Nada escapa a la suba de precio y las peluquerías no son la excepción. El aumento que sufrieron en servicios e insumos se ve reflejado también en los precios que llegan al consumidor, aunque, aseguran, no en su totalidad. Los salones de belleza deben hacer hoy un fino equilibrio entre aumentar y ahuyentar clientes que ya están empobrecidos. Los raros peinados nuevos en la ciudad tienen costos y estrategias que tanto comerciantes como consumidores despliegan para poder acceder a ellos. 

Un corte para caballero puede ir de los 5 a los 15 mil pesos. Ahora si el interesado también quiere servicio de barbería el precio puede escalar hasta los 20 mil pesos. En el caso de las mujeres el abanico empieza en los 10 mil para llegar hasta los 30 mil pesos. La variedad de opciones es importante. En diálogo con Rosarioplus.com Enzo Sagasti, representante de la Cámara de Titulares de Salones de Peluquería y Afines de Rosario (CaTiSPAR) detalló qué hay detrás de precios tan variados. 

Sagasti, el también creador del salón de belleza Estilo Sagasti, aseguró que para entender la suba de precios es necesario entender a las peluquerías como a un hotel. “Uno puede ir a un hotel dos estrellas o a uno de cinco. En ambos va a encontrar una cama para dormir, pero la experiencia va a ser distinta. La calidad de los productos, lo acogedor del lugar, la calidad del servicio y la atención, todos son conceptos que están incluidos en el corte y que hacen al precio”. 

Sin embargo, algo afecta a todas por igual y es el importante aumento de precio. La que antes cobrara el corte 3 mil, hoy lo tiene que cobrar 6 mil. Salvo raras excepciones o salones detenidos en el tiempo, el aumento es generalizado como también la merma en los clientes.

La peluquería aumenta y la clientela despunta mañas y estrategias

El rubro se ve afectado por la suba de precios. Los servicios y el aumento en el precio de los alquileres son hoy los principales gastos que deben afrontar con mucha dificultad. “La luz, que es un servicio del cual nosotros hacemos mucho uso. Cualquier peluquería, por más chica que sea, cuenta con un par de secadores de pelo, de mano o de pie, y algunas planchitas. Esto hace que hoy ningún local esté pagando menos de 100 mil pesos de luz. Hay salones que alcanzan incluso los 300 mil pesos”, detalló. 

Otro importante aumento lo sufrieron en los productos. En este sentido detalló que un shampoo de peluquería no baja de los 25 mil pesos, pero puede llegar a los 70 mil. Un baño de crema puede alcanzar los 100 mil. Muy por arriba de lo que un consumidor puede encontrar en góndola ya que, según afirmó, “el shampoo más barato que tiene cualquier peluquería es más caro que el más caro del supermercado, y también de mejor calidad". 

“El principal problema con el que nos encontramos hoy es que no podemos trasladar todos esos costos al cliente porque este también está ajustado con los mismo aumentos. Así que el panorama es complejo”, detalló. 

La peluquería aumenta y la clientela despunta mañas y estrategias

Los usuarios frecuentes de peluquería, por su lado, despliegan estrategias ante los aumentos. Daniela, una mujer de 38 años, asegura que continúa yendo pero ahora lo hará con menos frecuencia. “Me hice un corte de fácil arreglo, con un color que es bastante cercano al mío para que me dure más. Además un tratamiento nutritivo para revitalizarlo y gasté en total 47 mil pesos", detalló. "Si antes venía cada dos meses, ahora espero no volver hasta dentro de tres o cuatro, lo máximo que aguante la peluca”, afirmó entre risas. Lo mismo Maximiliano, que de ir cada cada quince días ahora prefiere ir una vez al mes. Carlos en su lugar, decidió volver a la maquinita.

Otras optaron por cambiar de peluquería a unas más económicas, como Eugenia que eligió un salón menos coqueto pero que mantiene calidad. Y finalmente, y este es el punto que preocupa a los peluqueros, están también quienes eligen por hacerlo en casa. Estela, una jubilada muy pacata, asidua a los salones, este mes acepó por primera vez que sea su nieta quien la tiña. “Me quedó muy bien. Yo ya tenía una base del mes pasado hecha en la peluquería del barrio, pero ahora iré mes de por medio y luego que mi nieta o mi hija me emprolijen en casa, también mes de por medio. A ellas les pago con una buena comida y estamos todas contentas”, cerró. 

El consumo rosarino está en medio de una importante retracción. Aquellos productos y servicios que no son de primera necesidad son postergados por los consumidores. Los empresarios de salones de belleza lo saben y tratan de no aumentar más de lo que el bolsillo de los rosarinos pueda pagar. Por el momento, eso alcanza para sostener los espacios, habrá que ver hasta cuándo.