Hace tres semanas atrás, cuando Javier Milei visitó la ciudad en el marco del acto por el Día de la Bandera, David Fernández, un joven de 32 años, se acercó hasta el Monumento para apoyar al presidente y hacer lo que venía haciendo desde hacía meses, repartir currículum contando brevemente su experiencia y esperando que la suerte le guiñe un ojo. Cuando vio las cámaras de RosarioPlus vio la oportunidad de darle más alcance a su búsqueda. Al día siguiente AFG, una empresa líder en diseño industrial se contactó con él y puso en marcha las instancias para su contratación. Desde principios de julio, David ya es empleado de una de las industrias de ingeniería e innovación más importantes del país. 

David estaba desempleado luego de que la empresa en la que trabajaba, fabricante de cocinas industriales, decida achicar personal ante la caída en las ventas. Sin trabajo y sin la posibilidad de alquilar una vivienda, estaba desde hacía semanas hospedado en el Refugio Municipal Grandoli. Cada noche, luego de ir a la Escuela Media Para Adultos (EMPA) para terminar sus estudios secundarios, se iba a dormir al refugio, para por las mañanas empreder otra vez la búsqueda laboral. Esto contó brevemente ante la cámara y lanzó una vez más una moneda al aire. 

Hoy lo recuerda y se emociona. “Estaba desesperado. Cuando me acerqué a ustedes ya había ido a todas las agencias de búsqueda laboral, había dejado currículum donde se imaginen. En todos lados. Paraba los camiones que veía que eran de industrias y les pedía que alcancen mi curriculum al área de recursos humanos”, cuenta y se le llenan los ojos de lágrimas. 

Del Instagram de rosarioplus

El jueves se publicó el video. David cuenta que muchos se contactaron para ofrecerle plata, pero él no aceptó. “Yo no quiero plata. Si yo a mi plata me la puedo ganar. Yo quería la oportunidad que hoy tengo de poder trabajar”, contó. Otros se contactaron para decirle que eso le pasaba por votar a Milei, y los más crueles hasta lo ilusionaron con una supuesta propuesta laboral para luego ‘boludearlo’.

Gabriel Fernández, dueño de la industria AFG, vio el video el mismo jueves y se puso en campaña. El viernes ya lo estaban contactando para darle esa oportunidad que David pedía en el video. “Me apuré a buscarlo, porque lo que más se necesita es gente que quiera trabajar y salir adelante. Pensé que iba a tener cientos de ofertas y que íbamos a competir sanamente por quien se lo quedaba, pero no fue así. Para mi sorpresa sólo tuvo un par de ofertas más", detalló. Los Fernández se juntaron y ahora además del apellido comparten el espacio de trabajo.

El joven que pidió trabajo en el Día de la Bandera es el nuevo empleado de AFG

AFG es una empresa de diseño industrial e innovación. Básicamente hace los robots que otras industrias necesitan. Por ejemplo, celdas automatizadas para las automotrices o almacenes inteligentes. Sus clientes son General Motors, Ford, Mercedes-Benz, Volskwagen, entre otros. Exportan y se presentan a licitaciones a escala internacional. 

“Cuando vi el lugar no lo podía creer”, asegura David que se incorporó al área de herrería, en soldadura, aprendiendo un poco más sobre lo que ya sabía hacer. Ya viste la ropa de la empresa con todos los elementos de protección para la tarea: delantal para evitar chispazos, lentes que protegen los ojos y tapones para los oídos que evitan el ruido de la maquinaria. Se lo ve contento y aún asustado ante el nuevo desafío. 

Gabriel lo incentiva: “Ojalá se perfeccione lo suficiente y de acá a cinco años emprenda su propio proyecto en herrería y sea proveedor nuestro y emplee él a su gente. Si lo que necesitamos son Pymes que den trabajo y agreguen valor". David lo escucha y se emociona.

El joven que pidió trabajo en el Día de la Bandera es el nuevo empleado de AFG

Gabriel es un empresario defensor del empleo y asegura que no es el costo del empleo lo que quita competitividad. “Nosotros somos más ingeniosos que ingenieros, nos gusta dar oportunidades y esta empresa creció con mucha gente que le puso mucha voluntad y que se fue formando aquí”, afirma.  AFG asumió un desafío con él: incorporarlo y formarlo, aún sabiendo las dificultades que puede tener un joven que se encuentra en una situación de vulnerabilidad. No los amilana, Gabriel está acostumbrado a los desafíos y la historia de David le recuerda un poco la suya propia. Con doce años se dedicaba a cortar el pasto en la plaza de su pueblo, decidió estudiar y hacer su propio camino “siempre para adelante”. “En las crisis hay que formarse, para luego dar el salto. Nosotros nos agachamos para después saltar más alto”, afirma. 

David, sabe que no la tiene fácil. Sigue viviendo en el refugio y cada mañana tras levantarse emprende camino a la empresa. No hay transporte público que llegue hasta el Parque Empresarial de Rosario. El colectivo lo deja a 20 cuadras que las hace caminando para llegar a trabajar y los compañeros a veces lo acercan a la parada. Él está contento y agradecido: “Los chicos del refugio se pusieron todos re contentos cuando les conté que quedé. Algunos quieren empezar el EMPA y terminar los estudios al ver como yo lo pude hacer”, cuenta. Su historia ya inspira a sus pares que ven caminos posibles por más difíciles que sean. Él, por su parte, ya piensa que con el primer sueldo podrá alquilar algo que le permita tener su espacio y luego quizás una bici que le facilite el tramo hasta el trabajo. Sabe que poco a poco las dificultades serán menores. Hoy tiene lo que quería: un trabajo.