Nadie imaginaba que Miguel iba a decir hasta acá llegué en la previa a partidos tan importantes como el clásico y el duelo de octavos de final de Sudamericana ante Fortaleza, pero así fue. El entrenador de 68 años grabó un video que salió por las redes de Central donde declara que es una decisión que toma él para que el club siga por buen camino.

“Son momentos”, “son decisiones”, y este es un momento y una decisión muy triste para los hinchas de Central. Uno de esos días que quedarán marcados en el almanaque de la vida, que serán un antes y un después. Russo se va de Central con un mal desempeño en el torneo doméstico y también compitiendo en una instancia decisiva de un torneo internacional.

El rival del próximo lunes será Gimnasia y el del sábado nada más y nada menos que Newell’s, el clásico que Miguel nunca perdió y que siempre le sirvió para tomar fuerza y reinventarse. Sin embargo, optó por ponerle fin a su quinto ciclo como entrenador de Rosario Central unos días antes de ese duelo tan importante y tan apasionante para esta ciudad.

Si ganaba un clásico más o si pasaba una fase de copa más, su pergamino auriazul iba a ser un poquito más grande y más asombroso. Pero un poquito. Cuántas cosas hizo ya para Central. Cuantas sonrisas, cuantas lágrimas, cuantos abrazos, cuantas reconciliaciones y cuanto amor repartió para el club de Arroyito. Fue el que estuvo siempre en las malas, y eso se valora igual o más que la Copa de la Liga obtenida en 2023.

Miguel ganó la promoción a Belgrano para que Central no baje en 2009. Un año antes había tenido un ciclo fugaz que sumó puntos para que no juegue promoción. Volvió en 2012 cuando el Canaya iba a jugar su tercera temporada en la segunda categoría. El barco estaba en lo más hondo de los océanos, hasta allí fue Russo y lo sacó a flote nuevamente, devolviendo la dignidad y el orgullo de pertenecer a una institución tan grande que tiene la ciudad, la provincia y el país.

En sus más de 1250 partidos como entrenador, Rosario Central es el club que más dirigió, con 301. Después Lanús, institución donde dio sus primeros pasos y donde también es ídolo. 129 en Vélez donde es muy querido, 124 en Boca donde ganó la última Libertadores, 112 en Millonarios de Colombia, donde fue campeón de fútbol y también de la vida: venció a la enfermedad diciendo “esto se cura con amor”.

Sobran las palabras. Miguel le dice hasta luego a una historia que tuvo infinitas alegrías. Central y Russo, un solo corazón.