El pez por la boca
El hombre que dijo que bajar la inflación era “muy fácil” y que la inflación era la demostración palmaria de que “sos un mal gobernante”, y hasta que si la inflación no baja “es mi culpa y la de nadie más”; se encuentra hoy acorralado por sus palabras y por la inflación misma.
Mauricio Macri no pudo cumplir con la promesa más central de su campaña electoral: controlar los precios. Por segundo año consecutivo la cifra inflacionaria quedará muy lejos de las previsiones del gobierno. Recordemos: En el presupuesto 2018 se contemplaba una suba anual del 10%. Aquella famosa conferencia de prensa del equipo económico –única y última vez que se los vio juntos- corrigió el porcentaje al 15%. Hoy las estimaciones superan el 20% para cuando el año termine.
El propio presidente se muestra resignado y cuando se lo consulta sobre la inflación dice que trabajará intensamente para que quede “lo más cerca posible del 15%”. Por supuesto, es imposible.
Ahora, ¿qué es lo que ha hecho este gobierno para intentar bajar la inflación? Poco y nada, sobre todo teniendo en cuenta que eliminó los subsidios a los servicios básicos y hoy las tarifas son imposibles de absorber para una familia tipo, Liberó el precio de los combustibles que se trasladan directamente a precios. Sólo intenta bajar los salarios a los que considera como “costo caro” para cualquier empresa. Es como jugar con un bidón de nafta y unos fósforos y después sorprenderse porque algo se incendió.
El tema central con la inflación argentina es que, contrariamente a lo que dio Macri, es un fenómeno complejo. No hay una receta ortodoxa e implica más controles del Estado y algo mucho más difícil y en el camino contrario de la idea de este gobierno: Ampliar la matriz productiva del país. Ni siquiera está en la agenda del ministro Francisco Cabrera que ante la consulta de un fabricante rosarino de línea blanca sobre las dificultades para ampliar su producción, la respuesta del funcionario de Cambiemos fue: “Importá”.
En el gobierno anterior también había inflación, casi la misma que ahora. Pero los salarios alcanzaban la suba de precios. Pasa lo mismo que con la pobreza estructural. Antes también había pobres el tema es que vivían en un país donde tenían más acompañamiento del Estado.