La Era Dorada de la Selección Argentina conquista no solo desde sus logros -es el primer equipo sudamericano que gana dos torneos continentales y un Mundial de manera consecutiva- sino desde la personalidad y el carisma de sus integrantes. Uno de ellos es Emiliano Martínez, dueño absoluto del arco albiceleste y figura determinante del equipo, quien con su encanto y magnetismo se convirtió en el héroe de los más chicos y revalorizó la posición del arquero. Hoy Rosario es testigo del fenómeno: con los guantes y el 23 en la espalda, todos quieren ser el Dibu.

“El fenómeno Dibu repercutió principalmente en el fútbol infantil. Antes era difícil encontrar chicos para el puesto de arquero, nadie quería atajar, todos querían ser delanteros. Ahora eso cambió un poco y el puesto del arquero se puso casi a la par” contó a RosarioPlus Juan Pablo Marti, entrenador de fútbol infantil y juvenil en Sportivo Álvarez y Newell's. En esto coincide Nicolás Andrisani, entrenador de arqueros de Adiur, y sumó que por lo general eran los padres quienes se oponían a que sus hijos atajen: “Muchas veces imponían una decisión por encima de la del nene, ya sea por el miedo a los golpes o porque simplemente no les gustaba la posición”.

“Antes el nene al que no le gustaba tanto el fútbol iba al arco como introducción -al deporte-, hoy lo eligen”, agregó el profesor de educación física al tiempo que subrayó que incluso antes de que tome popularidad la figura del Dibu, ya venían creciendo las escuelas específicas para formar arqueros. “Hoy un nene de 4 años ya puede aprender y tener herramientas para ser arquero. Yo tuve un entrenamiento específico recién a los 14 años”, ejemplificó.

Un panorama similar es el que describe Miguel Sánchez, quien trabaja en la escuelita de fútbol Ñaró Club (Av del Rosario 33 bis) desde hace casi 30 años: “Antes del Dibu a nadie le gustaba el puesto del arquero, todos querían ser goleadores, ser (Lionel) Messi o el delantero del club del que son hinchas. Cuando hacíamos rotación para que los chicos prueben todas las posiciones, ninguno quería ir al arco, ni siquiera 5 minutos. Todos querían hacer el gol”.

Ñaro Club (Av. del Rosario 33 bis)
Ñaro Club (Av. del Rosario 33 bis)

El efecto contagio por las proezas del marplatense alcanzó tal punto que hace algunas semanas, tras la victoria por penales de la Selección Argentina ante Ecuador en cuartos de final por Copa América, se viralizó el video de un profe de una escuelita lamentándose por haberse quedado sin chicos para cubrir otros puestos: “¡Dejate ganar una tanda de penales! Todos los nenes quieren ser Dibu y me quedé sin jugadores. Estaría bueno que haya dos que quieran ser él, tres que quieran ser De Paul, tres Otamendi, tres Messi y así podría formar el equipo”, lanzó con dudosa indignación.

El paradigma empezó a transformarse allá por 2021 cuando, en el marco de la Copa América disputada en Brasil, la Scaloneta se alza con la primera de las 4 copas que logrará en apenas cuatro años. “Con el Dibu como protagonista en las tandas de penales, todos vinieron queriendo atajar, incluso aquellos que podían hicieron que los papás les compren los guantes”, recuerda el profe de la escuelita de Saladillo. Es que en instancias de semifinales, el Dibu no solo fue determinante en la definición por penales ante Colombia sino que lo hizo desplegando su propia “guerra psicológica” contra los pateadores rivales. De hecho, de ahí surge la icónica frase “Mirá que te como, hermano” dedicada a Yerry Mina, que hoy es estampa de remeras y sublimados de tazas.

El mismo entusiasmo entre los más chicos se vivió pos Mundial de Qatar 2022, competencia que nuevamente tuvo al Dibu como figura decisiva, a tal punto que, una vez finalizado el mismo, el International Board de la FIFA decidió modificar el reglamento con la ley conocida como "anti Dibu”: a partir de ese momento, los arqueros no pueden tirarle la pelota lejos al pateador, acercarse a hablar o demorar la ejecución. Incluso tampoco pueden tocar los postes, el travesaño o la red del arco.

Efecto Dibu en Rosario: ahora los chicos se pelean por ir al arco

Ahora, tras quedarse Argentina con la Copa América disputada en Estados Unidos, el efecto Dibu volvió a arrasar en el fútbol infantil. "Al día siguiente de la final vinieron tres chicos con guantes y dos con la camiseta del Dibu. Algunos todavía no cumplieron los 4 años. En la categoría 2013 tenemos un arquero que llegó el primer día con la remera del Dibu, baila como él y hoy todos sus compañeros lo llaman así. Hay un montón de arqueros a los que les dicen Dibu", se asombró Marti.

Al arquero hay que atajarlo

Con su carisma, sus festejos grandilocuentes y sus declaraciones explosivas, el Dibu se convirtió en referente de toda una generación de chicos “que siempre buscan un héore”, asegura Sánchez. “Lo que vemos en los medios es que todo es gracias a él. Eso hace que quieran imitarlo y ser como el Dibu. Influyó totalmente entre los chicos. Después, en la realidad, se dan cuenta de que el puesto más ingrato es el del arquero. Si un delantero erra un gol no pasa nada, si un mediocampista pierde la pelota están los defensores para recuperar, pero un error del arquero es gol. Tenés que tener personalidad y fortaleza mental”, explicó el profe.

Efecto Dibu en Rosario: ahora los chicos se pelean por ir al arco

En este sentido, sugirió prestar especial atención a la contención de los chicos: “Nosotros tratamos de no desestimar el deseo sino incentivarlo y acompañarlo. Pero a los 8 o 9 años, que ya entienden un poco más y se cuestionan cuando les hacen un gol, les explicamos que no es su culpa. Ellos son la última contención y es parte del juego. Les decimos que no hay que dramatizar y que se tienen que divertir. En ese sentido, el mensaje que da el Dibu es muy bueno. Siendo un adulto profesional va al psicólogo y trabaja para mejorar partido a partido”, agregó.

“Lo que hace Dibu es exponer cuestiones del mundo futbolístico que antes no se veían. Practica yoga, hace pilates y tiene a su psicólogo personal. Además de que ahora hay más nenes que quieren atajar, todo lo que dice tiene influencia en muchas ramas. Hoy desde chicos, los arqueros tienen un acompañamiento y un apoyo diferentes al de un jugador de campo. El arquero es distinto, se lo tiene que entrenar distinto”, coincidió Andrisani.