Cómo operaba la banda de secuestradores virtuales
Detalles de la organización desbaratada el lunes, por la que hay 17 personas detenidas. Los telefonistas, los actores que simulaban ser los familiares cautivos, y los recolectores del rescate. Doscientas llamadas por noche. Una treta que les reportó más de dos millones de pesos
Trabajaban a partir de la media noche. Había telefonistas, actores y recolectores. Varios centros de operaciones y autos de todos los colores listos para que la operación llegara a buen puerto. Priorizaban el volumen, por sobre la calidad. Elegían a sus víctimas por nombre y ubicación geográfica. El call center de los gitanos fue una verdadera mina de oro; pero durante la noche del domingo y la madrugada del lunes 17 personas fueron arrestadas, casi todas en la zona sur, en medio de la investigación por la ola de secuestros virtuales que azota la ciudad. Quince allanamientos hicieron los investigadores, y secuestraron 21 autos de alta gama, dinero en efectivo, una fortuna en cheques, electrodomésticos, joyas y muebles. Si bien la audiencia imputativa de los sospechosos se va a realizar en los próximos días, este lunes por la mañana el fiscal Nicolás Floppiani desmenuzó para Rosarioplus.com el modus operandi de los secuestradores virtuales. Luego, la Fiscalía Regional volvió a difundir, como lo hizo en marzo pasado, un video instructivo para evitar caer en estas trampas.
Según contaron voceros de la investigación, las herramientas con las que operan las bandas de secuestradores virtuales son dos: celulares y guías virtuales de teléfonos. En ellas los estafadores buscan nombres, casi siempre de mujeres, comunes a personas de edad avanzada y las llaman por la madrugada. La comunicación estaba a cargo de un telefonista, quien le informa a la víctima que tienen a un pariente secuestrado (por lo general un hijo). Por ejemplo, filtran las guías con el nombre “Florinda”, revisaban que su casa esté en un barrio de clase media o alta e intentan comunicarse; al azar, a todas las Florindas que cuenten con los requisitos mínimos para ser extorsionadas. Hacen aproximadamente 200 comunicaciones por noche, sabiendo que alguien va a caer; lo mismo que hace un vendedor de un call center común y corriente.
Todos los detectives que han investigado este tipo de hechos se cansaron de repetir que la clave para no ser engañado en este tipo de robos es cortar la comunicación y llamar a los supuestos secuestrados, para corroborar que de verdad están en problemas. Pero en la empresa del secuestro virtual los roles están muy bien definidos, y para evitar que la víctima dude de la veracidad del llamado, los estafadores cuentan con un segundo eslabón: el actor. “Mami, me van a cortar los dedos si no te apurás; agarrá los dólares que guardaste en el cajón, las joyas de la abuela y dáselos. Estoy muy asustado” suele decir la voz que simula ser el rehén.
Por lo general; para cuando la víctima escucha al actor, su desesperación es tal que no puede cuestionar lo que le está pasando. Por ello, en esta instancia del engaño, desde el centro de operaciones se da aviso al tercer eslabón: los recolectores; quienes en un auto comienzan el viaje hasta la zona donde vive la víctima.
Mientras tanto, luego de unos cuantos gritos y llantos por parte del supuesto secuestrado, retoma el mando de las comunicaciones el telefonista, quien comienza a darle coordenadas a la víctima sobre donde debe dejar el rescate, para que el recolector pase a buscarlo; siempre, sin cortar el teléfono. “Poné todo en una bolsa de plástico, colgala del árbol de la esquina y corré a tu casa. No hagas ninguna locura porque vamos a matar a tu hijo”, explican, y obligan a la víctima a salir a la calle, en medio de la oscuridad de la noche a depositar el botín, que será retirado momentos después por el recolector.
Según el fiscal Nicolás Floppiani, en lo que va del 2015 se registraron 700 denuncias por secuestros virtuales en Rosario. Por ello, luego de varios meses de investigaciones, durante las últimas horas del domingo y las primeras del lunes 120 uniformados, bajo las órdenes de la Policía de Investigaciones allanaron 15 domicilios de la comunidad gitana: uno en Funes y los restantes en varias casas de la zona de bulevar Oroño y Lamadrid. En los procedimientos, los pesquisas arrestaron a 17 personas (15 hombres y dos mujeres) y secuestraron 21 autos de alta gama (algunos de ellos sin patentar), 2.3 millones de pesos en cheques, 20 mil dólares, 100 mil pesos en efectivo, un sinnúmero de joyas, muebles, electrodomésticos, 56 celulares y 6 armas de fuego.
Según lo que explicó Floppiani, a los sospechosos se les acusa de haber realizado 136 secuestros virtuales, aunque no descartó que sean responsables de muchos más. “Tomamos ese número de casos para poder actuar sobre la banda. Pero no sabemos cuantas estafas realizaron en total”, explicó el letrado, resaltando el hecho de que se calcula que la banda hacía 200 llamadas por noche.La investigación está centrada en escuchas telefónicas y “datos de calle”. De acuerdo con voceros del caso, la gente del call center de los gitanos compraba gran cantidad de chips de telefonía celular, desde los cuales hacían las estafas. Sin embargo, lo que no variaban eran los teléfonos que usaban. “Ellos modificaban el número por medio de los chips; pero cuando cargaban la línea en el celular, siempre usaban la misma cuenta de email, los que nos permitió individualizar los llamados”, contó a Rosarioplus.com un uniformado que participó de la investigación.
Por ello, en los próximos días los arrestados serán llevados a audiencia. Es muy probable que varios de ellos queden en libertad; a los restantes la fiscalía les imputará los cargos de asociación Ilícita, extorsión y tenencia de arma. Queda aún por averiguar cómo fue que los detenidos lograron comprar autos sin patente.Según los responsables de la investigación, con los operativos del domingo y lunes se desarmó el call center de los gitanos.