La Orilla Infinita, una nueva sala de teatro independiente con corazón cooperativo
Era una tardecita frente a la costa de Avenida Belgrano. En la puerta de un bar de la zona, entre sandwichitos de miga y en una charla al pasar, la comunicadora y actriz Gisela Sogne y Juan Nemirovsky, compañero de radio Sí98.9 y reconocido actor, adelantaron a este medio lo que era una semilla de proyecto colectivo: una sala teatral cooperativa, creada por cuatro grupos locales, como usina de producciones, formación y presentaciones de obras.
La charla, que era aún una expresión de deseo, fue en 2019. Cuatro años después, el 29 de abril de este año, ese sueño tendrá cauce. La nueva sala de teatro independiente se inaugurará en la ciudad. Sus 17 miembros la llamaron “La orilla infinita”, un guiño spinetteano en torno a ese horizonte donde se unen el cielo y la tierra.
La sala se emplaza en Colón 2148, en pleno barrio República de la Sexta, y la cita será a las 19.30, con una gran fiesta en la calle. Habrá música de Homero y sus Alegres, humor, barras y buffet, recorridos por la sala e intervenciones. Habrá un acto protocolar con autoridades de la cultura local, provincial y del Instituto Nacional del Teatro, ya que el proyecto pudo realizarse tras un concurso nacional ganado para su ejecución.
Se trata de un sueño que llevó cinco años de arduos debates en asamblea de este ensamblaje cooperativo entre los grupos La Estación, Rosario Imagina, Esse Est Percipi y uno más reciente de Nemirovsky. En los últimos tiempos pospandémicos, el sueño avanzó con las habilitaciones, los trabajos de obra y acondicionamiento con sus propias manos.
Rosarioplus.com dialogó con Alejandro Chavo Ghirlanda y Gustavo Rody Bertol, dos de sus referentes, quienes mostraron su satisfacción y expectativas por este proyecto que “si bien culmina la etapa de ejecución, es una orilla de la que partimos hacia ese infinito que esperamos abarque todas las artes, no solo teatrales, y genere lazos comunitarios con este barrio y con la UNR a través de la Ciudad Universitaria”.
La experiencia de debates y consensos entre tantas personas del colectivo teatral tiene su complejidad, y por eso “se fue aprendiendo en el camino, con gente que se fue sumando y cambios que fuimos pensando en el proyecto, pero la experiencia fue de muchísimo compañerismo y autogestión”. De esta forma, algunos se volvieron carpinteros, otros pintores, electricistas, el que se daba maña hizo pisos y techo, y las tarimas movibles. “Hasta se pensó en el color de la puerta”, aseguró Chavo.
Rody destacó que es un proyecto único por ser craneado por varios grupos juntos del teatro local, y lo relacionó con similitudes a Discepolín, una sala que en los años ’80 tuvo su esplendor y que también se conformaba por cuatro grupos. “La diferencia fundamental es que alquilábamos, mientras ahora logramos tener esta sala propia, con el espacio que compró el INT gracias al concurso que ganamos, y así sorteamos los embates económicos que muchas veces produce los cierres de espacios culturales”, aseguró.
A La Orilla Infinita como a tantos proyectos, la pescó la pandemia en plena reforma de la casona, pero en el camino aprovecharon para afilar las ideas de forma online, y gestionaron la personería jurídica para ya ser una asociación civil, algo que facilitará muchos proyectos en la ejecución burocrática.
Chavo explicó cómo surgió esta semilla que de a poco germina. En la ciudad, consideró, “hay tanta actividad y tan pocos espacios, que coincidíamos todos en la necesidad de tener un espacio propio y para ofrecer a otros proyectos, abierto a la ciudad, como una idea superadora ante el asunto de los alquileres. Entre varios docentes de la Escuela provincial de Teatro y Títeres lo veníamos pensando, y el INT tenía este concurso que requería un proyecto sólido, por lo que lo fuimos configurando, y Salió esta idea seductora y versátil, con muchas idas y venidas”.
Cuando finalmente ganaron el concurso, se adquirió el inmueble de tres ambientes, se confeccionó un Salón de Usos múltiples, y el espacio del fondo, que era un gran galpón de una fábrica, se lo destinó a las sala principal, donde estarán las tarimas móviles y las sillas, para cambiar las disposiciones (en forma de anfiteatro o tradicional) según las necesidades de cada obra teatral.
“La idea es sumar el espacio a las propuestas de la ciudad para regenerar los lazos que hacen falta, en tiempos de tantos problemas económicos y de inseguridad, la búsqueda es vincularnos con la vecindad en el barrio y generar movimiento, que la gente se anime a salir de nuevo. Generar un movimiento que cambie la sensación de desamparo y generar comunidad”.
Consultados sobre cómo surgió la apertura en el marco de la Fiesta del Teatro ambos coincidieron en que “teníamos hace poco aprobada la habilitación municipal y coincidió prodigiosamente”. “Fue una feliz coincidencia que estábamos terminando de armar la obra de la sala y pensando la apertura cuando supimos que la Fiesta del Teatro se iba a realizar, y pareció lo más natural que sea en esa fecha, ya que es una fiesta organizada”, aseveró Chavo.
Para adentrarse en la Orilla Infinita
Una programación ya fue pensada para el arranque de esta orilla teatrera, y entre candilejas hay propuestas para todo mayo, de jueves a domingo, con una obra por cada uno de los grupos por día. Y la intención es que haya propuestas todos los días, e incluso varias obras por noche.
Rody adelantó que “la idea es llenarlo de talleres y seminarios de formación, y por lo pronto en mayo comenzará un taller de producción de una obra teatral desde cero”, que será comandado por el propio docente y dramaturgo local.
En torno a la elección del nombre, un sello ineludible para cualquier sala teatral, La Orilla Infinita busca “implicar cierta metáfora en la que Spinetta ahondó con esta canción, que entendemos es la búsqueda de ese lugar donde se unen el cielo y el horizonte. A la vez una orilla es un resguardo, un lugar donde hacer pie y regresar, un punto donde fugarse. Decíamos que ya tenemos la orilla, hay que volverla infinita con muchas obras ahora. Como dice una parte de la letra, ‘vuelve a mí para no pensar en el que ya quedó sin fe’”.
Chavo agregó que “como cada idea del Flaco es sencilla y profunda a la vez, y eso buscamos con este proyecto tan humano que queremos promover”. Pero aclaró que no fue el único nombre que se propuso pero fue el que más nos representó, como todo horizonte nos gusta la idea de que estamos llegando pero siempre seguimos buscando el horizonte, y justamente la búsqueda es que se ensanche con el tiempo con cada vez más propuestas desde otras artes, música, literaria y lo que surja”.