Las palabras del ex presidente norteamericano Bill Clinton se reactualizan una y otra vez y se adaptan como un guante a los distintos contextos. “Es la economía, estúpido”, bramó el
experimentado dirigente demócrata como para marcar lo importante por sobre lo simbólico. Si bien el gobierno de Javier Milei ganó las elecciones y se encumbró con lo simbólico (iba a dolarizar y terminar con la casta política, responsable de todos los males del país), también fue votado para resolver lo económico. Lo sabe y por eso la inflación es su norte, pero el tiempo pasa y no puede dominar la micro a través de una macro que lo somete con la demanda permanente de dólares y las presiones devaluatorias de grupos que comparten su orientación política neoliberal. Pero la plata es otra cosa. Ya se lo dijeron de frente los directivos de la Sociedad Rural Argentina y el responsable de la Cámara Argentina de Comercio en la apertura del coqueto Consejo de las Américas.

La quimera de una mano de Donald Trump a través del FMI si es que gana las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre; queda demasiado lejos y no es para entusiasmarse tanto como ya avisó el principal asesor del millonario, Mauricio Claver-Carone. A Trump le está pasando lo mismo que empieza a pasarle a Milei: La gente se cansa
de tanto grito con pocos resultados.

Con una soja a 340 dólares por la mayor oferta del grano desde Estados
Unidos y la menor demanda de China, los exportadores argentinos están cada vez más lejos de entusiasmarse con liquidar divisas para que el Banco Central se las juegue en rondas diarias destinadas a frenar el alza del dólar que terminaría por impactar en los precios y dificultando aún más la compleja tarea de festejar 4 puntos mensuales de inflación, que sigue siendo de las más altas del mundo. Una cosa era suba de precios con crecimiento de empleo registrado y subsidios a los principales servicios y otra muy distinta es la suba de precios sobre un shock inflacionario que se produjo al principio, con destrucción de empleo y caída permanente de la actividad económica. 

“Es la economía, estúpido”; la mayor parte de la sociedad argentina no
es que no llega a fin de mes, el 15 ya se quedó sin dinero.

A la vez que empiezan a mostrar esta notable caída del entusiasmo, los consultores creen que el oscuro panorama amortigua incluso la bomba que explotó con las denuncias de violencia de género que hizo públicas Fabiola Yañez. El tema comenzó amenazando con el fin del peronismo y hoy se encuentra circunscripto al expresidente que ya estaba políticamente de salida.

Zuban, Córdoba & Asociados publicó una encuesta en la que el 60,5% de los consultados cree que el gobierno aprovecha este caso para no hablar de los problemas que tiene con la economía. También pone al descubierto que el 70% coincide en que machistas hay en todas las fuerzas políticas. Mientras que el 52% entendió que la cobertura que hicieron los medios del caso fue “irresponsable”. También, un 53,7% de los consultados se dio cuenta de que la justicia le da más importancia a la denuncia de Fabiola que al intento de asesinato de Cristina Kirchner. Un 89,2% se mostró en desacuerdo con la frase “votaba peronismo pero ahora por este escándalo de Alberto Fernández, voy a dejar de hacerlo”. Y un 64,4% coincidió en que Milei tiene discursos
violentos.

La mayor parte de los consultores de opinión pública coincidió ayer en distintos relevamientos hechos por los diarios en que lo de Alberto no sólo “está circunscrito a su persona” sino que además entienden que “va a durar muy poco tiempo” en la consideración de la gente.