No son buenas las noticias para la oposición y el presidente Javier Milei festeja. La usina de datos permanentes que reciben en La Rosada le dice que el gobierno logró revertir 5 de los 6 puntos de respaldo que había perdido entre agosto y septiembre. La confirmación parlamentaria de los vetos a la movilidad jubilatoria y al financiamiento de las universidades fueron la palanca de cambio.

Asados de por medio con radicales y peronistas con peluca, el presidente retomó el centro del ring después de unos duros 60 días en el rincón. Todos los gobernadores están por encima del presidente en imagen positiva en sus provincias, pero esos influjos no salen de sus comarcas. No tienen para enfrentarlo y son inanes los esfuerzos por negociar para arrancarle concesiones.

“Hablen con Guillermo (Francos)”, les repite a los colaboracionistas que lo molestan con reclamos mientras el Jefe de Gabinete prepara nuevos números de entretenimiento para los jefes provinciales. Y cuando está a punto de ceder en algo, aparece Santiago Caputo para recordarle quién lleva la correa del perro.

Los mercados no tienen opinión sobre jubilados y universidades pero sí leen la resistencia a las embestidas y los resultados que ésta genera. Milei volvió a convencerlos de que el superávit fiscal sobrevivirá y, sobre todo, de que la gente seguirá aguantando el brutal ajuste al que es sometida. También el FMI vio el panorama y hasta el ministro Luis Caputo se hizo fuerte en las negociaciones y desliza que pueden aguantar el 2025 sin nuevos desembolsos frescos de parte del organismo crediticio que espera, como el propio gobierno libertario, por el resultado de las reñidas elecciones de Estados Unidos.

El dato del Indec respecto de una recuperación salarial del 5,7% respecto de la inflación también influyó en las percepciones. Varias consultoras citadas por los diarios el fin de semana apuntaron que “el humor social y el consumo muestran leves signos de recuperación”, a partir de que se atenúa la expectativa de una crisis económica (de 56% en el primer trimestre pasó a 42% en el tercero) y se reactiva la capacidad de compra (del 56% que decía que estaba peor que en 2023 se pasó al 48%). Es obvio que la pobreza aumentó y el poder de compra sigue por el suelo. Pero ante ese panorama cualquier pequeño movimiento parece un logro.

Tras la pírrica victoria en el Congreso, pero victoria al fin, Milei volvió a las redes y al centro de la agenda con un menú que deleita a la clase media: El ataque sistemático a los empleados públicos. El show de la supresión de la Afip con recortes de sueldos millonarios de personal que ellos mismos habían nombrado, las coronas fúnebres y las flores en las puertas de distintas sedes del organismo recaudador, hicieron las delicias de muchos monotributistas que quizás creyeron que iban a dejar de pagar.

También le mostró los dientes a los diarios y medios digitales con la eliminación de las exenciones al IVA que había sido dispuesta en 2018 por un fallo de la Corte Suprema de Justicia. Y reforzó con los anuncios del ministro de demoliciones Federico Sturzenegger que lanzó una nueva cacería de agentes públicos intimando a 10 mil de ellos a iniciar sus trámites jubilatorios y otros tantos que tendrán que rendir exámenes; medida que dejaría a varios miles más afuera de sus empleos. La plaza pública aplaudía a rabiar con sólo imaginar las cabezas rodando de los estatales.

La batería se completó con las restricciones a los empleos hereditarios y la puesta en venta de 400 inmuebles del Estado. En venta en Rosario habrá lotes que suman 82 mil metros cuadrados en la privilegiada zona de Puerto Norte. Y los aplausos siguieron en la plaza.

Claro que después del dicho al hecho hay un trecho. Cuando se habla con los dirigentes sindicales afectados por sector indican que en la realidad no pasa lo que se anuncia. En la Afip no llegó un solo telegrama y la única reestructuración por el momento es el cambio de nombre. Dirigentes de ATE Capital aseguran que lo que dijo Sturzzenegger es imposible de cumplir pero por las dudas guardan silencio.

En Santa Fe se copian los métodos y por eso el gobernador Maximiliano Pullaro atropella a los estatales de todos los sectores. Algún ahorro tendrá como resultado pero los ataques parten de la percepción de que tienen respaldo del electorado. Nadie sale a defender a un maestro, a un empleado de la administración central y mucho menos a un judicial.

Dos cosas se juntan ahí: la percepción instalada de que en el Estado todos se rascan y cobran fortunas. Por eso mismo los que critican desean en el fondo estar en esos lugares defenestrados desde hace años. Pero la realidad es muy diferente y en la actividad pública se rascan casi los mismos que se rascan en la actividad privada. Y segundo, la mayor parte cobra sueldos que están muy por debajo de las percepción de la gente. Y la capacidad ociosa no es culpa de los empleados sino de la falta de conducción política de la administración.