como los elefantes
Una australiana que no sabe olvidar
Rebecca Sharrok conserva memorias de sus primeros días de vida y es capaz de recordar los siete de libros de Harry Potter enteros. Sufre de un rarísimo trastorno de memoria que no le permite olvidar casi nada.
Imaginá ser capaz de recitar con cada punto y coma un apunte entero sin ningún esfuerzo. Sin dudas, sería bastante difícil pensar en reprobar alguna vez un examen. Este es el caso de Rebecca Sharrock, una australiana de 25 años que fue diagnosticada con el síndrome de Memoria Autobiográfica Altamente Superior (HSAM), extraña patología que sólo sufren otras 80 personas en el mundo y que permite registrar momentos exactos del pasado y guardarlos en la memoria para siempre.
Al igual que Funes, aquel memorable personaje de Borges, esta joven es capaz de recordar absolutamente todo lo que le pasó desde sus doce (sí, doce) días de vida. Su primer recuerdo la remite a su mamá acomodándola en la sillita del auto familiar, cuando todavía no habían pasado dos semanas desde su nacimiento. De ahí en adelante, Rebecca guarda en su memoria cada detalle de su vida: desde lo que le dijo a alguien en un día en particular hasta lo que comió en una fecha específica.
Para los que no pueden ni recordar dónde dejaron las llaves del auto al entrar a su casa, tener memoria absoluta pueda parecer una especie de superpoder, pero para Rebecca significa una condena que le trajo mucho sufrimiento: también recuerda todos los momentos dolorosos de su vida. Desde la vez que se cayó de un árbol a los tres años y se lastimó la rodilla hasta las cosas que le decían los compañeritos que le hacían bullying en la secundaria. Cada memoria le hace revivir el malestar que sintió en cada ocasión.
Además, Rebecca no puede mirar los noticieros porque implica guardar por siempre algunas imágenes y relatos muy poco felices y perturbadores. ¿Sus estrategias para alivianar el peso de los recuerdos constantes? Desde chica, para poder dormir, se pone a recitar capítulos enteros de cualquiera de los siete libros de Harry Potter, su saga literaria favorita. Esta capacidad es la que le valió cierta notoriedad en las redes, y que la ayudó a contactarse con otras personas que sufren la misma o similares patologías.
Al igual que Funes, aquel memorable personaje de Borges, esta joven es capaz de recordar absolutamente todo lo que le pasó desde sus doce (sí, doce) días de vida. Su primer recuerdo la remite a su mamá acomodándola en la sillita del auto familiar, cuando todavía no habían pasado dos semanas desde su nacimiento. De ahí en adelante, Rebecca guarda en su memoria cada detalle de su vida: desde lo que le dijo a alguien en un día en particular hasta lo que comió en una fecha específica.
Para los que no pueden ni recordar dónde dejaron las llaves del auto al entrar a su casa, tener memoria absoluta pueda parecer una especie de superpoder, pero para Rebecca significa una condena que le trajo mucho sufrimiento: también recuerda todos los momentos dolorosos de su vida. Desde la vez que se cayó de un árbol a los tres años y se lastimó la rodilla hasta las cosas que le decían los compañeritos que le hacían bullying en la secundaria. Cada memoria le hace revivir el malestar que sintió en cada ocasión.
Además, Rebecca no puede mirar los noticieros porque implica guardar por siempre algunas imágenes y relatos muy poco felices y perturbadores. ¿Sus estrategias para alivianar el peso de los recuerdos constantes? Desde chica, para poder dormir, se pone a recitar capítulos enteros de cualquiera de los siete libros de Harry Potter, su saga literaria favorita. Esta capacidad es la que le valió cierta notoriedad en las redes, y que la ayudó a contactarse con otras personas que sufren la misma o similares patologías.