Sin términos medios
A seis días de las elecciones presidenciales que van a parir una nueva Argentina desde diciembre, los candidatos no sólo organizan sus cierres de campaña sino que juegan sus últimas fichas al todo o nada. La incertidumbre no puede ser calmada por las encuestas de última horaque lo único que hacen es levantar o bajar el humor de un sector de la ciudadanía que ya tiene su voto decidido. Y la verdad es que estos candidatos son los ideales para un terreno económico tan volátil y una distopía argentina a la vuelta de la esquina.
Sergio Massa no para de darle expectativas a Unidos por la Patria, una vez más acertó Cristina Kirchner: “Es un apostador, me gusta”, dijo en referencia a Massa cuando se estaba dando un baño de kirchnerismo explícito en el acto por la repatriación del avión que usaron los represores para tirar prisioneros vivos al Río de la Plata. Sólo hay que imaginar por qué rumbo andarían hoy las campañas de Daniel Scioli o Wado de Pedro.
Con sólo una porción del poder Massa hizo más que todo el gobierno entres años. Puesto contra la pared parece ser el lugar más cómodo del ex intendente de Tigre que decidió arrasar con las principales cuevas de la city porteña, enloquecido por la corrida que le generaron antes de las elecciones. Todos apuntaron a Javier Milei y el presidente hasta lo denunció públicamente, pero Massa empuñó el garrote y marcó un límite que nunca se había alcanzado.
Los anuncios que para muchos pueden resultar electoralistas pueden quedarse para el futuro: La desaparición del Impuesto a las Ganancias para los trabajadores y el compre sin IVA son sólo dos muestras de ese menú que también indigesta al Fondo Monetario Internacional.
Patricia Bullrich quiere entrar en el balotaje y por eso anunció el fin de semana que Horacio Rodríguez Larreta será su jefe de Gabinete si ella es presidenta. Así apunta a quedarse con el 11 por ciento delos votos que cosechó el Jefe de Gobierno porteño y da una señal al círculo rojo que se sigue preguntando “cómo es que esa mujer le ganó la interna”, después de ver su performance en los dos debates presidenciales.
Milei sigue arriba en la mayoría de los sondeos pero hasta él sabe que eso no le asegura nada por la cercanía que hay con Sergio Massa. El candidato libertario agotó su menú de calamidades y tiene poco para cortar con su motosierra en estos últimos días. Su fórmula “cuanto peor mejor” ya tocó el techo una vez que echó el bidón de nafta sobre el fuego cambiario.
Nadie sabe con certeza lo que va a pasar con los millones de votantes que no fueron a votar en las PASO. La mayoría más silenciosa de la que se tenga memoria.