Cómo se vivió la primera noche de toma de facultades en la era Milei
En la Ciudad Universitaria, conocida popularmente como la Siberia, al caer la noche empezaron a llegar estudiantes de todas las facultades del predio, con bolsas de dormir y frazadas. El veto sigue generando efectos inesperados en el movimiento estudiantil organizado.
Empezó una semana álgida para la vida política estudiantil en la Argentina. Tras el veto del pasado miércoles a la Ley de Financiamiento Universitario, estudiantes se organizan a lo largo y a lo ancho del país para ponerle el freno a un ajuste que amenaza con llevarse puesto sus sueños. Los estudiantes de la Universidad Nacional de Rosario no son la excepción y este lunes, tras concurridas asambleas, profundizaron un plan de lucha que incluye clases públicas, asambleas y tomas.
El gobierno vive como una victoria el veto a la ley que garantizaba a las casas de altos estudios un presupuesto acorde a la inflación. Los estudiantes le responden con tomas de facultades, asambleas permanentes y una serie de actividades con las que se plantan contra la embestida oficialista. A veces, aún ganando se pierde analizaba el periodista Leo Ricciardino en este mismo medio. Con Rosario Plus tuvimos acceso a algunos establecimiento para ver cómo se vive la primer toma de facultades en la ciudad de Rosario durante la era Milei.
En la Ciudad Universitaria, conocida popularmente como la Siberia, al caer la noche empezaron a llegar estudiantes de todas las facultades del predio, con bolsas de dormir y frazadas. Muchos traían de más para sus compañeros que decidieron quedarse en las facultades y no pudieron volver a sus casas. “Traje unos acolchados y unas almohadas para sumar a la habitación improvisada”, contó una estudiante de psicología.
Verlos llegar en colectivo o traídos por sus padres, con sus mochilas y un espíritu festivo, conmovía. Cuando se le preguntó a un estudiante de la Facultad de Ciencia Política (Fcpolit) por qué todos estaban sonriendo afirmaron que “además de bolsas de dormir está la alegría de quien lucha por lo que quiere”. Eso es la alegría ¿no?
Desde las 20.30 en la Fcpolit empezó una transmisión en vivo. Con una computadora, unos micrófonos y una webcam que trajeron desde una radio popular. Los estudiante se entrevistaron entre sí, contaron lo que sucedía e invitaron a docentes y referentes de las agrupaciones que se encontraban en el lugar a hablar y contar su perspectiva sobre lo que sucedía. Hablar, contar, tomar la palabras para contarlo ellos.
Mientras esto sucedía, al mismo tiempo, otros estudiantes definían en qué aulas se dormiría, de qué modo, y en cuales se continuaría con actividades. Se organizaron cacerolas comunes y algunos llevaron su vianda. Empanadas, sandwichitos, frutas se compartían e intercambiaban según el gusto y las ganas de cada quien. “Hay que meter variedad, una nutrición variada es la base de una buena salud nos aseguran los compañeros de medicina”, aseguró un estudiante cuyo hermano en ese momento participaba de una asamblea en la Facultad de Ciencias Médicas.
También un cronograma de actividades llenó la agenda nocturna. Cine debate, grupos de estudio y clases abiertas. Mientras que en algunas aulas se improvisaron amplias habitaciones con frazadas, bolsas de dormir, colchonetas, en otras se armaron proyecciones, juegos de cartas y hasta algunos se animaron a entonar canciones.
Tampoco en el marco de la toma faltaron los controles. Pasadas las 22.30 horas un auto gris con efectivos de la policía federal llegó a la Ciudad Universitaria y tomó fotografías a las facultades de Psicología, Ciencia Política y Arquitectura, en donde se desarrollaban tomas. Los estudiantes también hicieron su registro de la acción.
“La universidad es pública, pueden acercarse y tomar las fotos que quieran. Nosotros estamos a derecho, haciendo una acción lícita y definida en una asamblea interclaustro”, manifestaron los estudiantes que se limitaron a poner al tanto a las autoridades de la UNR sobre la visita de las PFA.
Luego la jornada continuó con comida y música sonando desde algunos celulares. Pasadas las 12 lo estudiantes ya dormían y se turnaban en guardias para cuidar el establecimiento y estar seguros de que nadie de afuera entre. “Es también una responsabilidad para nosotros, la toma es cuidar nuestra casa en dónde transitamos gran parte de nuestros días”, expresó una de las estudiante en declaraciones a la prensa en la primera mañana.
A las 5.30 sonó una alarma que los despertó a todos de su sueño a medias y medios insomnes se despertaron todos a acomodar las aulas. Las habitaciones improvisadas volvieron a ser salones de clase y todo quedó listo para que las clases se desarrollen normalmente. Hoy se dictan clases, se toman parciales y hasta se gradúan estudiantes en las distintas facultades.