Hay un hilo conductor directo entre el escandaloso ocultamiento de cinco millones de kilos de alimentos en los depósitos del Ministerio de Capital Humano y el discurso del Presidente sobre el riesgo a morir de hambre ante la no intervención del Estado. 

"¿Ustedes se creen que la gente es tan idiota que no va a poder decidir? Va a llegar un momento que se va a estar por morir de hambre y va a decidir para no morirse. No necesito que alguien intervenga para resolverme la externalidad del consumo porque alguien lo va a resolver", sostuvo Milei durante su exposición en la Universidad de Stanford.

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Todo un nuevo contractualista Milei, que reversiona a Hobbes y arma su propio Leviatán invertido, en el que desde el poder fogonea el Estado de naturaleza y advierte que no se morirán de hambre porque algo hará para no hacerlo. ¿Un rebusque? ¿Una lucha? Por suerte nadie preguntó a qué se refería concretamente. 

La relativización de la problemática del hambre, que sucede en en el país que preside con un 55% de pobres y de esos el 18% es indigente, suena alarmante porque aplica teoría económica y nada de tacto social. Decidir dejar que venzan alimentos sin repartirlos a la gente que no tiene para comer es una canallada.

La ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello sigue vivita y coleando. Eyectaron a su segundo, Pablo De la Torre como un cortafuego y lo adornaron de corrupto. La típica. Quizás haya habido un negocio espurio, pero huele a reacción fabricada. 

Con ese episodio materializó al máximo la negligencia y fibra de la gestión. Era repartir leche en polvo, no reformar la Constitución. Eso es vacío político, al igual que perder medio año en aprobar la ley Bases que era el núcleo de su plan.

El frente financiero que era lo único controlado empezó a sudar, la economía real asfixia, lo político se le resbala y hasta estalla en el Gabinete, es más, hasta con la salida de su amigo Nicolás Posse nada más y nada menos que el jefe de Gabinete. Claro que puede pasar aunque es raro todo junto en seis meses. 

Pero la observación de fondo es qué se hace al respecto. La idea de seguir adelante con orejeras puede servir en algunos casos para dejar atrás la tormenta, pero si la nube te sigue hay que cambiar de plan, y Milei no parece tenerlo. En ese punto es necesaria la política, no sólo para consensuar con los gobernadores una ley. Le falta una pata principal a la mesa: el rumbo.  

El presidente está desconectado, sigue su vocación de profeta por el mundo. Esta vez metió un pleno al ser recibido por los popes de la IT mundial, desde el dueño de Meta, Mark Zuckerberg; el CEO de Google, Sundar Pichai; el director ejecutivo de Apple, Timothy Cook, y el CEO de Open AI, Sam Altman.

Pero, ¿un pleno para qué? ¿Para alimentar su imagen personal de liberal y chicanear con “Fenómeno barrial” o para que desembarquen las inversiones tecnológicas en el país? Si así sucede, ¿habrá un RIGI a medida también de las IT como hizo para las mineras y petroleras?