¿Adónde va la Legislatura?
Sin Miguel Lifschitz, la oposición adolece de liderazgos y espesor político. La consecuencia es la negativa frontal a tratar leyes de provecho para la ciudadanía.
El fallecimiento de Miguel Lifschitz no sólo fue un cimbronazo político a nivel electoral que es lo primero que se apunta por este funesto acontecimiento que constituyó un verdadero “cisne negro” para la política provincial. También puso a la Legislatura santafesina en un margen en el que se enredan los intereses sectoriales, las canonjías de cierta “nobleza” de Cámara y la ausencia de liderazgos concretos que terminan por ejercer una oposición de mucha más baja intensidad y calidad. Y esto se ve en la negativa permanente a tratar leyes que a todas luces beneficiarían directamente a la población. A esta altura, por ejemplo, que no haya ni siquiera voluntad de iniciar el debate en torno a la Ley de Conectividad y al paquete de medidas de Seguridad; es una muestra clara de lo que se expone.
A este escenario hay que agregarle el condimento electoral que hace que el ex ministro de Seguridad durante los cuatro años del gobierno anterior -Maximiliano Pullaro que se postula a senador nacional- delegue responsabilidades del área en quien fue su secretario, el actual diputado Juan Cruz Cándido que por ahora se ha limitado a expresar “no conocemos el plan de seguridad de Perotti” tras una exposición de casi cinco horas del actual ministro del área Jorge Lagna y cuando no se ha ni siquiera iniciado el debate en torno a las leyes de seguridad. Corpus que por ejemplo contiene una regulación nueva de la actividad policial que hoy se rige por normativas de 1954 y 1975.
Otro “liderazgo” que apareció en el recinto tras la desaparición física del presidente de esa corporación es el del diputado Fabián Bastía -otro hombre del NEO que conduce Pullaro- que tiene dedicación exclusiva desde la presidencia de la Comisión de Asuntos Constitucionales, para no dejar que se extinga la sobreactuada furia contra el ex ministro de Seguridad Marcelo Sain al que ahora quieren expulsar de la dirección del Organismo de Investigación del Ministerio Público de la Acusación. En ese tema se insumen horas y horas contestándole a la jueza laboral que dejó firme a Sain en su cargo y al Fiscal de Estado Rubén Weder. Ese minué lleva semanas y seguramente se extenderá lo que dure la campaña electoral.
Salvo excepciones que se cuentan en ambas Cámaras con los dedos de una mano, la agenda legislativa provincial pasa por ahora a miles de kilómetros de los intereses reales de la gente.
La Boleta Unica puso a los gobernadores en el aprieto de no contar con ese elemento de gobernabilidad que daba la Constitución de Santa Fe cuando otorgaba la mayoría de 28 diputados a quien consiguiera el sillón del Brigadier. Pero eso no impide el desarrollo de un plan de gobierno aunque sí demora eternamente las cosas y baja el perfil de una oposición argumentativa e inteligente. Al menos cuando había en la Cámara baja un auténtico jefe político se expresaba también un programa y se sabía por dónde pasaba el enfrentamiento. Hoy, dirigentes sin demasiada jerarquía y experiencia hacen lo que resulta más sencillo: Pisar la agenda tirando la pelota a las comisiones para un paseo interminable y perjudicial.