Una histórica librería del centro rosarino baja las persianas por la crisis
La histórica librería Rayuela, ubicada en Corrientes 551, no pudo resistir al brutal ajuste del Gobierno nacional y cerrará sus puertas a partir de marzo.
La lectura a través de medios digitales, la crisis económica provocada por las medidas del macrismo y el cambio en la fisonomía del barrio tras la pandemia fueron algunos de los factores que arrinconaron al emblemático comercio de libros usados del centro rosarino. Finalmente, la motosierra del presidente Milei fue determinante en la subsistencia del negocio. "Este año fue el batacazo, la recesión fue terrible", lamentó Fátima, dueña de Rayuela, en diálogo con Rosario Plus.
"Después de la pandemia cambió el tránsito de la zona, antes la gente venía a hacer todos los trámites por acá y pasaba un rato por la librería", recordó la librera, al hacer referencia al moviemiento en la zona antes de la cuarentena.
En cuanto a la recesión del último año, Fátima afirmó: "La gente no está comprando libros, gasta el dinero para comer".
Además de la cuestión económica, la titular de Rayuela comentó que el cambio de hábito en la lectura repercutió en el rubro, ya que el consumo de revistas y cierto tipo de literatura en formato papel fue decayendo con los años. "En un momento, le empezamos a dar un giro más infantil a la librería, y nos había venido bien. Pero después vino la pandemia", comentó la librera.
Sortear la crisis del 2001 y seguir adelante
Rayuela abrió sus puertas el 25 de marzo de 1996, un día después de que sus dueños, Rubén y Fátima, concurrieran a la marcha por la Memoria, Verdad y Justicia. Desde sus orígenes, el comercio tuvo como objetivo convertir sus pasillos, estantes y anaqueles en un "lugar para debatir ideas".
"El concepto que teníamos era de una librería general, con la lectura, el aprendizaje y el conocimiento como valores", indicó Rubén, al destacar la variedad de contenidos que se pueden encontrar en el local.
Sobre el inicio del emprendimiento, el librero rememoró: “Cuando arrancamos, teníamos sólo los libros que nos quedaron de un negocio que había abierto en Garay 1015, a finales de los 80”. "Entonces, empecé a viajar a Buenos Aires para comprar libros y revistas a saldo", acotó.
Unos años después de la apertura de Rayuela, Rubén se asoció con Marcos Buchin (que ahora tiene Buchin Libros) para fundar Puerto Libro (Corrientes 857), donde sólo se venden ejemplares nuevos.
En pleno auge de las ventas de revistas y libros, la librería, como todos los comercios del país, se cocharon de frente con el corralito y la crisis del 2001.
"Diciembre de 2001 fue muy duro, cuando (el ministro de economía Domingo) Cavallo pone el corralito la venta bajó un 40% en una semana". Para ironizar sobre la situación que estaba viviendo el país, la librería puso en su tradicional cartel de la entrada un mensaje que decía: “No tenemos tarjeta de crédito ni débito, pero nos sobre dignidad”.
En cuanto a la recuperación financiera tras la salida de Fernando de la Rúa y los cambios en el Gobierno nacional, Rubén señaló: “Fue muy duro, pero enseguida volvió a funcionar económicamente. En invierno de 2002 ya habíamos levantado las ventas”.
Motosierra y caída
Según comentó Rubén, el comercio tuvo épocas de bonanza donde se vendían alrededor de 20 ejemplares diarios y las revistas eran las estrellas del sector. Pero esos buenos tiempos fueron decayendo en la última década, hasta llegar al batacazo final con la recesión del 2024.
“Pudimos sostener el negocio hasta ahora por nuestra experiencia, porque somos una referencia para los clientes. Nos recomiendan y vienen porque saben dónde estamos desde hace 28 años”, comentó Fátima, y agregó: “Vienen los padres con sus hijos y me cuentan que ellos venían acá de chico”.
En estas casi tres décadas, miles de rosarinos ingresaron al local de Corrientes 551 para comprar algún libro, entre ellos los reconocidos escritores Patricio Pron y Patricia Suárez.
"Acá viene mucha gente que te pide que le recomiendes un libro y después vuelve para agradecerte. Toda esas cosas son gratificante", expresó emocionada Fátima.
Por último, Rubén aclaró que no bajará los brazos a pesar del cierre y que se volverán a levantar como en otras ocasiones. “Sueño todas las noche en volver a poner una librería”, concluyó.