Alberto Díaz es Un editor para Saer y así se llama su libro, editado por Ediciones UNL, que esta tarde presenta en la Feria Internacional del Libro como actividad central en el marco del Día de Santa Fe, jornada con la que cuenta cada stand para mostrar su producción. El texto que se presenta busca responder a la pregunta ¿Qué significa ser un editor? y aborda la compleja y, a veces, conflictiva relación autor/editor. 

La hoja de ruta de Alberto Díaz es la vuelta al mundo en cuatro mil libros, habiendo editado autores de la talla de Julio Cortázar, Mario Benedetti, Andrés Rivera, Abelardo Castillo, Eduardo Galeano y Juan José Saer, entre otros. El itinerario comienza en 1969 cuando se inauguró la sucursal de Siglo XXI en Buenos Aires y continuó con su exilio en el '76 en Colombia y México, donde se hizo cargo de la editorial Alianza. También desde el exilio tuvo una participación indirecta para editar a Saer, al convencer al editor mexicano de que "en la vuelta a la democracia de Argentina sería bueno para Alianza ya tener editado a un escritor del país". La democracia volvió y con ella Díaz también regresó y abrió la sede de Alianza en el país y fue su director editorial hasta 1991. Luego decide cambiar a Seix Barral. Todo este recorrido estuvo acompañado, de diferentes maneras, por el autor santafesino Juan José Saer con quien construyó una relación de editor-escritor y amigo. 

En una entrevista exclusiva con Rosarioplus.com el gran editor de la vieja guardia adelanta de qué se trata este libro que presenta esta tarde en Buenos Aires, y próximamente en Rosario, y que surge también de una instancia de encuentro y debate, de esas tantas contra las que el gobierno nacional hoy atenta.

Alberto Díaz presenta 'Un editor para Saer' en la Feria Internacional del Libro

– ¿Cómo fue que hoy estás con actividad central del día de Santa Fe en la Feria Internacional del libro?

– Alberto Díaz: Mi relación con la Universidad Nacional del Litoral (UNL) es vieja. Lleva mucho tiempo, y siempre fue a través de Juan (Saer). Particularmente, el origen de este libro es una charla que di en el V Argentino de Literatura, en el 2009, organizado por la UNL, en donde se inaugura el Foro Cultural Universitario, cuyo auditorio lleva el nombre de Juan José Saer. Yo me había olvidado de esa charla, pero el año pasado me contacta Ivana Tosti de la UNL y me dice que tomemos un café. Cuando nos encontramos me llevó esa charla desgrabada, editada, con las citas correspondientes en pie de página. Estaba lista y la intención era sacar un libro así. Esa charla terminaba con un comentario que decía que ya no tenía tiempo para hablar de La Grande, que sería motivo para otra oportunidad. Así que se me ocurrió proponerles que me esperen a que me jubile y que sumaba lo que quedó pendiente de aquella charla. Eso es lo que este miércoles se presenta en la Feria del Libro.

– ¿Qué estilo tiene el libro y sobre qué indaga?

– AD: El libro como te comentaba, parte de una charla, así que traté de mantener el estilo oral, y abordar qué es un editor. En la primera parte hago una breve mención a Saer y hablo sobre el oficio del editor, pensando también en las carreras de edición. ¿Qué es? ¿De dónde y cómo surgió el rol del editor? Tratando de manera sucinta las funciones y características del oficio de editor literario desde la invención de la imprenta hasta nuestros días. Ya en la segunda, hablo de Saer y mi relación con él, en ese vínculo escritor/editor y amigos que construimos.

– ¿Cómo surge y cómo fue esa relación?

– AD: Él se va en el 68 a París, así que yo conocí su obra antes de conocerlo a él. Y la conocí a través de Ricardo Piglia. Yo trabajaba como editor en la Editorial Siglo XXI y ahí le publico su segundo libro a Ricardo, Nombre Falso. Y él es historiador, yo también, empezamos a intercambiar información y me comenta de un autor santafesino, que había publicado su novela, Responso. Me lo recomendó mucho, la compré, la leí y me gustó. A partir de ahí empecé a leer todo lo que iba apareciendo de Saer. Yo finalmente lo conozco a él personalmente en el año '85, cuando lo empiezo a editar para Siglo XXI, y el ya había publicado once libros en seis ciudades distintas: Santa Fe, Rosario, Buenos Aires, Caracas México y Barcelona. Yo sin conocerlo, de esos once libros había leído nueve, lo admiraba mucho.

– ¿Y cómo fue ese momento que derivó en la profunda amistad que mantuvieron?

– AD: Yo siempre decía que a Saer algún día lo iba a publicar, pero no lo conocía. Cuando volví del del exilio, se abre acá la Librería Gandhi, que es una librería mexicana cuyos representantes acá en Argentina eran unos muy amigos míos y sabía que saer estaría ahí. Yo trabajaba para Alianza en ese momento así que decidí acercarme hasta la librería y justo sale Saer, yo sólo lo conocía por fotos. Entonces me aceco, lo paro y me le digo: 'yo soy editor de Alianza'. Y él hace un primer chiste con un gesto, que ahora ya no se usa más, que es de cuando los hombres llevaban la billetera en el bolsillo interior del saco. Él se cubre como que le voy a robar la billetera. Entonces yo le digo, 'quédese tranquilo Saer, los editores ya dejamos de robar de esa manera primitiva. Ahora robamos a aprtir del contrato. Les hacemos firmar un contrato a los autores y los explotamos'. Él se rió y quedamos en reunirnos al día siguiente en mi oficina. Ahí contraté Glosa y El limonero real, los dos primeros libros. Fuimos a celebrar a un restaurante que está en la calle LIbertad y Corrientes, y esa ceremonia de reunirnos a cenar o almorzar se repitió durante los veinte años que duró nuestra amistad.

– Finalmente, ¿qué opinión te merece la no participación del Gobierno Nacional en la Feria del Libro?

– AD: Estamos ante un gobierno nacional muy necio que busca la destrucción de todo lo que se construyó durante más de 100 años. Desde el programa atómico, la investigación nuclear, los espacios de cultura que han sido en el mundo vanguardia científica y cultural. La no presencia en Feria del Libro es un hecho inédito, es la primera vez en 48 años de historia que el gobierno nacional decide no estar y acusa a quienes están de marxismo cultural. Marca el tamaño de su ignorancia. Por suerte, aún recortados y con muchas dificultades económicas, la feria sigue convocando a las familias que se acercan y estos espacios de debate y de encuentro, que son nido también de nuevos libros, nuevos lectores y artistas, siguen estando y los argentinos los seguimos eligiendo.

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