Segundo ataque mafioso contra un taller mecánico en seis días
Matienzo al 3200: luego de exigir un pago de 4000 dólares a los dueños, el jueves atacaron con una bomba molotov, y este miércoles dispararon 8 balazos contra el mismo establecimiento
Un taller mecánico de barrio Triángulo, que la semana pasada había sido blanco de un ataque incendiario, volvió a quedar en el ojo de la tormenta este martes a medianoche, cuando un pistolero disparó al menos ocho veces contra su fachada. No hubo heridos, pero sí daños materiales y la incertidumbre de los dos hermanos que no saben cómo continuar en el establecimiento familiar.
Facundo, uno de los dueños, habló con la prensa este miércoles y contó que su hermano, Gustavo, había estado hasta media hora antes adelantando trabajo en el taller. Y que luego de retirarse, hacia las 0.40, un hombre vestido con campera gris y capucha pasó caminando, esgrimió un arma de puño y arreció a balazos el portón de Matienzo al 3200, entre Garay y Lejarza.
Las balas perforaron la chapa y un par de proyectiles se incrustaron en una Renault Kangoo y en un Citroen C4 que están a reparación.
Según Facundo, el pistolero se alejó del lugar caminando “hacia la vía”, y ahora quedaron con la policía en recoger el video de una cámara cercana de la vereda, a los fines de identificar al autor del tiroteo.
Esta vez no hubo mensaje ni amenaza previa. “Estoy bastante desganado, porque me levanto todos los días, no molesto a nadie, es lo que me enseñó mi viejo: levantarse y trabajar. Enferma mentalmente y físicamente porque estoy en casa y no descanso pensando que no pase nada. Hace 6 años que estamos acá, y el taller hace 50 porque estuvo mi tío, mi papá. Da bronca porque nunca antes hubo problemas”, lamentó el joven mecánico.
El jueves 2, también a medianoche, alguien arrojó una botella con fuego y combustible, una bomba molotov, contra el mismo portón. El fuego dañó el parrillero del lugar y por poco no arrasa con los autos de los clientes. Los vecinos ayudaron a sofocar las llamas.
Días antes, el otro mecánico, Gustavo, había recibido un mensaje por Whatsapp en la que le exigían el pago de 4000 dólares para no atentar contra su negocio o su familia, y le hicieron saber que lo tenían vigilado.
El atentado quedó denunciado pero la policía no esclareció el origen del apriete.