El vagabundeo de fin de siglo que "okupó" la televisión argentina
Una breve columna que busca, más que indagar, invitar al convite de los relatos que nos brinda la producción audiovisual argentina. Y para darle incio nos sumamos a la ola de Okupas, la serie de culto que hoy cautiva a nuevas generaciones.
Okupas se emite por primera vez el 18 de 0ctubre de 2000 y cierra su relato el 27 de diciembre del mismo año, a doce meses de que todo estalle en Argentina en lo que se conoce como la crisis de diciembre de 2001. Este dato no es menor, por esos meses en el país se vivía en el caldo de esa crisis que llevaba cocinándose hacía rato y que empezaba a burbujear tanto que hacía tambalear la olla. Okupas no es ajeno a esto no solo por lo que cuenta sino en las condiciones en las que lo cuenta.
Okupas es el pago de Ideas del Sur por una deuda que tenía con el Comfer -Comité Federal de Radiodifusión, el organismo nacional responsable de regular la instalación y funcionamiento de las emisoras de radio y televisión en todo el país- y que no podía pagar. Diego Alonso, el Pollo en Okupas, lo cuenta en una entrevista a Filo News con motivo del regreso de la serie resmaterizada a la plataforma Netflix: "Nosotros podemos salir al aire porque Tinelli tenía una deuda con el Comfer. Entonces lo llama Lopérfido y le dice: pagás la multa o ponés un programa por este valor. Ahí aparecimos nosotros y Todo por Dos Pesos".
Marcelo Tinelli era el dueño de Ideas del Sur, productora del programa y Lopérfido era el Ministro de Cultura y Comunicación, cartera que tenía bajo su órbita tanto al Comfer como a los medios de comunicación del Estado, como es el caso de Canal 7. De ahí su poder para poder canjear una deuda de ese organismo por programas para el canal estatal. Toda una metáfora de la época.
El resultado es una ficción con muy poco costo de producción, en escenarios reales, con exteriores filmados en gran parte con cámara en mano y también con actores reales. Salvo Rodrigo de La Serna la mayoría del elenco está compuesto por lo que se conoce como "no actores", personas seleccionadas a partir de un casting para que en definitiva hagan de ellos mismos. "Caíamos y grabábamos con lo que había. Hacíamos un cine de guerrilla", cuenta en la misma entrevista Diego Alonso.
Son las imágenes que surgen al calor del neoliberalismo argentino y no es cierto que hayan mostrado lo que se veía, sino que justamente su valor radica en haber hecho visible un real que por más que evidente y presente, era invisibilizado. La marginalidad, la pobreza, contrastaban con las imágenes que por ese entonces mostraba una televisión aún más frívola que la que conocemos ahora. Ante el caviar y al champagne que plagaba la pantalla en los '90, Bruno Stagnaro propuso Pizza, Birra y Faso.
Okupas es en parte heredera de ese su primer film y si bien es cierto que como parte de la industria audiovisual de esa época mostró escenarios de marginación y pobreza que eran propios del orden de lo visible, esta serie como muchas de las producciones de esos años fueron mucho más allá de una intensión representacional de lo real. Sus imágenes mostraron el juego de fuerzas presentes en una sociedad postdictatorial, con el fin de las utopías que supuso el golpe y sometida a las nuevas lógicas de mercado. Hacer visible. Las imágenes de violencia y marginalidad de Pizza, birra y faso en que un grupo de jóvenes desplazados intenta buscar una salida a un futuro que se les niega, se reditan en Okupas con un valor agregado: lo hacen en televisión abierta.
La posibilidad de una segunda temporada quedó cerrada por Stagnaro. El director aseguró en diálogo con la prensa que era muy difícil continuar después de la muerte del Chiqui y del Negro Pablo. El Chiqui, es el personaje más noble de la serie, un gigante de corazón sensible, el que siempre agradeció la casa, el estar, el cocinero de los pibes, el amigo a primera vista del perro Severino. Por otro lado, la muerte del Negro Pablo es, principalmente, el primer asesinato que comete Ricardo (Rodrigo de La Serna), el joven de clase media acomodada que tampoco encontraba sentido en esos '90 vaciados de horizontes y que se lanzó a un vagabundeo a ver si encontraba un rumbo. Esas dos muertes son en definitiva la muerte de la inocencia.
La llegada a Netflix hizo que la serie cautive a las nuevas generaciones y se produjeron ciertos gags inesperados como un usuario que le puso la música de Friends a la icónica presentación de la serie ¿Será esta serie el Friends argentino?; o un bot en Twitter que postea frases del Chiqui. ¿Será acaso que se recobró la inocencia?
El vagabundeo que se muestra es lo que mantiene la serie vigente y que sostiene un diálogo con las nuevas generaciones que hoy, de otros modos, también se animan a ese divagar en el que se van a encontrando compañeros de ruta, ese vagabundeo que encarnan las imágenes no sólo por lo que muestran sino también por cómo fueron creadas. Contar con lo que haya, contar en argentino.