge Llonch. Ortigala dijo que había estado ahí en 2012. Cuando se allana, llegan Rodenas, el abogado Paul Krupnik y Jorge Llonch, que es quien baja y habla con la policía, declarando que era de ellos".
Las ironías de Sain
Durante las más de tres horas que duró su declaración, Sain tuvo varias salidas irónicas. Como cuando debía proyectarse en las pantallas de la Sala 10 la imagen de los cruces de llamadas entre teléfonos que habían sido intervenidos, de manera de comprobar lo habitual de la comunicación en 2012 entre Alvarado con varios policías, así como con otros de los integrantes de la banda. Al sistema para conseguir esos algoritmos, según explicó el testigo, lo habían conseguido en Israel. Pero luego de hacer la presentación de los datos, tardaban mucho en proyectarse. "Ese debe haber sido Baclini, que no puso la plata para la conexión", dijo el ex ministro de Seguridad. En otro momento, con el mismo tono, se refirió al calor que hacía en el Centro de Justicia Penal, cuando ya pasado el mediodía, entraba fuerte el sol por la ventana y le daba en la espalda: "Gutiérrez arregló que no tengamos aire acondicionado", remató.
Cuando se refirió a los datos que aportó el mecánico Carlos Argüelles a la justicia, el socio de Alvarado que luego de declarar fue asesinado, dijo: "No quiero ofender a nadie con esto, pero acá se ve otro elemento que podría decirse de una banda 'a la rosarina'. Porque tenían células para ejecutar personas, pero después hablaban y contaban todo entre ellos. Y Argüelles anotaba. ¿Cómo una persona que no salía a matar, sabía todo lo que hacían los otros?".
El rol de Serjal
Sain dedicó unos minutos a hablar de Patricio Serjal, a quien vinculó con Traferri. "Es interesante ver lo que pasó también con la audiencia imputativa por asociación ilícita y por incumplimiento de los deberes de funcionario público, contra policías denunciados por relación con Alvarado. Se iba a hacer en junio (de 2019), pero se postergó por pedido de Patricio Serjal. No quería que se hiciera antes de las elecciones, porque podía complicar a Rodenas, que era entonces candidata", agregó.
En otro tramo, Sain reveló que el gobernador Omar Perotti le adelantó -cuando ya sabía que sería ministro de Seguridad- que "Traferri estaba presionando para poner todo el equipo de esa cartera. La idea de ellos era poner al frente a Gustavo Peters, y que a la gente abajo la ponían Rodenas y Krupnik. En cuanto a la policía, la primera idea había sido poner a Gustavo Paz, de la URXVII. Pero estaba reprochado penalmente. Ahí en las conversaciones, en realidad lo que se decía era que estaba ‘más sucio que una papa’. Entonces surge la opción de (Gustavo) Spoletti”, dijo en alusión a un ex comisario de Drogas Peligrosas, involucrado en vínculos con el narcotráfico local.
“Una de las investigaciones que hicimos desde el OI era tratar de descular por qué acumulaban tanto poder los policías sospechados. Porque la hipótesis es que tenían protección judicial y política. Y si no vas hasta ahí, el hilo se corta por lo más delgado y solamente cae un policía. A Spoletti, por ejemplo, cuando se lo investiga por enriquecimiento ilícito, la que cierra la causa es Rodenas”, indicó Sain.
Menciones a Pullaro y Silberstein
Pero no todos fueron dardos contra figuras del justicialismo. Sain también puso en escena al actual diputado radical de Juntos por el Cambio, ex ministro de Seguridad del Frente Progresista, Maximiliano Pullaro. “Acá, quiero decirlo con todas las letras: hubo un acuerdo entre Pullaro y Traferri para nombrar y acomodar a estos policías. Me consta y lo digo, porque lo vi como ministro: la mayoría de los senadores ponían y sacaban a los jefes regionales”, dijo Sain.
“A la fiscal Bartocci le cae una lista de policías que estaban siendo reprochados. Y no hace nada. Como nunca hacía nada con estos temas. Cuando se retira, tenía 4 mil expedientes sin avanzar. Y Serjal, era empleado de Traferri, era un hombre de él. Como parte del acuerdo entre el socialismo, el radicalismo y el peronismo, que también puso a Baclini”, agregó en alusión al fiscal general de Santa Fe, cercano hoy al radicalismo de Juntos por el Cambio.
“Acá se ha dicho también que esta investigación era contra el peronismo. Bajo ningún punto de vista. Era una investigación contra delincuentes. Y si había alguien que amparaba a estas organizaciones, formaba parte de lo mismo. Y nosotros teníamos que investigarlos. Cuando intervine la URXVII, lo hice como pude. Porque para rascar un buen jefe de policía en la provincia de Santa Fe, tenés que hacerlo con equipo de antropología forense. Es mucho más fácil sacar un policía sospechado, que encontrar un reemplazo”, abundó el ex director del OI, removido en una maniobra parlamentaria que forzó su destitución por incompatibilidad de funciones.
Respecto de Ana Viglione, ex funcionaria del gobierno de Antonio Bonfatti a cargo de la Secretaría de Delitos Complejos, acusada de falso testimonio: "Cuando salió de su cargo, fue a trabajar con Pullaro".
Hubo una mención al ex ministro de Justicia, Ricardo Silberstein y el ex gobernador Miguel Lifschitz. "Me llamaban seguido para hablar, nos juntábamos. Ahí parece que no había tanto problema con la división del trabajo. En una oportunidad, Silberstein me dice que ya tenía todas las carpetas listas para pedir juicio político contra dos jueces federales", dijo Sain cuando fue consultado por los informes que la PSA había entregado al Juez Marcelo Bailaque con datos sobre la relación de Alvarado con el narcotráfico, pero que habían sido ignorados por el magistrado entre 2012 y 2014.
Finalmente, lo que Silberstein le había dicho a Sain que pasaría, no prosperó. El pedido de juicio político a Bailaque no se hizo: "Ya sabían que había un agujero negro en la justicia federal de Rosario. Y no hicieron nada", apuntó el testigo.
Investigaciones complejas en un galpón
Sain reveló cómo fue su desembarco en el Organismo de Investigaciones. "Alquilamos una casa con fondos reservados en el centro, para que nuestro equipo pueda trabajar con reserva. Era un gran galpón en Moreno 1053. Cuando llegué y lo vi, era un tinglado sin ventanas, separado con tabiques de machimbre. Te escuchaban todo desde la supuesta oficina de al lado. En esas condiciones, tuvimos que investigar a Alvarado. Me dijeron: 'Acá tenés que investigar al crimen organizado'. Yo miraba todo y decía 'Ojo con apoyar una computadora en algún lado, que se cae todo'. Nos dijeron después que íbamos a ir a una casona que había sido Comisaría, en calle Dorrego. Y todos los políticos dicen 'Vamos a investigar el crimen organizado' y se llenan la boca, pero nunca ponen la viyuya", despotricó.
Desde ese lugar posó la mira en la figura de Esteban Alvarado, a partir de una causa sobre robo de vehículos. "Uno de los primeros robos de Los Rosarinos había sido cerca de la casa en la que me crié, en Villa Adelina. Yo en ese momento me siento con el fiscal Ferrari y me cuenta toda la investigación que tenía sobre Alvarado. Ellos ya lo tenían archivado, de hecho tenían todo en un depósito. Pero lo cierto es que ahí me ponen al día sobre cómo funcionaba esa banda denominada Los Rosarinos".
"Y cuando hacemos un allanamiento en la celda de Campana que ocupaba Alvarado, lo que detectamos es que tenía una especie de oficina. Y secuestramos varios teléfonos. En ese momento el fiscal Ferrari me dice algo muy importante: que al seguir los movimientos de la banda, habían visto que cuando robaban autos en Gran Buenos Aires y los llevaban a Rosario para venderlos ya emponchados, habían detectado que había en realidad una organización dedicada al narcotráfico. Y ya sabían que había policías involucrados: Paz, Spoletti, los hermanos Rey. Di Franco, entre otros".