Detrás de la noticia sobre el trasplante de órganos que prolongó la vida a tres personas, a partir del fallecimiento de una niña en Rosario, fluye una decisión de resiliencia suprema a cargo de una familia que en medio del peor dolor “multiplica el amor resignificando la vida de esa persona que no está más”, según palabras de Cecilia Andrada, directora del Cudaio (Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos).

Para una aproximación a una decisión familiar tan importante, RosarioPlus.com consultó a esta profesional a cargo del organismo que coordina los trasplantes de órganos en base a una lista de espera. Y la situación, cuando se trata de la muerte de un niño o niña, es aun todavía más compleja.

“Es difícil decirlo, pero es una realidad: desde que tenemos la Ley Justina, todo mayor de edad que no se manifestó en contra de manera expresa, es donante de órganos. Pero con el menor de edad no, necesitamos de la autorización de los padres. Entonces, para ordenar esto debemos saber que es bueno hablar de estas decisiones de vida antes, que se puede hablar en la mesa familiar, en todos los ámbitos, como un tema más de la sociedad. Hablar acerca de si cada uno de nosotros donaríamos los órganos, independientemente de la edad y de las circunstancias”, explicó.

La donante, en este caso, era una niña de 7 años que falleció en un siniestro vial. Su familia tomó la decisión de donar los órganos, y así permitió prolongarla en la vida de otras tres personas: dos pacientes adultos y uno pediátrico. 

“Tenemos muy en claro que la donación le hace bien a todos, a los receptores y a la familia de esa persona que no está más, porque puede resignificar la muerte a través de ese acto. Y puede saber que de esa manera, se sostiene el alma de esa persona. Claro que es una decisión que se asume mientras la familia está atravesada por su mayor tragedia. La experiencia nos enseña que para muchas familias con el tiempo resulta más llevadera esa tristeza sabiendo que pudieron tomar esta decisión de donar y salvar las vidas de otras personas y que probablemente la persona que falleció hubiera tomado esa decisión, incluso un niño”, develó Andrada. 

X de CUDAIO

Las estadísticas oficiales de Incucai muestran que en lista de espera nacional para trasplante de órganos hay 170 pacientes menores, y que en lo que va de 2024 hubo 142 trasplantes a pacientes de esa franja etaria. Además, a lo largo de este año se llevan registrados 36 procesos de donación pediátrica.

La realidad hace que los donantes pediátricos no abundan por una razón lógica: “Por suerte, los niños, niñas, no suelen tener patologías que evolucionan hacia la muerte cerebral, por eso la tasa de donación pediátrica es baja”, explicó la titular del Cudaio. Pero el problema estriba en que la lista de espera de niños por un órgano asciende a 170 casos actualmente. La dificultad estriba en que por una cuestión de tamaño, hay órganos como el pulmón, riñón o corazón que deben ser sí o sí de otro niño o niña. Solo en el caso del hígado un paciente infantil puede admitir una sección del órgano adulto.