En plena fiesta nadie quiere ver los vasos rotos
El presidente Javier Milei está en su mejor momento. El establishment festeja y toma algunas copas, pero no invierte más que en títulos financieros. Hay vasos rotos al costado de la fiesta, pero nadie dice nada y el silencio es ensordecedor para las primeras víctimas de este modelo, que se sienten más solas que nunca.
El presidente Javier Milei está en su mejor momento. Embriagado de triunfalismo por la baja de la inflación, del riesgo país, por los dólares paralelos y el triunfo de Donald Trump; el gobierno profundiza su centralidad política. Somete a los gobernadores y a los legisladores de la oposición infliéndoles derrotas políticas a repetición. Desde la reversión del voto contra los vetos por la movilidad jubilatoria y el financiamiento universitario, la escena cambió para la administración libertaria que también logró hacerse de otro triunfo fundamental: La caída de la sesión que iba cambiar la reglas de los Decretos de Necesidad y Urgencia, y el mismo DNU que pide una dispensa para poder negociar deuda Argentina sin tener en cuenta los intereses del país.
El establishment festeja y toma algunas copas en la fiesta, pero no invierte más que en títulos financieros. La vaca sagrada energética tarda en engordar y hasta Paolo Rocca va perdiendo la paciencia a la espera de la explosión del negocio mientras ve cada vez más cerca la amenaza china sobre la competitividad de sus caños sin costura y el acero de Techint. Pero están ganando mucha plata con las nuevas reglas y por eso pagan 25 mil dólares la tarjeta de la Fundación Faro que recauda para la batalla cultural, y en realidad, para financiar la política de Milei. De algún lado deben salir los dólares para pagar la foto y la cena con Trump en Mar -a- Lago.
La política está de rodillas y sólo parece atinar a esperar que la mayoría de la gente empiece a abrir los ojos por ahora cegados por el espejismo. Por eso la chance de los gobernadores de la oposición amigable es escasa. Se acercan al bloque de Miguel Pichetto buscando asustar al Ejecutivo pero el presidente los vuelve a amenazar con levantar la mesa de negociaciones del presupuesto 2025; ahí donde los mandatarios provinciales medigan indignamente recuperar algo de los fondos arrebatados. Las respuestas han sido inverosímiles y muestran el estado de situación: Santa Fe fue a pedir que la dejen arreglar las rutas que debería mantener la nación y les respondieron que sí, pero quieren que la acción sea tomada a cuenta de las deudas. Le quieren pagar a la provincia con su propia plata. Nunca pasó en la historia. Mientras tanto, a los gobernadores peronistas les van comportando de a uno a sus diputados con discrecionales adelantos del tesoro.
El mayor éxito de Milei no es haber logrado convencer a la mayoría de una política ruinosa, sino mostrarles pruebas de que semejante paquete puede ser sustentable. Así lo compraron el FMI y los más grandes empresarios del país que ven los vasos rotos al costado de la fiesta pero no dicen nada porque nadie los escucharía. Lo mejor entonces es sacar provecho en el mientras tanto.
En ese silencio ensordecedor las primeras víctimas se sienten más solas que nunca. Esta semana, la consultora Scentia publicó que en octubre las ventas en supermercados de cadena y proximidad fueron 20,4% inferiores en volumen a las de un año atrás. La Encuesta Coyuntural del Observatorio Pyme, que preside Federico Poli y auspician el grupo Techint y la Universidad de Bologna, también arrojó números de catástrofe para el tercer trimestre. La producción se contrajo 13% interanual y fue el sexto trimestre de caída consecutiva. El derrape de la ocupación (7%) fue el mayor desde que empezó a medirse, en 2016. La economía real languidece.