El año de Perotti, más fuego que calor
“El desdeño estatal se manifestó en la vista gorda policial pero también judicial y política, cuando no en la complicidad asentada en un pacto de gobernabilidad directo o indirecto con el delito”. Con esa frase asumió Omar Perotti y la misma se hizo carne en la política santafesina al cumplirse el primer año de su gobierno.
La causa del juego ilegal que salpicó a fiscales y ahora a políticos, consolida el escenario que nació hace un año cuando el rafaelino asumió en la Casa Gris. El vínculo de tensión con los senadores díscolos del PJ nunca terminó de saldarse ym ucho menos el sórdido enfrentamiento de vienen con el ministro de Seguridad, Marcelo Sain, quien no perdió el mínimo de confianza del gobernador en un año con cifras altas de homicidios, la salida del jefe de policía santafesina, y de cuatro de la unidad regional Rosario.
Reformular una provincia o despertar al gigante, como pretendía en campaña el gobernador, no le resultó sencillo. Fue un año complicado para la política en general por la crisis epidemiológica y económica. Fue un año con más fuego que calor, producto del desborde de nervios por todos lados y una cuarentena que mandó todo al freezer.
Perotti asumió en un escenario en el que el Frente Progresista deglutía su salida tras doce años de gobierno. Una década es mucho tiempo para los que se van y los que ingresan. Fue una oposición que le demandó y le subió la vara. Y para colmo el gobierno cargó con cuestionamientos por errores no forzados y falta de iniciativa.
Perotti gobierna con siete de 50 diputados y cinco de 19 senadores. En realidad hay seis senadores justicialistas más, pero en el debut la lealtad se esfumó. Aquella aprobación del Presupuesto 2020 elaborado de prepo por el saliente gobernador Miguel Lifschitz fue la demostración de cómo sería su año en cuanto a los vínculos con la oposición. Los senadores encabezados por Armando Traferri terminan de consolidar en ese texto el vínculo con el socialista, quien, a la vez, asumía la presidencia de Diputados.
Luego llegó el apagón de la burocracia en enero, las demandas de propios y extraños de mayor política fuera del palacio, la falta de despegue, la eterna disputa por las emergencias para minarse de recursos y el virus.
La pandemia le dio aire a Perotti y lo que muchos le reclamaban: gestión, previsión, objetivos. También resultados durante varios meses, y cuando el sistema estuvo al límite del colapso, pegó en el fleje y superó. Sin embargo, como a casi todas las administraciones de gobierno en este año, la buena imagen del comienzo terminó desgastada al ritmo de las restricciones y el cansancio de una cuarentena larga.
Sumó al vínculo con el presidente Alberto Fernández con un par de apariciones conjuntas desde Olivos por la cuestión epidemiológica. Logró protagonismo con la novela Vicentin y su idea de intervenir desde Santa Fe la empresa, y, así, darle una alternativa a Fernández y su encerrona de la expropiación. También lo respaldó con la nueva hidrovía que pretendía una sociedad del Estado con las provincias adentro, pero por el momento está a la deriva.
En el último tramo de la cuarentena hubo un freno entre ambos. Quizás haya sido aquel llamado de atención por la seguridad en Rosario de parte de Fernández en una presentación pública en el centro de aislamiento de la ex Rural. Los recursos prometidos por ese tema nunca fueron muy claros y los refuerzos federales fueron escuetos.
En cuanto a lo político, Perotti no se ha caracterizado por conducir el PJ, al contrario, se ha movido más bien con su mesa chica en la que hay poquísimas sillas, sin darle vuelo al Gabinete. De hecho, partieron dos ministros: Carlos Parola de Salud en plena pandemia, y Esteban Borgonovo, de Gobierno, en plena disputa por el Presupuesto. Todavía hay ruidos y dudas sobre las nuevas fichas.
El gobierno apuesta a renovar el Gabinete y, con el Presupuesto 2021 ya en el bolsillo, a encauzar un año del que, al menos los primeros meses, la pandemia no será condicionante. Pero el factor de las elecciones intermedias ya asomó y depende del propio Perotti si es una oportunidad o un sacrilegio. De movida, le restó este punto luego de sugerir la posibilidad de suplantar las Paso con un sistema de neolemas. Le trajo críticas cuando apenas emergía un boceto del tema.
La oportunidad para su gobierno estará en poder motorizar obras ya que los recursos ahora los tiene. Incluso la posibilidad de endeudarse por una friolera de dinero. El tema es que las obras grandes tardan al menos un año y las elecciones están a la vuelta de la esquina.
Perotti puede apostar a darle una visibilidad nacional a su figura, quizás ya lo haya intentado. Por lo pronto, tranqueras santafesinas adentro, tiene la ventaja que, más allá del fuego amigo, posee capacidad ejecutiva que le dieron los años en distintos cargos. El 2021 será su oportunidad para darle vuelo.