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Por estos días se conoció la decisión del gobierno de Cantabria de abandonar el tradicional calendario de vacaciones escolares que tiene España, que tiene tres recesos en tres trimestres. ¿El cambio? En esa comunidad autónoma tendrán, ahora, una semana de vacaciones cada dos meses de clases.

Según explicó el Consejero de Educación cántabro, Ramón Ruiz, el cambio es de forma solamente: se mantienen las mismas jornadas lectivas de 175 días de clase pero se distribuyen de forma diferente, es decir en cinco bimestres.

Esta decisión colocó en agenda el debate acerca de los períodos de vacaciones y su funcionalidad. En diálogo con Rosarioplus.com, la pedagoga Carina Cabo reflexionó acerca de la modalidad y la posibilidad de repensar los recesos escolares en Argentina.

“Las vacaciones también responden a una cuestión climática. Los veranos en nuestro país son agobiantes y si dejásemos treinta días de vacaciones, para incorporar más semanas a lo largo del año, las clases empezarían en febrero que aún son épocas fuertes de calor”, analizó.

“Además, está la organización temporal de la sociedad. En Argentina las vacaciones son en enero y febrero, así que culturalmente sería un cambio difícil de realizar”, estimó.

De todos modos, Cabo consideró que “sería bueno pensar en una reorganización de las vacaciones de invierno ya que parecieran no tener sentido cuando los chicos tienen clases repartidas en bimestres o trimestres". ¿Una alternativa? "Plantear una semana de descanso cada dos meses”, arriesgó.

La especialista se animó incluso a proponer un posible esquema que no alteraría demasiado el ciclo lectivo en cuanto a días de clase pero que sí podría funcionar bien para estudiantes y docentes: “Podría haber 3 recesos: uno en abril sumando 2 días a la semana santa, otra en julio aprovechando el 9, y una en octubre aprovechando el 12. Incluso en Rosario se suma el feriado del 7 de octubre”.

“Más allá de las propuestas que se puedan hacer me parece interesante que el hecho de Cantabria haya abierto el debate para permitirnos pensar de una buena vez en lo más conveniente para la educación de los chicos. Pensar en qué ciudadanos queremos formar, y no poner en 1° fila la industria del turismo”, concluyó.