Vacunas y campaña
Algunas claves para interpretar la razón por la que en la oposición hay voces desesperadas por atacar al Gobierno y su administración de la pandemia.
“Es la campaña más económica de la historia”, dijo en reserva un experimentado dirigente político santafesino en referencia al peronismo y a la vacunación. Claro, las vacunas las compra Nación y es uno de los principales ejes del debate político argentino de cara a los comicios de setiembre y noviembre. La campaña electoral será la administración de la pandemia en todos los niveles del Estado, por eso es la desesperación de la oposición que no tiene responsabilidad de gobierno. Por eso es la ametralladora de denuncias sin sentido de Patricia Bullrich, el sobregiro del ex presidente Mauricio Macri y todos sus seguidores provinciales y locales que se ven afuera de los nuevos liderazgos de Juntos por el Cambio.
Por eso era necesario atacar al Ejecutivo nacional, primero con la ineficacia de las vacunas. Luego con las vacunas rusas y más recientemente con los acuerdos caídos con Pfizer que falló en varios lugares del mundo con incumplimientos en las entregas y hasta con secuelas de la propia vacuna. El agradecimiento del presidente Alberto Fernández a Vladimir Putin en el anuncio conjunto del lanzamiento de la fabricación nacional de la Sputnik V; para nada suena exagerado. Fue Rusia y en parte China los que dieron esperanzas a Argentina para convertirse en el país emergente que más vacunas ha conseguido.
En la provincia de Santa Fe, la oposición con responsabilidad de gobierno -que es otra oposición- lo que hizo fue pugnar de manera lícita por tener mayor participación en el proceso de vacunación. Por eso, el intendente Pablo Javkin ofreció los vacunatorios municipales para acelerar la aplicación de dosis en la ciudad en la medida que más y más cantidad iban llegando a la provincia. Y finalmente lo logró y hay ya más puestos en la ciudad que son operados por la salud pública del propio municipio.
En el medio, opositores sin responsabilidad de gobierno del socialismo y de Juntos por el Cambio se aferraron a un informe mal intencionado que indicaba que Santa Fe recibía menos vacunas que Córdoba y aplicaba menos que CABA. El propio gobernador Omar Perotti se encargó de hacer las aclaraciones pertinentes y efectivamente la diferencia con Córdoba era mínima y no todos los meses y la aplicación de vacunas en este territorio nunca estuvo por debajo del 80 por ciento.
También estuvieron los que apelaron al “plazo fijo” que tiene la provincia y a que Buenos Aires había comprado 10 millones de dosis cuando en realidad sólo firmó un preacuerdo. No faltaron lo que criticaron el lanzamiento de una línea interna del peronismo (“Hacemos Santa Fe”, que conduce el propio gobernador Perotti) en medio de la pandemia como si nadie se estuviera preparando para la contienda electoral que se vendrá en setiembre y noviembre. Es cierto, será una elección rara sobre todo para los electores, pero habrá que hacer esos comicios a como de lugar y se juegan en ellos cosas importantes para todas las fuerzas políticas.
Si hay algo que no caracteriza al gobernador de Santa Fe son los armados políticos partidarios. Casi siempre los desdeñó y muchos se lo reprocharon dentro del peronismo. Pero esta vez fue distinto y los presidentes comunales e intendentes empujaron para armar un espacio que le dará identidad a un sector del PJ provincial que no tiene identificación con las distintas líneas nacionales. Una parte de la elección será nacionalizada sin duda, pero otra quedará enmarcada dentro del territorio provincial.
El gobernador se ha caracterizado hasta aquí por la poca delegación de poder en sus ministros y en las distintas áreas de gobierno. Pero lo que podría ser un signo negativo en otro contexto, le permitió en la administración de la pandemia en Santa Fe sacar provecho de la centralidad al que tiende su mandato. Habrá que ver hasta qué punto esas características son o no canjeables por votos.