Adaptarse al rival, el arma que encontró Cocca para mejorar a Central
Entre las corrientes futbolísticas existen dos bien conocidas que están a las antípodas: “menottismo” y “bilardismo”. En otras partes del mundo podrían tener otra nomenclatura, pero desde La Quiaca hasta Ushuaia se les llama así. La primera doctrina resalta la lírica y la otra persigue el resultado a cualquier precio.
Esta nota no pretende hacer una recorrida histórica por los estilos del fútbol argentino, solamente intenta empezar a explicar a qué juega y por qué calle va Rosario Central en este ciclo de Diego Cocca.
Con estos últimos tres resultados, el DT logró la coherencia que no tenían sus declaraciones mientras su equipo transcurría nueve fechas sin ganar. Cuando el Canalla cayó 3-0 ante Estudiantes, el entrenador puso su renuncia a disposición si no ganaba ante Godoy Cruz, y en una rueda de prensa post entrenamiento dijo: “Veo muchísimas cosas positivas”.
La situación era caótica. Central no ganaba, el técnico declaraba cosas que solo él veía, y el club estuvo durante largas fechas navegando en la zona roja de la tabla de promedios. Luego llegó el 5-2 ante el Tomba, último de la tabla, y la formidable victoria ante River en el Monumental. Este lunes el Gigante de Arroyito fue testigo de otro quinteto de goles y se ratificó la buena racha con la victoria ante el Tiburón a orillas del Paraná.
A Cocca le gustan los “jugadores polifuncionales” y se encarga de dejarlo claro cada vez que tiene la chance. A ese tipo de futbolista lo ubica, según el rival, en diferentes posiciones o a realizar diferentes trabajos.
Un ejemplo es Lucas Gamba, quien frente a Godoy Cruz, Vélez y River recorrió todo el carril izquierdo y se lo vio llegar hasta el área de Central intentando recuperar. En cambio, ante Aldosivi, que se sabía llegaba con un plan de emergencia para el lateral derecho, el ex Huracán se dedicó pura y exclusivamente al ataque.
Otro de los “polifuncionales” es Zabala. El ex Unión Llegó como volante derecho pero casi nunca ocupó esa posición ya que allí está Ciro Rius, uno de los puntos más altos del equipo. Por eso Cocca lo puso, casi siempre, por la banda izquierda, y desde ese lugar convirtió los dos goles que tiene en el campeonato. Pero cuando Central se paró 4-5-1 Zabala jugó como volante ofensivo volcado a la derecha, combinando con Rius.
Otra modificación del entrenador en la mitad de la cancha fue la inclusión de Emmanuel Ojeda para hacer el “doble cinco” con Fabián Rinaudo, cuando lo habitual es que Gil haga esa tarea. Ante River se vio eso por primera vez, pero con el “Colo” en cancha en otra posición y con otra función. Ante Aldosivi, Ojeda entró desde el banco a hacer ese trabajo de quite, pase y retención del balón, y sustituyó al ex Talleres.
En esos sectores de la cancha Cocca aplicó variantes de nombres y de tareas a lo largo del campeonato. Todo siempre depende del rival de turno.
También al entrenador le sonrió el destino en algunas modificaciones obligadas. Novaretti entró al equipo por Barbieri, cuando el ex Racing se lesionó allá por mediados de septiembre, en el clásico. Cuando la dolencia quedó atrás, el DT respetó a Novaretti, que se ganó el puesto, y optó por sentar a Caruzzo para devolverle el lugar a Barbieri.
En síntesis, puede decirse que Diego Cocca es un entrenador difícil de encasillar en ninguna de las dos doctrinas más conocidas. Sea River, Rácing, Godoy Cruz o Aldosivi, siempre declaró: “Tengo mucho respeto por el rival”. Ese estudio del oponente es su arma, y en función de eso arma el equipo.