Baleó al policía Sanabria y a la noche siguiente mató usando a su novia como anzuelo
Prisión preventiva para Sebastián Coronel y su novia Nadin. En la audiencia se supo que pocas horas después de haber atacado al policía, el joven que fue detenido por subir fotos con armas a Instagram, planificó y ejecutó con su pareja un crimen en la esquina de Tucumán y Dorrego. Después de ese hecho, habían acordado irse a un hotel alojamiento.
Sebastián Coronel, joven de 23 años al que se le presume vinculación con la banda Los Monos, quedó imputado este lunes como presunto autor de la ráfaga de disparos que casi termina con la vida del oficial Gabriel Sanabria, el policía atacado en la madrugada del jueves 27 de mayo en la zona sur de Rosario, cuando realizaba un control vehicular. Pero además, fue acusado por la fiscal Gisela Paolicelli de haber cometido un crimen muy pocas horas después, en la noche del viernes 28, en la esquina de Tucumán y Dorrego. En este otro caso se encontró la participación junto a su novia Nadin Martínez y otro hombre, todo con una planificación previa y en un auto robado, lo que agravó la imputación. Estos dos hechos resonantes se ventilaron durante la audiencia que se realizó este lunes en el Centro de Justicia Penal, con detalles llamativos, como el de una cita sexual que terminó en emboscada o un teléfono olvidado en el Nissan que usaban los asesinos, con mensajes que revelaban el plan criminal.
Coronel había sido detenido la semana pasada por una brigada táctica del Ministerio de Seguridad, que integra fuerzas de élite de distintas áreas. Es el mismo equipo había logrado hace poco la captura de Claudio "Morocho" Mansilla, que se había mantenido prófugo por más de un año tras escapar de la cárcel de Piñero. En el caso de Coronel, la detención se dio después de haber observado durante varias horas los movimientos en una casa de Gallo al 1600. Allí, los investigadores sugirieron que funcionaría un punto de mayoreo de droga y era donde se había escondido el presunto autor de los disparos contra el oficial Sanabria.
La escena del ataque a Sanabria
En la imputación, la fiscal Paolicelli relató que minutos antes de los disparos contra el joven policía, en la madrugada del 27 de mayo, el Peugeot 206 gris había intentado evadir la presencia policial, emprendiendo fuga por Arijón hacia el oeste, e iniciándose una persecución. "Al llegar a la altura de Arijón al 400, el oficial Gabriel Sanabria se acerca con su motocicleta al lado izquierdo del vehículo Peugeot en movimiento, momento en el que el masculino que se encontraba sentado del lado del acompañante, saca los brazos por la ventanilla y dispara hacia la víctima, causándole graves heridas en el abdomen que pusieron en peligro su vida", planteó el acta.
El 206 gris desde el cual dispararon a Sanabria había sido robado un mes antes, hecho que se sumó hoy en la imputación de Paolicelli. En ese mismo vehículo, los atacantes se fugan enseguida y lo dejan abandonado a unas cuadras, en Hungría 49, también en la zona sur. Ahí todos los ocupantes bajan y escapan corriendo en distintas direcciones.
En los operativos posteriores, que incluyeron corridas por pasillos del barrio y gente escapando por los techos, caerían varios detenidos: Hugo "Picudito" G, de 17 años y Lucas "Cato" R, de 16, ambos puestos a disposición de un Juzgado de Menores. También Brian Brito y su pareja Mariana Meyer. En la casa de estos últimos se encontraron las armas usadas para el ataque. Luego, la investigación de Fiscalía detectó que esa noche había escapado de la policía el hijo de Meyer, que había sido el presunto autor de los disparos: Sebastián Coronel.
El joven, que permaneció prófugo por casi dos meses, habría estado actuando en el último tiempo bajo órdenes de Matías César, joven preso en Piñero e integrante de Los Monos. Detenido por los ataques al Poder Judicial de 2018, para quien Coronel habría reclutado "soldaditos".
El relato de los hechos, por el compañero de Sanabria
El oficial que acompañaba a Sanabria en el servicio esa noche relató los hechos ante la Justicia: "Teníamos servicio desde las 11 hasta las 2 de la mañana en Battle Ordoñez y Bv. Oroño, esquina del casino. Es un control que se realiza, identificaciones de vehículos, personas y motos. Llegamos a ese punto a eso de las 12 y a esa hora por ahí ya no pasaba más nadie, pedimos autorización para comer y en ese tiempo no llegamos a parar ningún vehículo ni identificar a nadie. Estábamos bien en la esquina, encargamos la comida en el carrito que estaba ahí y esperamos. En eso se hicieron las 2 de la mañana, 1.50 por ahí, el superior de servicios nuestro, Cristian Lipps, nos pidió la ubicación por frecuencia, se la dimos. Se acercó al lugar y nos hizo el recambio de batería en el equipo de comunicación. Ahí ya finalizaba nuestro servicio, nos quedamos ahí, nos dijo que comiéramos tranquilos que ya habíamos salido de un procedimiento y se retira porque estaba haciendo recambio a todas las dotaciones. A las 2.10 más o menos, salimos por Battle, dimos la vuelta a la rotonda y tomamos Battle Ordoñez al este, doblamos por Moreno hacia el sur a la altura de Khantuta vemos un Peugeot 206 color gris con 5 ocupantes en el interior. Ellos venían de frente desde el sur hacia el norte por Moreno, los cruzamos de frente, nos miramos, la mayoría con capucha en su interior. Era muy sospechoso, por donde viene ya se entiende que vienen de Las Flores, damos la vuelta y dejamos que nos pasen, que salgan ellos. Siguieron por Moreno y doblaron por Battle Ordoñez para el lado de Oroño, nosotros dejamos que doblen por Battle Ordoñez y recién ahí empezamos a seguirlos de atrás. Los dos ya nos habíamos dado cuenta que eran sospechosos, lo hacemos todo el tiempo, nos miramos con mi compañero, mi compañero marca con el dedo de abajo. Pegamos la vuelta por Moreno al norte, doblamos por Battle Ordoñez y los empezamos a seguir. El Peugeot dobló por Oroño hacia el norte y aceleró su marcha, se dio cuenta que los estábamos siguiendo, la idea era que no se dieran cuenta, pero se dieron cuenta. Por una cuestión estratégica, que siempre lo hacemos, yo doblé por calle Brandoni hacia el este, no recuerdo bien, creo que mi compañero Sanabria tomó por Cazadores también hacia el este, y el Peugeot tomó en contra mano por Madre Cabrini. La idea era, dividirnos uno de cada lado y encerrarlo, el auto llegó hasta Moreno y tomó hacia Arijon, y en ese momento por la frecuencia pedí apoyo y dije que se me daba a la fuga un Peugeot 206 con 5 ocupantes en su interior. Seguimos en persecución hasta Arijón y Salvat, yo de atrás iba ampliando, no sé que quiso hacer mi compañero que se puso al lado del auto, probablemente habrá querido ponerse al lado para pedirles que se tiren a un costado, y en ese momento cuando se acercó le efectuaron las detonaciones. Las detonaciones las efectuó el acompañante que sacó el cuerpo por sobre el vehículo y tiró hacia el lado donde estaba Sanabria".
Este mismo testigo pone en alerta al resto de la fuerza de lo que les había sucedido. El mensaje decía que era un "Código Rojo", porque había riesgo de vida. Y minutos después del ataque, las fuerzas policiales se desplegaron por el barrio para buscar a los atacantes de Sanabria. Al mismo tiempo, en una camioneta llevaban a la víctima al Hospital Roque Sáenz Peña, donde recibirían los primeros auxilios. Luego sería derivado al HECA.
Pocas horas después, otro delito y una cita fatal
El caso de Sanabria había sido noticia en la ciudad. Pero mientras todos los canales de noticias apostaban sus móviles en el HECA esperando la recuperación del joven oficial y se habían dado ya detenciones, Coronel siguió activo.
Había escapado de la policía y cambiado el chip de su teléfono. En ese marco, pactó para la noche del viernes -apenas dos días después de los tiros a Sanabria en barrio La Granada- un plan criminal: junto a su novia, saldrían con amigos cada uno por su lado, para después encontrarse con Ángel Ocampo, matarlo y luego irse a un motel. Ella sería el anzuelo para con la víctima. Ese hecho se consumaría y sería un nuevo episodio de fuerte presencia mediática: fue el asesinato de la esquina de Tucumán y Dorrego.
En la tarde, Nadín había conversado por WhatsApp con Ocampo y lo había convocado a encontrarse con ella. A las 4.30, ya madrugada del sábado 29, Sebastián y otro hombre que la investigación no pudo identificar, pasan a buscarla a ella en un Nissan que había sido robado dos semanas antes en Funes en una entradera -dato que les sumaría a los acusados un nuevo delito-.
En la imputativa, Fiscalía presentó además los chats entre Nadín con Ocampo y con Coronel, durante esa madrugada. A quien terminaría siendo asesinado, le decía que estaba con una amiga y le sugería que podían ir ambas a su encuentro. Ocampo se iba entusiasmando y además avisaba que le quedaba poca batería. Fantaseaba con un encuentro sexual en un hotel cercano a la Terminal, sin saber que sería ultimado. Mientras tanto, Coronel desde otra línea le decía a Nadín que después de "poner a su víctima" se iban a ir a un hotel a tomar champán. Él le prometía además que después de esa acción podrían casarse. Y ella le confesaba que quería "bajar un cambio". Eran horas muy agitadas.
Al rato, llegan a Tucumán y Dorrego, donde esperaba Ángel Ocampo y uno de los hombres –que iba en el asiento de atrás del acompañante del Nissan- dispara. A las 6.15 la víctima había muerto. Después del ataque, la pareja que fue imputada este lunes y el otro hombre se escaparon en el auto, pero a la vuelta chocaron con un taxi que cruzaron en la esquina de Catamarca y Moreno. Se bajan, dejaron el auto chocado para escapar a la carrera hacia el río.
La primera detención de Coronel
El 9 de junio, en barrio La Cerámica, personal del Comando se encontraba haciendo un patrullaje cuando ven una moto blanca que pasa a alta velocidad y la siguen, por calle Siripo en el cruce con Medrano. Cuando la alcanzan, quien la conducía tira la moto al piso e intenta meterse en una casa por calle Cafulcurá al 1400, entonces se sube a la terraza.
Desde ahí, intenta escapar de la policía, hasta que es detenido. Y en ese momento empieza a gritar: "No me peguen, no me hagan nada, yo no fui quien disparó al policía de zona sur, me están buscando porque ma acusan de eso".
En su mano derecha, según relató el suboficial que lo detuvo, ven un tatuaje con una calavera, tal como tenía quien estaba prófugo por el ataque a Sanabria. La moto no estaba a su nombre. Ese día, Coronel termina en la seccional 10ma y es requisado su celular: un Samsung A71 que también serviría como evidencia luego para la causa. Al día siguiente de la detención, igualmente sería liberado.
El chat hot y la promesa de casamiento, en el teléfono perdido
Ese choque con el taxi en plena escapada fue el error no forzado de los asesinos, el hilo del cual pudieron tirar los investigadores del MPA. Es que al salir corriendo, Nadin se olvidó el teléfono en el auto. Y allí estaban las conversaciones suyas con un contacto guardado como Flakito, a un número que se había activado el día anterior. A su vez, el mismo aparato tenía comunicaciones previas de WhatsApp con otro contacto guardado como Flako. En ambos casos se trataba de Sebastián Coronel, que había cambiado de línea tras el hecho del policía Sanabria.
El celular de Nadin también brindaría pistas sobre cómo había tendido una trampa a Ocampo, para un supuesto encuentro sexual en un motel. En audios de WhatsApp ella le dice a quien esa noche sería su víctima: “Qué onda con vos loco de mierda, que vas a hacer hoy? Avisame porque si no arreglo algo con mis amigas”. Ocampo responde: “Si te pinta y sino bueno todo bien, como a esa hora. Arreglá y nos vemos tipo 4, 5 que yo hoy tengo un cumple me voy a juntar con los pibes”.
Nadin avisa que ella se verá con amigas, pero que después seguro pueden ir a un motel: “Ah yo estoy acá también con una amiga, estamos viendo donde salir por eso vos, si no me enganchaba con vos, o después nos vemos por ahí. El Casas es el que está creo que a la vuelta de la Terminal, me parece. Y otro no sé, pero yo quiero con jacuzzi, con todo”.
Al mismo tiempo, Nadin se comunicaba con Coronel para avisarle que ya estaba pactada la cita criminal: “Yo arreglé que iba a estar en el hotel boludo con él. Ay me quedo más tranquila que vas a estar vos, porque a los otros no los conozco, ya veo que son capaz, ya veo que me pegan a mí”. Coronel le pregunta dónde quedaba el motel y ella le responde: “Hoy coronamos y te casas conmigo”. Y enseguida de la frase que mezclaba el amor con la épica sicaria, vuelve a la dinámica del asesinato que en pocas horas iban a consumar: “No sé, a ver ¿cómo querés hacer? El loco me va a llamar entre las 4, 5, las 6 a más tardar. Igual yo le voy a calentar la pava, pero... ¿cómo hacemos? Yo encima me voy a tener que ir en taxi con él y me van a tener que esperar. Si lo enganchamos, me enganchan a la entrada mejor, pero vos le vas a pegar ahí o lo vas a levantar? Planeamos bien, no me vas a pegar a mi boludo”.